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Andaluzas 22M

El PP dejaría pasar a Susana

  • Moreno subraya que "actuará en consecuencia" si la lista más votada es el PSOE. Anguita anima a IU a pactar con Podemos una vez que pasen las elecciones. Pablo Iglesias rebaja sus expectativas a la mitad en el velódromo de Dos Hermanas.

CHUCHERÍAS de campaña. Mariano Rajoy habrá dado decenas de mítines desde el 27 de septiembre de 2009, cuando metió cerca de 30.000 personas en el Velódromo de Dos Hermanas, icono de las fuerzas políticas andaluzas, escenario para sacar músculo como prólogo del cambio. Habrá dado decenas de mítines, pero el presidente del Gobierno recuerda aquel encuentro por "los chuches". El hijo menor del alcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido, se acercó a Rajoy mientras éste criticaba desde el estrado la subida del IVA de Zapatero. Había subido todo, clamaba el del PP, ha subido el IVA de los alimentos, el de los coches, el de la leche, el de los ordenadores, qué sé yo relataba, habían subido tantas cosas que hasta el menor de Zoido, Fernando, se subió a la tarima y se puso a caminar infantilmente hacia Rajoy, que lo miró con cara de no saber qué hacer y proclamó: "Ha subido hasta el IVA de los chuches".

Fueron 30.000 personas, y ése es el aforo que el Ayuntamiento de Dos Hermanas trasladó en febrero pasado a la Junta Electoral Central; sin embargo, Podemos, que se había fijado en el mismo recinto con las mismas intenciones que antes el PP y antes que el PP, el PSOE, comunicó ayer que serán 12.000 simpatizantes. La mitad. Pablo Iglesias cerrará la campaña mañana en Dos Hermanas. Hoy estaba previsto que estuviera en Cádiz, pero ha cambiado el mitin por un paseo por su casco antiguo mañana viernes. Quizás para reunir la fuerza de sus militantes en un solo acto.

Dos Hermanas es un icono, José Luis Rodríguez Zapatero lo llenó antes de ganar las elecciones de marzo de 2004, como volvió a triunfar en noviembre de 2011, cuando Felipe González y Alfonso Guerra se reencontraron después de años de distanciamiento. El Velódromo es un espacio particular, una inmensa nave donde la colocación del graderío define la gente que cabe. Siempre se estimó en 30.000, aunque la cifra fuera exagerada. Podemos comunicó que, por razones de seguridad, llevaría a 18.000 personas, pero su secretario de Organización, Sergio Pascual, rebajó el número ayer a 12.000. El resto estará en los alrededores, siguiendo el mitin por pantalla.

El gerente del recinto le explicó a Podemos que, en caso de conciertos, ése es el número de personas que debían entrar, 12.000, porque así se deduce de la Ley 35/2007 de organización de grandes eventos, pero lo de Podemos, se supone, no es un concierto donde la gente baila, salta y necesita más espacio, aunque estén anunciadas dos chirigotas de Cádiz, la tierra de su candidata, Teresa Rodríguez. El caso es que el partido de Pablo Iglesias suspendió la venta de localidades por internet. Porque Podemos es así, pone sus entradas a la venta y quien quiera pagar, contribuye. 12.000 personas, no obstante, son muchas, pero no las 30.000 que harían falta para llamar a este mitin el mitin del cambio, que es como lo anuncia Podemos. En realidad, el Velódromo no se llena con personas, sino con autobuses y tienen que venir desde Almería, desde Granada y desde Córdoba, así fue como llenó el PP y como lo hizo el PSOE, con una potente organización detrás. Demasiado pronto para vestirse de líderes.

Ahora bien, y se repite, 12.000 personas son muchas como muchos serán los parlamentarios que Podemos meta en la Cámara andaluza como consecuencia del 22-M, pero si hay un partido revelación en esta campaña es Ciudadanos. Cuando la presidenta Susana Díaz convocó elecciones anticipadas, nadie preveía que un quinto partido pudiera entrar con tanta fuerza, al menos en los sondeos. Cinco formaciones convierten al Parlamento andaluz en otro italianizante donde la gran preocupación será la propia gobernabilidad de Andalucía. Por eso, hasta que no pasen las elecciones generales de noviembre (es la fecha adecuada para Rajoy), no se definirá cuál es el pacto andaluz. Si Susana Díaz gana las elecciones el domingo por la noche, podrá gobernar en solitario, en minoría, con un Presupuesto que ya está aprobado. Se esperará a que los partidos se recoloquen en el nuevo mapa español. Será entonces cuando se definan los pactos.

Lo que sí necesita la presidenta si gana es una mayoría simple para ser elegida, más síes que noes y si no alcanza la absoluta, requerirá que otros partidos, o uno, le dejen pasar. El candidato del PP, Juanma Moreno, lo dejó claro ayer en una entrevista en RNE, ya lo había explicado en varias conversaciones, pero lo volvió a repetir cuando quedaban sólo cuatro día para las elecciones: él quiere que gobierne la lista más votada, la suya, pero si fuese el PSOE, actuará "en consecuencia". El PP ha cambiado de opinión con respecto a los años noventa, la historia enseña mucho y una oposición en pinza contra un Gobierno se vuelve contra. Y quién sabe si Mariano Rajoy no necesitará al PSOE en el Congreso, o al revés. Por eso, los populares dejarían pasar este primer trance a Susana Díaz, después la aritmética parlamentaria que salga del 22-M decidirá si Andalucía se encamina hacia unas elecciones anticipadas. Y a eso va dedicarse Susana Díaz en estas últimas horas de campaña, a pedir el voto a todos para conjurar la ingobernabilidad.

Julio Anguita, histórico líder de IU, emblema ideológico aunque sin poder en la organización, volvió a sus mítines ayer, después de 15 años y anticipó lo que él querría para después de las elecciones: "Tender la mano no es rendición", tender la mano a Podemos, a Equo -ya absorbido por el partido de Pablo Iglesias-, a Attac y a los sindicatos que estén "dispuestos a romper amarras con el régimen y pelear" para "tirar abajo democráticamente este régimen de la Transición". Anguita alentó a no pactar con el PSOE; Antonio Maíllo, candidato de IU, oía.

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