Andalucía

El mundo perdido de Fonelas

  • Hace dos millones de años, el actual semidesierto de Guadix albergaba un ecosistema en el que pululaba la vida animal

Corría el año 2000. Gilberto Martínez, un labriego de Fonelas, en la Hoya de Guadix (más en concreto, el valle del río Fardes) fue el primero en darse cuenta de que en aquel barranco había algo. Algún tiempo después, un arqueólogo, José Antonio Riquelme, visitó la zona, recogió algunos restos en la superficie de las laderas y le enseñó los fósiles al geólogo Alfonso Arribas. En 2001 se iniciaban las excavaciones de lo que acaba de confirmarse como uno de los yacimientos paleontológicos más relevantes del planeta. Estaba aflorando el mundo perdido de Fonelas P-1, nombre técnico del yacimiento. Una historia de dos millones de años que ya está dando mucho que hablar a la comunidad científica internacional. Los últimos datos acaban de publicarse en la revista PLoS ONE, en un artículo en el que Arribas, del Instituto Geológico Minero de España, comparte firma con otros ocho investigadores de este centro científico, de las universidades de Granada, Alicante, Barcelona y Murcia y del Instituto de Ciencias de la Tierra de Barcelona.

Lo que convierte a este yacimiento en un tesoro paleontológico es, entre otras razones, la conservación de restos, en un mismo contexto estratigráfico, de 32 especies de mamíferos. Algunas de ellas, desconocidas hasta ahora. Especies autóctonas y especies procedentes de Asia y África, fenómeno que abre nuevas posibilidades a las explicaciones sobre las grandes dispersiones transcontinentales de las diferentes especies animales; entre ellas, la humana.

Después de años de trabajo, lo que era un objetivo se ha convertido en un logro: plantear ante la comunidad científica un nuevo y único evento de dispersión de especies entre continentes que, según precisa Arribas, "permite explicar sucesos paleobiológicos contemporáneos sobre la vida de los animales de los que quedaron restos fosilizados en el yacimiento de Fonelas P-1 y, también, posteriores".

"La geología cuenta historias maravillosas, que están escritas en el paisaje actual. Fonelas -explica Arribas- nos habla de que lo que hoy es un semidesierto, hace dos millones de años estaba ocupado por una llanura irregular, con un gran río de cauce serpenteante, con numerosos afluentes laterales y amplias zonas encharcadas, al estilo de las Tablas de Daimiel en sus buenos momentos. En este paisaje se desarrolló aquella espectacular asociación de mamíferos".

No sólo habla el paisaje; la misma vida animal en el ambiente de Fonelas en la transición del Plioceno al Pleistoceno también cuenta su historia. "Jirafas y jabalíes de río deambulando por el bosque galería mientras un dientes de sable emboscado se prepara para caer sobre la grupa de algún ejemplar. Pero las hienas, siempre las hienas -relata Arribas-, hienas gigantes de rostro corto, son las protagonistas. Campeando por el gran valle fluvial, concentrando en su comedero parte de los cadáveres que se encuentran en el camino diario". Así nace el yacimiento de Fonelas: un comedero de hienas. "Estos animales no seleccionan, carroñean cadáveres de todo tipo". Un gusto gastronómico poco selecto que resulta ser una bendición para la diversidad paleontológica del yacimiento granadino.

Hienas, ciervos, jabalíes, antílopes... ¿Y los primates? Arribas no considera descabellado barajar la idea de que los carroñeros arrastrasen al comedero algún fragmento de cadáver humano. "¿Por qué no pensar en ello -se pregunta este geólogo-, si ya sabemos que ha aparecido un cráneo de cabra montés, trasladado allí desde las cercanas montañas por las hienas?". Pero este especialista, aunque no descarte esa posibilidad como reflexión científca, es cauto: "Son necesarias muchas más excavaciones y la apertura de muchos de los nuevos yacimientos localizados hasta el momento, algunos de ellos dentro de la cuenca donde está Fonelas P-1, pero en la base de las montañas cercanas".

Además de la investigación de la vida animal a partir de los restos óseos, los científicos que estudian la comarca de Guadix trabajan también en la reconstrucción del paisaje y del clima. "Hemos buscado polen fósil, pero no lo hemos encontrado", dice Arribas. Una tesis doctoral iniciada en julio se centrará en investigar los registros vegetales de diferentes yacimientos, y, a través de mediciones de rastros isotópicos, los científicos intentarán disponer de información sobre la pluviosidad y las temperaturas de la región hace dos millones de años. "A día de hoy sí sabemos que los inviernos no tuvieron temperaturas extremas y también podemos asegurar que el régimen de lluvias fue intenso en la zona", explica Arribas. Algo que cualquier agricultor actual de la zona, un semidesierto de badlands donde avanza implacable la erosión, firmaría sin dudar.

El Proyecto Fonelas no es, no pretende ser, una investigación cerrada, sólo comprensible desde el interior de la comunidad científica y académica. Está abierta a la sociedad. Arribas, para quien el yacimiento es un desafío profesional y, también, "un sueño", habla ya de iniciar un proyecto que ayude a poner en valor los hallazgos y su interpretación. "Estamos hablando de una estación paleontológica en la que la investigación permanente nutra de contenidos distintas infraestructuras de divulgación para visitantes y de contenido docente especializado". Arribas está convencido de que el proyecto, además de viable, es necesario. "Sólo existe un lugar en Europa donde se pueda generar, con fondos públicos y privados, una infraestructura de campo como la que planteamos nosotros. Ese lugar único, repleto de historias únicas sobre la evolución del planeta, es Fonelas P-1".

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios