Fotografía

Retrato de una cultura prodigiosa

  • El fotógrafo granadino Ricardo Martín ofrece hasta septiembre en la sala Santa Inés 'Las caras del tiempo', su visión del giro modernizador que dio este país a partir de los años 70

Ricardo Martín (Granada, 1953) consiguió retratar en 1985 a la escritora Patricia Highsmith en su casa de Locarno, abrazada a uno de sus gatos, Samy. Su imagen combina la reconocida aspereza de carácter de la autora de El talento de Mr. Ripley con la suavidad del felino que acaricia, subrayando la fuerza de las pasiones contrapuestas. En cada uno de los setenta retratos que componen la vibrante exposición Las caras del tiempo, que ha comisariado la escritora Elvira Lindo y puede verse hasta el 13 de septiembre en la sala Santa Inés, podemos admirar cómo Martín relata la vida que está escrita en los rostros y los pequeños detalles; esa vida que capta en un instante decisivo toda gran fotografía. Con referentes ineludibles como Cartier-Bresson y Helmut Newton -del que hay ecos en su magistral composición en diagonal de la actriz Victoria Abril-, estos retratos, tomados para ser vistos con cierta urgencia e inmediatez en la prensa de papel, han cobrado al ampliarse "una dimensión nueva, mayor solemnidad y presencia", advierte Martín.

Comenzando por Alberti -retratado de espaldas-, asoman, mirando ya de frente al espectador, grandes figuras de la cultura, principalmente de la literatura. El proyecto, iniciado en Cádiz y que, tras Sevilla, continuará en otoño en Valencia su itinerancia, ofrece una crónica febril y desacomplejada de lo que ha dado de sí la cultura española desde la Transición hasta el fenómeno editorial Patria, que se concreta en el retrato de su autor Fernando Aramburu en el Hay Festival de 2017, el más reciente del conjunto. El más antiguo, de 1971, capta en Granada a un jovencísimo Miguel Ríos portando una revista que le regaló el poeta Juan de Loxa.

Con escasas excepciones en color, como su aproximación al Nobel José Saramago en Lanzarote, las imágenes en blanco y negro obedecen principalmente a encargos de las publicaciones donde trabajó como fotógrafo y editor, caso de El País -muchos registros proceden de la serie Inventario de otoño que firmó con Manuel Vicent- y la revista Tiempo, para la que realizó la única entrevista concedida por la reina emérita Sofía, que conversó con Julián Lago.

Martín junto a su retrato de Adolfo Suárez (1987). Martín junto a su retrato de Adolfo Suárez (1987).

Martín junto a su retrato de Adolfo Suárez (1987). / Juan Carlos Vázquez

La Transición española se revela durante el recorrido como un proyecto meritorio e ilusionante, sobre todo en el retrato de Adolfo Suárez, que ríe relajado ante su cámara -"teníamos una gran complicidad y, aunque era tímido, tampoco era ajeno a su atractivo físico", evoca el fotógrafo-, y en la pasión con la que es saludado al llegar a Huesca en el autobús electoral Felipe González. "Fui su sombra durante toda la campaña y de todas las fotos que le hice he seleccionado ésta", detalla Martín, que invita así a valorar a "estos destacados personajes que han conformado nuestra historia reciente en estos momentos, tan dados a olvidar e incluso a derribar nuestra memoria e historia".

Porque aquella joven democracia pudo tener además una muerte prematura el 23-F, como recuerdan los periodistas que leen arracimados en las escaleras del Hotel Palace el titular de El País: "El intento de golpe de Estado, en vías de fracaso".

"Ya vale, ya está bien", le replicó la Pasionaria antes de concluir una larga sesión de fotos y ese último gesto, evitando ya la cámara, es el que seleccionó y ha perdurado.

A Ricardo Martín aún le sorprende "la piel tan tersa que tenía Lola Flores", cuyo retrato se ubica cerca de los de Concha Piquer, Paco de Lucía, Camarón de la Isla y una jovencísima Estrella Morente.

Las principales generaciones literarias de las últimas décadas se asoman por estas imágenes, donde abruma la presencia de Premios Cervantes -dan la bienvenida a una de las salas José Manuel Caballero Bonald y el también Nobel Mario Vargas Llosa-, y la elegancia con que posan autores que merecen la máxima distinción desde hace tiempo, como Francisco Brines, fotografiado para la revista cultural Mercurio en su casa de campo un día de viento.

Por último, la belleza adolescente de las actrices Maribel Verdú y Penélope Cruz, a la que tuvo que autorizar su madre para posar así de sensual, contrasta con la madurez arrolladora de una de las mejores intérpretes de todos los tiempos, María Casares, a la que Ricardo Martín retrató en sus años finales en su casa de París como confirmación de que la mejor cultura española del siglo XX también se escribió desde el exilio.

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