Amalia Pica en el CAAC | Crítica

Claves para un arte político

  • En su primera exposición individual en España, la argentina Amalia Pica ensaya en el CAAC una mirada crítica, reflexiva y serena a la sociedad contemporánea

Proyector con doble foco, rojo y verde, de Amalia Pica.

Proyector con doble foco, rojo y verde, de Amalia Pica. / D. S.

Quizá haya que visitar la muestra de Amalia Pica (Neuquén, Argentina, 1978) empezando por el final, donde la autora establece una relación con los cartujos y el silencio de sus celdas. El gesto de levantar el store y conectar con el entorno de las antiguas celdas no es gratuito. Sintoniza con una obra tan sencilla, Stabile with confetti, que puede pasar desapercibida. Los confetti adheridos al suelo, humildes y silenciosos (tal vez restos de una fiesta o signos de su recuerdo) evocan un pasado que, al permanecer en la memoria, mantiene su presente y de un modo u otro forma ya parte de nosotros. En análogo sentido, Procesión (Reconfiguración) es el recuerdo de otra fiesta: la de manifestarse para dejar oír la propia voz en libertad. De las pancartas y banderas han caído eslóganes, consignas y reivindicaciones y sólo queda el calor y el color de salir a la calle para expresarse libre y colectivamente.

Las dos piezas conectan con Escuchar a escondidas: decenas de vasos, de vidrio transparente o de color, fijados por la boca a la pared, son figuras de quien pega el oído a una información que se le hurta. No es curiosidad ni espionaje, sino signo de la atención que exige nuestro tiempo. A primera vista, la sociedad de la información mantiene la difusión de acontecimientos casi al segundo, pero mientras las noticias pueblan los circuitos y proliferan las declaraciones (o las ocurrencias) de reponsables políticos, empresariales o financieros, muchos se esfuerzan en tergiversar la realidad, generar expectativas falsas y sembrar resentimientos. Escuchar a escondidas denuncia esa situación y llama a un silencio reflexivo desde el que realmente podamos oír.

Amalia Pica es una artista sobradamente conocida en los circuitos internacionales. A la muestra del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo, su primera individual en España, la preceden intervenciones y exposiciones en la Tate Modern (Londres), Biennale (Venecia) o el Centro de Artes Visuales del Instituto Tecnológico de Massachusetts.

'Stabile with confetti'. 'Stabile with confetti'.

'Stabile with confetti'. / D. S.

De su temple alternativo da cuenta (In)audito (sala), una evocación de los primeros jóvenes rebeldes de la Europa de la segunda posguerra, los provos holandeses. Tres años antes de París-68, estos jóvenes amsterdamers expresaron su rechazo al modo de vida nacido en 1945 del Plan Marshall, protegido por la OTAN y sostenido por estrategias socialdemócratas. En las paredes cuelgan más de 200 objetos de agitación (megáfonos, cacerolas, garrafas de plástico), cubiertos de yeso y pintados de blanco. La obra, producida para esta muestra, recuerda a quienes iban por la ciudad en bicicletas pintadas de blanco para protestar por la saturación del tráfico y el exceso de emisiones industriales. También pintaban de blanco las chimeneas de ciertos centros fabriles. Herederos del anarquismo y entusiastas del situacionismo, rechazaban la economía productivista y los consensos alcanzados sólo desde las cúpulas sindicales con la patronal y los gobiernos. En positivo, fueron los primeros en defender valores como los ecológicos, ignorados en aquellas fechas por la mayoría. La evocación de los provos (¿son hoy los chalecos amarillos, ayer el 15-M?) vuelve a plantear la necesidad de un debate social que merezca tal nombre, más allá de cualquier mito.

Porque la autora ensaya una mirada crítica que desconfía del mito, sea éste el del héroe, el genio, la nación o el mercado. Al pintar Amalia Pica de blanco la escultura de Simón Bolívar, muestra que el mito puede ser tan tóxico como una industria contaminante.

Los vasos de vidrio que conforman la instalación 'Escuchar a escondidas'. Los vasos de vidrio que conforman la instalación 'Escuchar a escondidas'.

Los vasos de vidrio que conforman la instalación 'Escuchar a escondidas'. / D. S.

Esta mirada crítica apuesta además por el pluralismo. No por la tolerancia, que se limita a transigir con los valores ajenos sin llegar a aceptarlos. El pluralismo va más lejos: convencido de que los valores pueden ser mutuamente contrarios, cuando no contradictorios, tiende a ponerse en la piel del otro y toma en serio sus razones, siempre que no sean excluyentes o inhumanas. Para enunciar este discurso recurre Amalia Pica a la teoría de conjuntos, concretamente, a los Diagramas de Venn. Coloca un proyector con doble foco. El espectador los activa al acercarse. Círculo rojo a la izquierda; a la derecha, verde. Si funcionan a la vez (esto es, si hay un espectador a cada lado), se superponen los dos círculos y, al ser colores-luz, forman una zona de doble inclusión blanca. La propuesta tiene la sutileza y el humor del apólogo. Dos personas, en los extremos opuestos del dispositivo y con colores contrapuestos, pueden provocar una zona de claridad, de luz. Es cierto que el desacuerdo, el disenso es el brote de una discusión y una acción que merecen ser llamadas políticas. Pero el desacuerdo no se limita a la mera protesta: ha de buscar el entendimiento, sin concesiones pero sin purismos, porque no se satisface con dar testimonio: busca un nuevo modo de vida.

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