La resurrección del cultivo del arroz ya es un hecho
El sector comienza la siembra tras un año en blanco al comenzar a recibir agua de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir
Se prevé que la facturación ronde los 480 millones tras ser inexistente el año pasado y se vendan 220.000 toneladas
Isla Mayor recupera la alegría tras las lluvias por las expectativas de volver a sembrar arroz
La resurrección del sector del arroz ya es un hecho. El pasado 30 de mayo -con un mes de retraso respecto a lo que es habitual- comenzó la siembra en las márgenes derecha e izquierda del Guadalquivir tras comenzar los agricultores a recibir la ansiada agua de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG). A lo largo de la campaña, recibirán 264 hectómetros cúbicos, más o menos el 66% de la dotación concesional, la que les corresponde en una situación de normalidad hidrológica.
Según explica Eduardo Vera, gerente de la Federación de Arroceros de Sevilla (provincia que concentra la práctica totalidad de la superficie), se sembrarán unas 24.000 de las 36.500 hectáreas destinadas al cultivo, dos tercios del total.
El clima es de optimismo, sobre todo teniendo en cuenta de dónde se viene. El año pasado se sembraron literalmente cero hectáreas, ya que la CHG restringió al mínimo la dotación de agua. En 2022 solo se pudo cubrir el 30% de la superficie y en 2021 el 50%. Por tanto, estamos ante el mejor año desde 2020, cuando la dotación fue del 100%.
Vera recuerda que, pese al subidón que vivirá el sector este año, la situación sigue siendo de sequía, con restricciones.
El reto: administrar muy bien el agua
El gerente de la federación de arroceros asegura que el objetivo es "administrar muy bien el agua y no desperdiciar ni una gota para aprovechar al máximo la superficie". En la siembra se está combinando el tractor con avionetas, ya que hay determinadas zonas en las que si se entra por tierra el firme se puede deteriorar.
Aunque hay felicidad, el regreso a la actividad no esta siendo fácil. Cuesta trabajo encontrar a técnicos de campo, que emigraron a otras zonas ante la crisis del sector; y hace falta volver a poner en marcha talleres y bares que cerraron por la falta de actividad. En definitiva, el sector necesita recuperar el tejido asociado tras unos años en el que los pueblos que dependen del arroz han perdido negocios y también población, y solo la pesca del cangrejo rojo ha permitido amortiguar el drama.
Una inyección económica muy importante
El regreso del cultivo supondrá una inyección económica en toda la zona, que comprende municipios como Isla Mayor, La Puebla del Río, Aznalcázar, Los Palacios y Villafranca y hasta Dos Hermanas y Utrera. Se puede cuantificar, ya que en 2020 la Universidad de Sevilla publicó un estudio del impacto económico y social de la actividad económica del arroz, dirigido por el catedrático de Análisis Económico y Economía Política José Ignacio Castillo.
El estudio cuantificaba en 729 millones las ventas anuales del sector en un año normal y en 5.037 los puestos de trabajo indefinidos generados, a los que hay que añadir 300.000 jornales. En su gran mayoría, la plantilla fija estuvo el año pasado con expedientes de regulación temporal de empleo (ERTE) y ahora podrá volver a una cierta normalidad.
Si se extrapolan los resultados del estudio a la perspectiva de esta campaña, la facturación rondará los 480 millones, que es lo que corresponde con una siembra del 66% de la superficie. Y ello sin contar toda la actividad económica indirecta que produciría en la zona la comercialización del producto.
El reto de recuperar mercados perdidos
Este, precisamente, es uno de los retos, afirma Eduardo Vera, ya que hay mercados que se han perdido. El objetivo, ahora, es recuperarlos, para lo que se contará con la ayuda del gigante Ebro Foods a través de su división arrocera Herba. Pero también hay cooperativas y empresas con marca propia que tendrán trabajo extra en la venta.
Continuando con la extrapolación se deben producir unas 220.000 toneladas de producto (son 330.000 con todas las sembrado), que será, seguro, de calidad, ya que el sector lleva años practicando la producción integrada, una forma de trabajar cercana a la ecológica que reduce al mínimo el uso de fertilizantes y fitosanitarios. El gerente de la federación de arroceros calcula que la recolección tendrá lugar en torno a octubre o noviembre.
Vera, para finalizar, insiste: lo fundamental es el agua, ahora y en el futuro. "No es lo mismo que no llueva nada desde ahora y haga 40-42 grados que que llueva y haga menos calor; refresca el campo y limpia mucho. Pero lo importante es que tenemos que recuperar los embalses. La sequía no ha pasado", avisa Vera.
El proyecto de modernización avanza
Mientras, el ansiado proyecto de modernización del cultivo –que busca llevar agua dulce a la zona para evitar la salinización– avanza, aunque habrá que esperar años aún para su materialización. Está a punto de iniciarse la obra de la cabecera del Canal del Bajo Guadalquivir, con una inversión de 34,5 millones, que beneficiará no solo al cultivo del arroz sino a otros de la zona. Y están en proceso de licitación la redacción de cinco proyectos para llevar agua al arroz específicamente a través del canal.
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