FERIA Toros en Sevilla hoy en directo | Morante, Castella y Rufo en la Maestranza

Crítica música

Sevilla tenía una banda

Ministriles Hispalensis. Femás 2013. Componentes: A. Rodón, corneta, flauta de pico y dirección. L. Coll, corneta. D. Carbonell, chirimía y bajoncillo. C. Sosa, D. García y R. P. Peñaranda, sacabuches. B. Sela, bajón y flauta de pico. A. Garrido, percusión. Artista invitado: Israel Moreno, tenor. Programa: Obras de Guerrero, Gabrieli, Orologio, Urreda, Gombert, Lasso, Correa de Arauxo, Ruffo, Desprez, Gussago, Holborne y Arañés. Lugar: Convento de San José del Carmen. Fecha: Domingo 3. Aforo: Casi lleno.

En estos tiempos tan malos para la lírica, en los que algunos incluso ponen en duda la pervivencia en su integridad de la banda municipal, es bueno recordar que Sevilla fue ya en el siglo XVI la primera ciudad de España en contar con una banda profesional propia, entonces promovida por la catedral para sus procesiones y servicios litúrgicos. El muy bello concierto matinal que ofrecieron los Ministriles Hispalensis nos devolvió el sonido y el repertorio de ese conjunto, recuperado este directamente a partir de los códices originales y dividido entre las adaptaciones -realizadas ya en la época- de obras vocales polifónicas y las piezas puramente instrumentales: un programa austero, muy para melómanos y bien alejado del aire efectista y cuasipop con el que L'Arpeggiata abrió el festival el sábado.

El ya experto y bien conjuntado grupo -uno de los que fundamentan el prestigio de nuestra ciudad en el mundo de la música antigua- mostró un sonido empastado, sutilmente variado en las dinámicas y especialmente redondo en las obras de Gombert, Josquin y Guerrero. A los consejos del gran maestro de capilla sevillano hicieron buen caso al alternar en su obra, con inteligencia y gusto, canto, flautas y cornetas. Tal vez obedecieron demasiado al maestro en el recato improvisatorio, pues es ahí donde los instrumentos toman ventaja sobre los cantantes a la hora de interpretar el repertorio polifónico, de modo que hubo que esperar al tiento de Correa de Arauxo para admirar la agilidad de ambos cornetistas y el bello legato de Lluís Coll en el registro agudo. La apenas conocida belleza de la capilla del convento de San José del Carmen y su adecuada acústica redondearon un feliz concierto.

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