Tiempos para aplicar orientaciones

El déficit previsto para 2013 obliga a la reducción de 5 millones en el gasto de personal de la RTVA.

Rueda de prensa de las productoras contra el cierre de Canal Sur 2.
Rueda de prensa de las productoras contra el cierre de Canal Sur 2.
F. A. Gallardo Sevilla

17 de marzo 2013 - 05:04

Es la hora de reflejar de verdad el convenio, de la "orientación de la programación en consonancia con las demandas, inquietudes y necesidades de los andaluces y las andaluzas", como expresa el planteamiento del acuerdo entre PSOE e IU. La Junta quiere otra Canal Sur en la pantalla, aunque no quiera movimientos sísmicos que tambaleen el proyecto de la tele autonómica como está sucediendo en comunidades autónomas como Madrid o Valencia, modelos políticos de los que intenta escapar a toda costa el gobierno de Griñán y Valderas.

Al dejar campo libre el hasta ahora director general, Pablo Carrasco, llegan tiempos para replantear las vertientes mediática y financiera de la RTVA aunque en verdad no haya mucho por donde revolucionar a fondo. La "orientación" ya empezó a materializarse hace año y medio, cuando se confirmó la magra transferencia anual de 122 millones (en 2009 habían sido de 60 millones más) y terminó confirmándose en octubre con la desaparición de Canal Sur 2. El coste de las producciones se redujo en un tercio y dejaban de elaborarse algunos de los espacios con menos audiencia buscando una parrilla unificada, comercial sin renunciar al servicio público y próximo, aumentando las horas de informativos y magacines generalistas. También el director general saliente se apretó el cinturón en un 43% de su sueldo, pero su cargo y el de otros 17 directivos cobran por encima del tope del presidente andaluz.

La crisis publicitaria, en descenso continuo desde hace cinco año, la competencia de una TDT sobredimensionada y controlada comercialmente por dos colosos, ha venido a avivar un déficit de 2012 que se ha aproximado a la cifra roja de los 40 millones de euros. Aunque Canal Sur haya remontado en audiencia (se aprovecha de la desbandada de espectadores de La 1 y es ahora tercera opción), donde no ha remontado es en la aritmética presupuestaria. Carrasco arroja la toalla reconociendo que pese a todos los ajustes de Personal, la reducción en encargos a productoras (llevando al paro a muchos de los 800 empleos que genera esta industria), las cifras no salen. Si no se reducen aún 5 millones de euros en el coste de la plantilla, 2013 terminará en números morados añadidos. Y cuando se tienen 1.600 trabajadores se exigen medidas severas, más incluso que medidas desesperadas. 138 millones de transferencia anual (los contemplados en el trienio del contrato programa) no son suficientes cuando la plantilla cuesta como mínimo 81 millones de euros (96 millones en 2008). Y llenar la parrilla, con todos sus avíos técnicos inclusive, cuesta 40 millones al año. La dirección provisional de Joaquín Durán deberá decidir cuánto se rebaja y de qué manera afectará a lo que se ofrezca al público.

En una "orientación" más obligada por la crisis que por las exigencias políticas, la programación va a seguir teniendo menos brillos en el prime time sin renunciar a la seducción al espectador más potencial (mayores de 60 años, entorno rural, pero dispuesto a ver más de 5 horas de tele al día). La báscula, el esfuerzo de una superación de unos andaluces con sobrepeso puestos a dieta, es tal vez el ejemplo de hacia dónde irá el Canal Sur del contrato programa, con un esqueleto de parrilla que parece reconocible en las franjas de mañana (tertulia y la solidaridad de Tiene arreglo), y de sobremesa y tarde (entre las noticias, Juan y Medio, Andalucía Directo y Cómetelo), sin posibilidades de grandes inversiones (series propias, galas de otros tiempos, fútbol). Más barato, ahora mismo, es improbable. Mejor y más interesante, aún se puede.

Y el lastre siguen siendo unas cuentas que no casan con un despliegue y un equipo pensado para épocas de medios más rudimentarios, menos competencia y menos exigencias. En la nueva era de la inmediatez y las redes sociales, una corporación audiovisual pública está llamada a reorientarse, a ser más útil, más presente, y sobre todo, a ser más creíble.

Entre las autonómicas, el modelo en el que podría compararse es Aragón TV, con unas cuotas muy parecidas en estos momentos, en torno al 11% en sus respectivas comunidades. Para un territorio mucho menos poblado y algo más pequeño, el gobierno aragonés aporta anualmente 45 millones para una parrilla gestionada en su mayor parte por productoras y una plantilla que apenas supera los 350 empleados. Aragón TV (su lema es, precisamente "la nuestra"), eso sí, nació hace siete años. En un contexto diferente, a la par que Cuatro y La Sexta, nada que ver con nuestra RTVA que en 1988 partió con 547 trabajadores y ya por entonces lucía un presupuesto que rondaba los 20.000 millones de pesetas anuales. Más de 3.000 millones de euros (medio billón de pesetas) nos ha costado a tocateja tener una televisión autonómica como las de vascos, catalanes y gallegos. Un invento del siglo pasado que ahora se encuentra en su mayor interrogante.

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