Menos andaluzas aceptan hacerse la mamografía después de la cita del SAS
El 21% de las andaluzas avisadas por el SAS no acuden a la prueba en 2024, una tasa en crecimiento desde 2020
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El de mama es el cáncer más común entre las mujeres. La investigación clínica ha concluido desde hace décadas de un modo mayoritario que la detección precoz del tumor mamario es una óptima herramienta para prevenir la consecuencia más indeseada, esto es, la diseminación metastásica de la neoplasia al resto del organismo. Sin embargo, teniendo en cuenta los datos más recientes, resulta llamativa la decreciente participación de las mujeres en el programa público de esta detección precoz. La tasa de las mujeres citadas por la Consejería de Salud que no acudió a hacerse la mamografía fue el 21% el año pasado, un porcentaje que ha ido aumentando a lo largo del último lustro.
La reciente crisis en la comunicación del cribado de cáncer de mama ha hecho aflorar numerosos datos sobre la detección precoz de los tres tipos de cáncer que lleva a cabo la administración autonómica de salud. El de mama es el pionero. En Andalucía, el programa de las mamografías dio inicio en 1995. La aceptación de las andaluzas a estas pruebas había sido un éxito. Cada vez eran más las mujeres que acudían a la cita que remitía el Servicio Andaluz de Salud (SAS). Esa atención a la llamada del SAS, no obstante, ha perdido fuelle desde 2020.
Los datos recogidos en este reportaje no están vinculados en ningún caso con las recientes denuncias de mujeres que habían permanecido en el limbo a la espera de una comunicación sobre las pruebas no concluyentes. Aquí, en este texto, se ofrece la realidad de la población que voluntariamente ha decidido quedarse ajena al control y a la vigilancia del sistema andaluz de salud.
Por extraño que parezca, no todas las mujeres que tienen a su disposición los recursos tecnológicos y humanos del SAS, acuden a hacerse la mamografía programada. Los responsables del programa del cribado de cáncer denominan como porcentaje de participación a la población que, habiendo sido llamada a la cita bienal, asiste efectivamente a la sesión con el mamógrafo. Pero sucede algo llamativo: esa cifra ha ido disminuyendo desde 2020, año en que participó la mayor proporción de mujeres. Aquel año, el 13,8% de las mujeres se negaron a hacerse la mamografía pública, ese mismo 13,8% fue el porcentaje que la rechazó en 2021, el 19,4% se negó en 2022, el 20,5% lo hizo en 2023 y el 21,2% en 2024.
Estos números los analiza el informe de evaluación de la Estrategia de Cáncer en Andalucía publicado el pasado diciembre, un texto que establece además un número de acciones y de objetivos relacionados con el programa de detección precoz. Entre los objetivos destacan para 2025 alcanzar el 80% de participación, un parámetro que se ha incumplido en los dos años precedentes, y, por otro lado, ampliar la cobertura de la población citada: si desde noviembre de 2024 se había fijado el cribado desde los 50 a los 71 años, el objetivo marcado para 2025 fue incrementar el programa hasta los 74 años. La realidad es que la administración sanitaria aún no ha procedido a realizar el cribado a las mujeres con más edad.
Un nuevo tipo de mamógrafos para las más jóvenes
La Consejería de Salud contempló ya el año pasado sumar al programa de cribado a mujeres más jóvenes. Lo explica el informe señalado, que firma la Dirección de Salud Pública y Ordenación Farmacéutica. En noviembre de 2024, el Hospital Reina Sofía de Córdoba comenzó el cribado para las mujeres de 49 años. En enero, según informa el texto, se debió haber añadido esa población femenina en todas las provincias andaluzas. “Posteriormente”, dice literalmente el informe de evaluación de la Consejería, “se incorporarán a este cribado todas las mujeres comprendidas entre los 45 y 49 años”.
Hay una circunstancia técnica que está determinando el desarrollo del programa de cribado en la población joven. La herramienta tecnológica tiene que ser diferente. Según la Consejería de Salud, las mamografías deben estar realizadas por máquinas especiales, mamógrafos dotados con tomosíntesis que proporcionan resultados con una mayor resolución. Estos aparatos “aportan mejoras en el diagnóstico en este rango etario”, señala la Consejería de Salud refiriéndose a la población con menos de 50 años. Es por ello por lo que la administración está embarcada en la compra de 30 mamógrafos de este género. La previsión era además la formación de más de 150 radiólogos del SAS en este tipo de máquinas antes de que finalizara 2024.
