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Elecciones municipales y europeas en Andalucía

El bipartidismo conservador de las alcaldías

  • Después de sus cien días gloriosos, el Gobierno andaluz no ha generado entusiasmo

Francisco de la Torre y Elías Bendodo, en una reunión del PP de Málaga.

Francisco de la Torre y Elías Bendodo, en una reunión del PP de Málaga. / Javier Albiñana

1. Gobierno por accidente

Después de sus cien días gloriosos –esos cien días en los que, según sus propagandistas más descarados, el gabinete del cambio ha hecho más por Andalucía que el PSOE en cuatro décadas– no hay ninguna señal de confianza hacia el Gobierno andaluz. El Tripartito de las derechas, o el Bipartito apoyado en la extrema derecha si se prefiere así, perdió en esos cien días todo el margen ganado entonces.

La secuencia resulta reveladora. En las autonómicas del 2-D, la derecha (49,4%) derrotó a la izquierda (43%) con más de seis puntos de margen; y en las generales, la izquierda (48,4%) recuperó ese espacio logrando igualar a la derecha (48,3%). Ahora, en las europeas, la izquierda arrasa (52,1%) con el equivalente a una mayoría absoluta sobre una derecha muy rebajada (37,9%).

No se trata de defender la validez metodológica de la secuencia, pero hay dos conclusiones: el Gobierno andaluz no ha generado entusiasmo; y el 2-D fue el resultado de una anomalía en la que resultó determinante la desmovilización del sanchismo descontento con Susana Díaz.

El calendario, ese fatídico calendario para la presidenta que eligió fecha, hizo presidente a Moreno Bonilla. La literatura de sus propagandistas ofrece una idea distorsionada: aquel no fue un Gobierno del cambio, aunque pueda llegar a serlo, sino un Gobierno por accidente. Sencillamente aquel día de diciembre les tocó la lotería.

2. Los alcaldes del bipartidismo

La diferencia entre el PSOE y el PP en las elecciones municipales refleja el ciclo dominante de los socialistas, pero bastante matizado. En las europeas, con circunscripción única, el PSOE (40,5%) le saca casi veinte puntos al PP (22,2%). En cambio, en las municipales, esa ventaja se reduce a diez puntos, con un PSOE menos sólido (36,9%) y un PP reforzado (26,8%).

Pero además hay una abrumadora tendencia a las alcaldías del viejo bipartidismo, y eso parece algo más que nostalgia. De hecho, no sólo resulta espectacular la caída de Podemos e IU sobre todo en aventuras aisladas. Ciudadanos apenas alcanza el 10% en Granada, con cotas bajísimas, y Vox únicamente pasa del 5% en Almería, y en varias provincias apenas pasa del 1%.

La fuerza municipal del PP en un ciclo débil seguramente no tiene una explicación simple; pero al menos se intuyen dos factores: el calendario, puesto que la cercanía del 28-A ha provocado un repliegue hacia la marca PP como referencia tradicional de la derecha tras ver el fracaso de la aventura de Vox, y el paternalismo que se manifiesta en la tendencia, típicamente conservadora, a mantener a los alcaldes en el poder.

Espadas en Sevilla, Kichi en Cádiz o De la Torre en Málaga, como tantos otros, evidencian incluyo apoyos transversales. En Málaga, a De la Torre se le sigue votando por sus éxitos del pasado. El plus del alcalde es poderoso. En Estepona, con récord en una gran localidad, se ha premiado al alcalde con un 70% mientras que allí el PP obtenía en las europeas sólo un 35%. Las municiales son diferentes.

3. Fin de la tregua con el susanismo

Se da una paradoja singular: la secuencia del voto socialista revitalizado en Andalucía no ha reforzado al socialismo andaluz. Por el contrario, reaparece la sombra de la liquidación. Tras el semestre estresante de elecciones en que no convenían guerras civiles, parece que se acaba la tregua. La tesis es simple: ella perdió el poder, y el sanchismo ha ganado.

Así lo ha expresado, sin ambages, Francisco Toscano, alcalde de Dos Hermanas, que ejerce de portavoz extraoficial de los humores del sanchismo. El viaje urgente de Susana Díaz para verse fuera de agenda con Pedro Sánchez antes de que éste saliera hacia París pinta feo. Algo así no encaja en la versión oficial de la normalidad.

¿Ha ido Susana Díaz a ofrecer su cabeza a cambio de que el susanismo no sea laminado y los suyos conserven diputaciones y baronías convenientemente rendidos al sanchismo? ¿O Susana Díaz ha ido a pedir clemencia para ella, y rendir definitivamente las armas? Ya sea la hipótesis noble o la hipótesis del naufragio, todo apunta a que susanismo está virtualmente liquidado, tras los excelentes resultados –sí, es la ironía– del PSOE andaluz de nuevo arraigado en la cota de 1,5 millones de votos.

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