"A mí me parece muy de Sol, muy de Madrid y muy de España". Es Marta, una universitaria a la que se le ocurre el lema mientras contempla el cartel de Tío Pepe, que ha vuelto al kilómetro cero de la capital de España. La Puerta del Sol amaneció ayer con una decena de periodistas recopilando las opiniones de los viandantes sobre la vuelta del popular luminoso a un edificio de la emblemática plaza.

Con su sombrero rojo y su guitarra ya restaurados,el icono del llamado "sol de Andalucía embotellado" regresó la medianoche de ayer a coronar la Puerta del Sol. Ha habido mudanza: vivió durante mucho tiempo en el número 1 y a partir de ahora lo hará en el 11. Tío Pepe ha recibido aplausos, pero también críticas.

Entre los conocidos muñecos, las estatuas humanas, los compradores de oro y algún que otro aficionado del Atleti y del Chelsea -preparados para el partido que sus equipos disputarían horas más tarde- algunos curiosos levantaban la mirada hacia el cartel. Para la amiga de Marta, por ejemplo, ya es "como de la familia", por lo que le parecía "muy raro" que no estuviese desde hace tres años. "Y no molesta", agregó para defenderlo contra las críticas.

Dolores, una señora con un broche con la bandera republicana en la chaqueta, reivindicó que deberían haberlo instalado en su anterior ubicación, en el número 1 de la Puerta del Sol. "¿Qué pasa? ¿Que el del nuevo edificio pedía menos dinero?", comentó indignada, antes de incidir en que, si de verdad era un emblema, debería seguir siéndolo en su edificio original. Y para Jacobo, madrileño de 50 años, "este gasto superfluo se llama despilfarrar". A su lado, dos viandantes se hacían un selfie con el Tío Pepe recortándose en el cielo de Madrid.