El movimiento ‘consumerista’

Antonio Fuentes

Las organizaciones de defensa de los consumidores están en auge. No es que se produzcan mayores abusos; es que éstos están más publicitados y crecen las alertas de advertencia. El mes de diciembre dio prueba de ello: la ley antitabaco o la huelga de los controladores aéreos elevaron las quejas de los consumidores ante estas organizaciones en proporciones nunca vistas en la historia. Facua-Consumidores en Acción, por ejemplo, superó en diciembre las mil apariciones en los medios de comunicación, cifra inédita en sus 30 años de historia. La organización nacida en Sevilla en 1981 y que ha crecido hasta expandirse a más de 20 provincias de España fue una de las más activas y protagonizó algunas de las acciones con mayor repercusión mediática. Las acciones contra una pulsera ‘milagrosa’ fue una de ellas. A rasgos generales, se desenmascararon más productos ‘milagro’, o se consiguió sentencia favorable para uno de los casos que en 2003 expandió el movimiento de defensa de los consumidores, el caso Opening, en el que estaban afectados un buen número de andaluces. Pero fueron más las sombras que las luces en un año difícil. La subida de las tarifas de la luz, el caos provocado por los controladores aéreos o el endurecimiento de las condiciones de las hipotecas fueron las más quejas más destacadas llegadas a las oficinas de defensa de los consumidores. Aunque la incertidumbre cada año es conocer qué sector sigue a la telefonía móvil como principal lamento de los usuarios. Las quejas contra las compañías telefónicas monopolizan el ‘trending topic’ de los consumidores por algunas tarifas abusivas o penalizaciones en los contratos. La telefonía móvil e internet provocaron durante 2010 tres de cada cuatro reclamaciones. La crisis también incidió en el movimiento consumerista. Entre los principales sectores reclamados figuraron los servicios bancarios o los asuntos relacionados con los seguros y planes de pensiones, que acompañaron a otros más tradicionales por su conflictividad como los viajes organizados, la administración pública o la compra de televisiones. Las rebajas, como cada año, también tuvieron su cuota de protagonismo. Todo ello cuando las organizaciones de consumidores presentes en Andalucía han reprochado al presidente andaluz que, desde que asumió el mandato en 2009, no se haya reunido ni una sola vez con estas asociaciones para iniciar un camino de interlocución. Las organizaciones lamentaron además que Griñán delegase las competencias autonómicas sobre consumo en la Consejería de Salud. Algunos de los defensores de los consumidores estimaron que Gobernación puede ser el departamento idóneo por su cercanía a los ayuntamientos y otros reclamaron Presidencia por el carácter transversal de su cometido. Sea como fuere, el movimiento consumerista aprovechó 2010 para hacerse notar en los medios de comunicación y aventurar el que puede ser el desafío futuro: internet y las redes sociales. Buena prueba de ello fue la lucha que en los últimos meses mantuvieron contra la Ley Sinde de descargas gratuitas de internet.