Aunque los programas de cribado de cáncer de mama cuentan con un elevado consenso clínico, también han sido objeto de controversia entre ciertos especialistas de salud pública y de epidemiología. Una de las objeciones es la efectividad. En este punto es dable mencionar un dato incluido en el documento de la estrategia del cáncer.
En 2023, el programa de cribado de la Consejería de Salud registró 1.182 personas con un tumor. Sin embargo, el total de diagnósticos de cáncer de mama fue aquel año de 8.660 mujeres en la región, de lo que resulta una alta cantidad de diagnósticos al margen del programa de cribado. El dato del año anterior fue semejante: hubo un total de 7.161 andaluzas con cáncer de mama, en tanto que el programa del cribado del SAS registró apenas 963 tumores, de modo que más del 86% de las mujeres diagnosticadas con cáncer no lo fueron en el programa de detección precoz. Es un asunto en estudio.
El 65% de participación en el cribado de cérvix para 2029 es el objetivo
Además del cribado de cáncer de mama, hay un segundo tipo de programa para detectar los tumores en el sistema público de salud en España que está dirigido exclusivamente a las mujeres. Es el cribado de cáncer de cérvix o de cuello de útero. El programa comenzó el verano de 2024. La implantación de este programa se está completando desde entonces de una manera progresiva, por franjas de edad y en tramos de cinco años. El último informe de evaluación de la Estrategia de Cáncer de Andalucía señala que el programa empezó por los tramos de los extremos –25-29 años y 60-65 años–, mientras que el resto de las franjas de edad se irá incorporando paulatinamente para “garantizar la cobertura de todas las andaluzas de 25-65 años”.
El objetivo de la Consejería de Salud contempla alcanzar una participación del 65% antes del 1 de julio de 2029. A principio de septiembre del pasado año, con el programa aún en su estado inicial, los distritos sanitarios de Atención Primaria habían invitado a 10.696 mujeres. Fueron citadas 950 de las que 451 se habían realizado la toma de la correspondiente muestra.
Las pruebas para el cáncer de colon siguen por debajo del objetivo
La Estrategia de Cáncer en Andalucía aprobada en 2021, revisada y evaluada después de cumplir los tres años de vigencia, estableció el objetivo de una participación del 60% de la población con cita para el cribado de cáncer de colon. La respuesta de la población sigue siendo insuficiente. El informe de evaluación de la estrategia se publicó en diciembre y los resultados continúan siendo poco significativos. En 2022, sólo tres de cada diez personas invitadas por el Servicio Andaluz de Salud (SAS) llevaron las muestras de heces para el correspondiente análisis. El dato de 2023 fue levemente superior: participaron en el programa cuatro de cada diez andaluces. Esa proporción, sin embargo, apenas ha variado en 2024.
La Junta de Andalucía anunció la semana pasada un plan para potenciar los programas de cribado de cáncer. No es el primero. En el caso del de colon ya hubo un refuerzo específico en 2019. En febrero de aquel año se aprobó un gasto de 10 millones de euros para reforzar el programa de cribado, una partida destinada para potenciar el programa durante dos años. Los resultados, aunque levemente mejores, siguen estando lejos de ese 60% de participación que establece un indicador consensuado por la comunidad médica.
Uno de cada diez cánceres diagnosticados es de colon. El localizado en la última zona del intestino grueso es un tumor que puede curarse en el 90% de los casos, recuerdan las guías clínicas que maneja la administración sanitaria, siempre y cuando se detecten en fases precoces o en forma de lesiones previas al carácter maligno. La detección precoz, concluye la mayor parte de los estudios, disminuye la mortalidad a corto plazo entre un 30% y un 35%. Ésa es la razón por la que la Unión Europea recomendó en 2014 a los Estados miembro los cribados a la población con un riesgo medio, es decir, a las personas de entre 50 y 69 años, sean hombres o mujeres.
En Andalucía, como en el resto de las comunidades autónomas, las personas de entre 50 y 69 años que no tienen antecedentes familiares o personales, son avisadas por el sistema público de salud cada dos años. Estas personas tienen la opción de llevar al médico una muestra de heces, de cuyo análisis se detecta la presencia de sangre. En el caso de que la prueba salga positiva, el sistema de salud llama a la persona para someterse a una colonoscopia para confirmar o descartar la posible señal tumoral.
La voluntariedad de las pruebas no está alcanzando por el momento unos resultados para concluir una revisión adecuada de la población. Por eso los responsables de los cribados ven fundamental las campañas de información y concienciación. Esas campañas se sugieren en la Estrategia de Cáncer de 2021 y también lo fue en el plan de cribado de cáncer de 2019.
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