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Andalucía

"¿Por qué no puedo ir al colegio?"

  • Los conflictos laborales vuelven a pasar factura a la imagen de Jerez tras la pasada huelga de la limpieza en los colegios públicos que afectó a 14.000 alumnos · Los paros sólo están aplazados hasta el día 2

¿Se imagina una clase llena de tierra por el suelo, con polvo en los pupitres, con una papelera a rebosar de basura y hasta moscas revoloteando por los restos de comida? ¿Y si en esa aula hay niños de 3 años? Sí, difícil de creer, pero éste ha sido el escenario educativo en el que durante hasta ocho días los alumnos de Jerez han pasado las horas de clase.

La plantilla de la concesionaria de limpieza de colegios públicos y dependencias municipales Respuestas Auxiliares decidió el pasado 15 de octubre iniciar una huelga indefinida para reclamar el salario de las dos últimas nóminas. Los continuos impagos del Ayuntamiento a la empresa, y de la empresa a las trabajadoras, han provocado que raro sea el mes, sobre todo desde hace dos años, en el que las casi 200 limpiadoras no convoquen paros, concentraciones, cortes de tráfico y hasta bloqueos en los accesos a las delegaciones municipales e incluso al Consistorio.

Con la escoba en el rincón y los guantes en el bolsillo, quien se ha ido haciendo fuerte en el conflicto no ha sido otra que la plantilla, empleadas que, con sueldos que no llegan a los 800 euros, han visto cómo el dinero que en principio no iba a llegar en meses, ha aparecido en días. Pero hagamos memoria...

Ya en 2005 las limpiadoras comenzaron a amenazar con ir a la huelga al no cobrar una nómina. El comité explicaba así los motivos de la protesta: "Ni nos han pagado este mes, ni hay, al parecer, intención de pagarnos mientras que el Ayuntamiento no pague lo que debe a Limasa", anterior concesionaria que permaneció en la ciudad hasta el pasado mes de marzo, tomando el relevo Respuestas Auxiliares. Desde este primer aviso, el colectivo siempre ha tenido guardado bajo la manga esta carta para reivindicar el plato de comida en su mesa.

Aunque en la mayoría de las ocasiones el salario llegaba in extremis para evitar los paros, en otras, los alumnos de los 47 colegios públicos han sido testigos y afectados de una huelga que ha acumulado basura hasta decir basta.

En 2009 Limasa quiso dar un golpe sobre la mesa y anunció su marcha por la deuda municipal de 7,8 millones de euros. Pero continuó. En 2010, la deuda ascendió a los 9 millones, al mismo tiempo que se intensificaron las protestas. "El curso empezará bastante inestable y calentito; esta situación no la hemos vivido nunca, esto es de vergüenza", apuntó en agosto de ese año la presidenta del comité, Inmaculada Barea.

Así fue. Comenzó el nuevo curso y las reivindicaciones también se matricularon. El 4 de enero de 2011 las trabajadoras se encerraron en el Ayuntamiento y siete días después, ocuparon la oficina del grupo municipal del PSOE (partido que gobernaba en el Consistorio jerezano). Antes de acabar el mes, la plantilla convocó una nueva huelga de dos días y sólo un día después de ese anuncio, la ex alcaldesa socialista Pilar Sánchez anunció una reunión con el comité "para dar una solución definitiva". Las palabras se las llevó el viento...

La historia se ha repetido una y otra vez. Marzo de 2011, anuncian huelga; abril, se encierran en el Consistorio; en julio convocan una manifestación bajo el lema Por el salario de las concesionarias municipales y de nuevo, se encierran en el Ayuntamiento tras un forcejeo con la Policía Local. Y llegó noviembre con nuevos paros en el servicio. Se convocó el día 15 y el tiempo corría a favor de las trabajadoras. El 20 de noviembre había elecciones generales y todos sabían que el Ayuntamiento no iba a permitir que los colegios se abrieran el domingo con tanta suciedad acumulada. Cobraron y desconvocaron. Para las elecciones, los centros educativos estuvieron limpios como una patena.

Esta última huelga marcó la diferencia. A partir de aquí no sólo se movilizaron las empleadas, sino que los padres de los más de 14.000 alumnos afectados por la falta de limpieza también salieron a la calle. Las asociaciones de Madres y Padres de Alumnos (Ampas) empezaron a organizar concentraciones diarias, sacaron pancartas, convocaron a los medios de comunicación y convirtieron a los niños en los verdaderos protagonistas de estas protestas. Jerez comenzó a despuntar a nivel nacional como la ciudad del caos.

En marzo se convocó la cuarta huelga del curso escolar, en siete meses cuatro convocatorias de paros. En esta ocasión, ya eran tres nóminas las que se debía a la plantilla y el Ayuntamiento había aumentado su deuda con la empresa hasta los 12 millones de euros. La Consejería de Salud comenzó a realizar inspecciones en los centros escolares y hasta once colegios cerraron sus puertas ante la insalubridad de las instalaciones. La Junta le tiró los trastos al Ayuntamiento (PP) y al revés. Un continuo intercambio del conocido y tú más que cansó a padres y trabajadoras.

La huelga que ha llevado a Jerez a ser noticia en radios, televisiones y periódicos nacionales ha dañado (aún más si cabe) la imagen de Jerez, mostrando una ciudad sin ley en la que los niños han abierto los libros con bolsas de basura junto a sus abrigos. Llamativa por tanto ha sido que la Administración andaluza siguiera el conflicto desde el sillón, ya que ni la propia delegada provincial de Educación, Cristina Saucedo, ha venido para comprobar los efectos de la huelga.

Con sólo una limpiadora por colegio, en Jerez por faltar ha faltado hasta la lejía, limpiando los pocos servicios mínimos decretados sólo con agua. Así que el resultado era de esperar. 233 aulas cerradas en una veintena de colegios de Jerez, dejando a más de 7.000 alumnos sin clases. Los números estremecen y una masiva concentración de los padres ante el Ayuntamiento fue la puntilla para que después de ocho intensas jornadas de huelga llegara el dinero. Con cacerolas, tambores de colores en las manos y pancartas en las que se podía leer "queremos ir al cole", los propios niños, alumnos menores de 11 años, pusieron voz y rostro al drama de la limpieza.

Esta ciudad, cuna del flamenco, del vino y del caballo, ya no es conocida por este triángulo de prestigio. Jerez ha pasado a ser el ejemplo de la ciudad perdida, ahogada en las deudas y sólo noticia por los continuos conflictos laborales de los que se ha hecho eco hasta la televisión francesa.

Por ahora, la huelga de las limpiadoras sólo está aplazada hasta el día 2 y la empresa, como hizo en su momento Limasa, ya ha anunciado que quiere dejar el servicio. ¿La historia se vuelve a repetir?

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