Una promesa casi inalcanzable

La economía andaluza creó en su mejor año 225.000 puestos de trabajo, un tercio de los que promete Juan Manuel Moreno para 2016

Interior de una oficina del Servicio Andaluz de Empleo de Jerez.
Interior de una oficina del Servicio Andaluz de Empleo de Jerez.
A. Martín

12 de marzo 2015 - 06:00

Uno de los factores característicos de la economía andaluza es que en los momentos de mayor expansión económica, tanto el crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) como la creación de empleo superan la media española. En cambio, la destrucción de puestos de trabajo y la recesión han sido mucho más intensas que en el conjunto del país durante los años de crisis.

A la luz de los datos sobre el comportamiento de la economía andaluza durante la última fase de crecimiento económico, la promesa del candidato del Partido Popular, Juan Manuel Moreno, de sacar a más de 600.000 andaluces de las listas del paro en 2016 se antoja casi imposible de realizar en un intervalo tan corto de tiempo. El cumplimiento de esa promesa -formulada en un programa de Telecinco el sábado por la noche y que posteriormente matizó en el debate a tres, reduciéndola a 500.000 sin mencionar plazos- supondría superar en apenas doce meses el daño que ha supuesto la crisis para el mercado laboral andaluz.

La economía andaluza nunca ha sido capaz de crear 600.000 puestos de trabajo en un solo año, ni siquiera en los momentos de bonanza económica, cuando el PIB crecía a un ritmo superior al 3% anual. En términos de creación de empleo interanual, el mejor registro se alcanzó en el tercer trimestre de 2005, momento en el que la economía andaluza llegó a ocupar a un total 3.014.500 personas, 225.800 más que en el mismo trimestre del año anterior, según la Encuesta de Población Activa (EPA) elaborada por el Instituto Nacional de Estadística (INE).

Las cifras muestran el impacto de la gran recesión en el mercado laboral regional. Al cierre de 2014, Andalucía contaba actualmente con 2.681.800 ocupados, 575.900 menos que en el segundo trimestre de 2007. En ese punto, la economía regional alcanzó su máximo histórico, dando trabajo a un total de 3.257.700 personas.

En el peor momento de la crisis en términos de empleo, en el primer trimestre de 2013, la brecha respecto al máximo histórico registrado en el segundo trimestre de 2007 ascendió a 700.000 ocupados. En otras palabras, Andalucía destruyó casi la cuarta parte de su empleo total en un periodo de tan sólo seis años, retrocediendo al nivel del segundo trimestre de 2002. Y no sólo en la construcción. Este sector empleaba en el segundo trimestre de 2007 a 502.700 personas, frente a las 139.900 del último trimestre de 2014, lo que supone una caída de más del 72%.

Poniendo el foco en las cifras de desempleo, los datos son aún más dramáticos, ya que no sólo agregan a los andaluces que perdieron su puesto de trabajo, sino a una gran cantidad de jóvenes que se incorporaron al mercado laboral y no pudieron encontrar empleo, como muestra la elevada tasa de paro juvenil, por encima del 60%.

Según la EPA del cuarto trimestre de 2014, el número de parados de Andalucía asciende a 1.395.700 y la tasa de paro se sitúa en el 34,2%. Estas cifras casi triplican el registro del segundo trimestre de 2007, cuando el número de desempleados alcanzaba los 442.300 y la tasa de paro era el 11,9%.

Aunque el pasado puede servir de guía, no necesariamente tiene que ser replicado en el futuro. Hasta hace poco más de un año, los economistas daban por buena la llamada ley de Okun, que considera que España necesita un crecimiento económico de al menos el 2% para que la ocupación aumente en términos apreciables. Sin embargo, con un crecimiento raquítico del 1%, España ya comenzó a crear empleo a principios del año pasado, aunque fuera temporal y de baja remuneración.

Si la recuperación es sólida, la economía puede crear más empleo del que los modelos prevén. Ello explicaría el hecho que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, haya marcado un objetivo de 3,5 millones de nuevos puestos de trabajo en una legislatura, lo que devolvería a la economía española al punto de partida de 2007.

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