Descubren un monumento ibero único vinculado al solsticio en Jaén

Arqueólogos de la Universidad de Jaén han localizado en El Fontanar (Jódar) un conjunto pétreo que representa una hierogamia ritual asociada a los ciclos solares

Hallan un abecedario que podría ser tartésico en una tablilla de pizarra del yacimiento de Casas del Turuñuelo

Imagen del monumento petreo del El Fontanar en Jódar / Instituto Universitario de Investigación en Arqueología Ibérica

Un equipo de expertos en arqueología ibera de la Universidad de Jaén ha realizado un hallazgo excepcional en el yacimiento de El Fontanar, ubicado en la localidad jienense de Jódar. Se trata de un monumento pétreo de grandes dimensiones que representa una hierogamia ritual, un fenómeno único en la cultura ibera hasta la fecha. Este descubrimiento, publicado recientemente en la revista científica Complutumen, refuerza los estudios sobre la mitología ibera relacionada con la arqueología solar y astral, aportando nuevas evidencias sobre las prácticas rituales de esta civilización.

El conjunto arqueológico está compuesto por dos unidades principales. Por un lado, una imponente piedra vertical de 5,3 metros con forma apuntada en su parte superior, apoyada sobre dos piedras cilíndricas de menor tamaño. Por otro lado, un abrigo rocoso de 6,8 metros de altura que representa simbólicamente el órgano genital femenino, con una estructura triangular que evoca la forma del útero. Los investigadores han constatado que, durante el solsticio de invierno, el sol proyecta la sombra del elemento fálico hacia la cavidad femenina representada en la cueva, escenificando un ritual de fecundación cósmica.

El profesor Arturo Ruiz, referente internacional en el estudio de la cultura ibera y participante en esta investigación, explica que "se trata de un ritual que tiene lugar durante el solsticio de invierno y que recrea físicamente la metáfora de una hierogamia, un encuentro sexual, mítico y mágico, de un héroe solar y una diosa de la fecundidad, frecuente en el mundo antiguo mediterráneo". Este hallazgo permite a los arqueólogos reconstruir el ciclo ritual completo que se desarrollaba en este enclave durante los siglos V-IV a.C.

La importancia arqueológica del descubrimiento de El Fontanar

El estudio ha sido publicado en un número especial de la revista Complutumen dedicado a Teresa Chapa, catedrática de Prehistoria de la Universidad Complutense y arqueóloga que participó en importantes excavaciones de la zona como la necrópolis de Castellones de Ceal y El Pajarillo. El equipo investigador cuenta con la participación de reconocidos especialistas como Arturo Ruiz, Manuel Molinos y Miguel Ángel Lechuga, arqueólogos expertos en cultura ibera, junto al descubridor del yacimiento, Miguel Yanes, y el arqueastrónomo César Esteban.

Según detallan los expertos, este enclave arqueológico funcionaba como un calendario astronómico que marcaba los momentos clave del ciclo mítico representado. La disposición de los elementos pétreos y su relación con determinados fenómenos astronómicos permiten reconstruir con precisión las ceremonias rituales que se celebraban en este lugar hace más de 2.400 años. El monumento representa una sofisticada integración entre arquitectura, astronomía y mitología que no tiene precedentes conocidos en la cultura ibera.

El profesor Ruiz, galardonado con la Medalla de Oro de las Bellas Artes, ha explicado que el ritual completo se desarrollaba a lo largo de varios meses, comenzando en agosto con el orto heliaco de Sirio (estrella que representaba a la diosa), momento en que se producía la llamada al héroe. En noviembre, coincidiendo con el ocaso acrónico de la constelación de Orión, se representaba el descenso del héroe al inframundo (catabasis), mientras que en el solsticio de invierno tenía lugar su resurrección (egersis). El ciclo culminaba en el equinoccio de primavera con la hierogamia o unión sexual entre el héroe, ya convertido en semidiós, y la diosa.

La arqueoastronomía en el mundo ibero

Este descubrimiento pone de relieve la importancia de la arqueoastronomía para comprender aspectos fundamentales de la religiosidad y cosmovisión de los pueblos antiguos. En el caso de la cultura ibera, que se desarrolló principalmente entre los siglos VI y I a.C. en el este y sur de la península ibérica, los estudios habían identificado ya algunas conexiones entre monumentos y observaciones astronómicas, pero nunca antes se había encontrado un conjunto tan completo y explícito como el de El Fontanar.

Los expertos señalan que esta hierogamia ritual representada en piedra constituye una evidencia material de creencias religiosas que hasta ahora solo se habían intuido a través de la iconografía en cerámicas, esculturas y otros elementos arqueológicos. El hallazgo supone un importante avance para entender cómo las sociedades iberas integraban los ciclos celestes en sus prácticas religiosas y legitimaban su organización social mediante referencias a fenómenos astronómicos.

El Instituto Universitario de Investigación en Arqueología Ibérica de la Universidad de Jaén, fundado en 1998, ha sido pionero en el estudio sistemático de esta cultura y continúa aportando descubrimientos relevantes que enriquecen la comprensión del pasado prerromano de la península. La provincia de Jaén, con una extraordinaria concentración de yacimientos iberos, se confirma como uno de los territorios más importantes para el estudio de esta civilización.

¿Cómo interpretaban los iberos los fenómenos astronómicos?

Los pueblos iberos desarrollaron un complejo sistema de creencias en el que los fenómenos astronómicos jugaban un papel fundamental. El sol, la luna y determinadas estrellas y constelaciones eran considerados manifestaciones divinas que influían directamente en la vida terrenal. El ciclo solar anual marcaba no solo las actividades agrícolas sino también los rituales religiosos y las celebraciones comunitarias.

En el caso específico del monumento de El Fontanar, los investigadores han podido determinar que los iberos identificaban el solsticio de invierno como un momento crítico del ciclo anual, cuando las fuerzas regeneradoras del sol necesitaban ser activadas mediante rituales específicos. La hierogamia o unión sexual simbólica entre el principio masculino solar y el femenino telúrico representaba la garantía de fertilidad y renovación para el año venidero.

Este hallazgo confirma además las conexiones culturales del mundo ibero con otras civilizaciones mediterráneas contemporáneas, como la griega o la fenicia, que también desarrollaron mitos de hierogamia vinculados a los ciclos astronómicos. Sin embargo, lo excepcional del monumento de El Fontanar es que materializa de forma explícita este concepto mitológico mediante elementos arquitectónicos y su interacción con los fenómenos solares, algo sin paralelos conocidos en el ámbito peninsular.

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