EL TIEMPO
La lluvia regresa este fin de semana a Sevilla

Las 21 horas de la juez estrella

Supera el caso Urdangarín: cinco días de declaración y 30 personas sin dormir

J.m.

25 de abril 2012 - 07:09

Por si alguien tenía alguna duda, la magistrada Mercedes Alaya demostró este fin de semana que es una auténtica juez estrella, con todas sus virtudes pero también con todos sus defectos. Entre las primeras destaca precisamente su labor para esclarecer el despilfarro de los fondos públicos en la investigación judicial de los ERE por la que ya hay tres personas encarceladas. Entre los defectos se encuentra el maratoniano y tortuoso interrogatorio al que ha sometido durante cuatro días al ex consejero de Empleo de la Junta Antonio Fernández, con una cansina recta final de 21 horas que se vivió de diferentes modos en el juzgado de Instrucción número 6 de Sevilla. Antonio Fernández entró a las 10:15 del lunes y abandonó los juzgados pasadas las siete de la mañana del martes, con destino a la cárcel de Morón de la Frontera. Entre su llegada al juzgado y el momento en el que Alaya le entregó personalmente el auto de prisión, en el que se limitó a comunicarle su decisión diciéndole que había resuelto que fuera a la cárcel "a la vista de su declaración y de sus alegaciones", pasó casi un día que dejó muchas vivencias para el imputado, los 16 abogados defensores que decidieron acompañar al letrado de Fernández, en un gesto que algunos interpretan como de solidaridad, los dos fiscales Anticorrupción, los abogados de las acusaciones particulares y los 14 periodistas que cubrían la comparecencia.

La jornada coincidía con la noche del pescaíto inaugural de la Feria de Abril, pero el ambiente no estaba para mucha fiesta tras la petición de ingreso en prisión por parte de la Fiscalía Anticorrupción. Durante la comparecencia para la adopción de medidas cautelares, el abogado del ex alto cargo, Alfonso Martínez del Hoyo, realizó un alegato de más de dos horas que sus compañeros de la defensa calificaron de brillante y en el que, a grandes rasgos, se oponía al ingreso en prisión negando el riesgo de fuga y argumentando que su cliente había colaborado en todo momento con la juez. Sobre la una de la madrugada, la juez Mercedes Alaya, que varias horas antes había tenido que realizar una pausa al sentirse indispuesta -el cansancio hizo mella en todos, incluido la juez-, se retiró a redactar un auto de prisión que, como acostumbra, resultó voluminoso. El de ayer tenía 77 folios.

Fue a partir de esa hora, ya entrada la madrugada, cuando la situación comenzó a tornarse insoportable. En los dos casos anteriores en los que la juez envió a prisión al ex director de Trabajo Francisco Javier Guerrero, y su antiguo chófer, el futuro de estos imputados se conoció sobre las 02:00, pero en este caso esa decisión se prolongó hasta el alba, para sorpresa de los abogados y martirio del imputado. Antonio Fernández aguantó el tipo con dignidad y elegancia, a pesar de que era consciente de que era bastante probable que esa noche no pudiera regresar a su casa, como confesó a los periodistas. Una bolsa de viaje que le había traído una compañera de despacho de su abogado, anticipaban su destino, como la presencia desde bien temprano de dos agentes de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, que colabora como Policía Judicial con Alaya.

A las 3:45, Antonio Fernández y su abogado continuaban paseando, tranquilos, de un lado a otro por los pasillos de los juzgados. Los paseos se alternaban con períodos de descanso en los incómodos banquillos de madera de los juzgados.

Otros abogados se unían en conversaciones, por lo general triviales para no aumentar aún más el cansancio, con las que trataban de que pasaran los minutos. Los periodistas se entretenían con las redes sociales, twiteando la escena, habida cuenta de que en sus respectivos medios ya no quedaban compañeros a los que mandar novedades, y la magistrada estrella fue trending topic en los tramos de la noche con menos usuarios en la red. Nadie había cenado aún, a la espera de la resolución de Alaya porque, si bien la petición de la Fiscalía Anticorrupción era contundente, algunos aún confiaban en que se pudiera adoptar una medida menos severa.

Cuando a las 4:00 secretario judicial comunicó que habría que "tener paciencia" -la juez estaba muy cansada e iba muy lenta en la elaboración del auto- algunos abogados se preguntaron si no era suficiente el tiempo transcurrido desde que llegaron al juzgado el día anterior.

Las críticas a la magistrada por la prolongación de la interminable sesión no se ocultaban, puesto que algunos letrados apuntaban a que la instructora podría haber decidido cortar la declaración antes de que se celebrara la vista de medidas cautelares y continuar con la misma al día siguiente, sobre todo porque la declaración de Fernández se había iniciado el pasado viernes y había continuado durante todo el fin de semana. También se preguntan por qué no señaló las declaraciones de lunes a viernes y sin necesidad de que éstas se convirtieran en nocturnas. Este maratón judicial no tiene antecedentes en la crónica penal de Sevilla, una ciudad acostumbrada a casos de gran calado y expectación mediática, y tampoco a nivel nacional.

El que hizo negocio fue el puesto ambulante que se colocó cerca de los juzgados del Prado de San Sebastián, con motivo de la Feria, y al que acudieron los abogados y los informadores sobre las seis de la mañana para buscar algo con lo que reemplazar la ausente cena.

La juez Mercedes Alaya hizo su aparición estelar en la sala de vistas a las 06:45, casi seis horas después de que se retirara a redactar el auto. Su decisión no variaba de lo que prácticamente se intuía desde el primer momento. Antonio Fernández iba a prisión. Y la juez estrella tiene un nuevo récord que no supera ni el caso Urdangarín: cinco días seguidos de declaración y más de 30 personas sin dormir por su culpa. Su actuación le ha hecho perder popularidad, al menos entre los letrados y los periodistas.

14 Comentarios

Ver los Comentarios

También te puede interesar

Lo último