Punto de vista

José Ramón / Del Río

Armas de fuego

27 de diciembre 2012 - 01:00

HACE un par de semanas, el joven americano Adan Lanza, después de matar a su madre, acudió a una escuela de su localidad y, con varias armas de fuego, disparó contra los niños, ocasionando ventitantas muertes más. No es el primer crimen masivo y estúpidamente inmotivado -salvo la locura del asesino- que ocurre en EEUU, porque este mismo año, en julio, un tiroteo en un cine, costó la vida a 14 personas y dejó 50 heridas y, en abril, un coreano mató a 7 personas, puestas en fila contra un muro. Como la segunda enmienda de la Constitución de EEUU, confiere el derecho a poseer y portar armas de fuego a cualquier ciudadano, se ha abierto el debate sobre si esa permisividad es la causante de tantas muertes y por tanto, debe restringirse.

Este intento de restricción, que fue bien acogido en principio, por Obama, aunque tan tímidamente que sólo se prohibiría la venta de armas de tipo militar y cargadores largos de munición, ha encontrado el rechazo frontal de la Asociación Nacional del Rifle (NRA), que con sus cuatro millones de miembros (y por tanto, de votantes) es un poderoso grupo de presión. Ante el suceso de la escuela con sus 20 escolares muertos, propone que exista Policía armada en las escuelas, ya que estima, no falta de razón, que éstas son "zonas libres de armas" (a diferencia de bancos, edificios públicos o estadios) y por tanto, el lugar más fácil para provocar el caos con el menor riesgo.

En España existe también una Asociación Nacional del Arma (Anarma), que agrupa a tiradores de precisión, cazadores y coleccionistas. Aquí no ha habido sucesos semejantes a los de EEUU, aunque hayamos padecido violencia con multitud de víctimas, que están en el recuerdo de todos. La Asociación Española da buenos consejos y pretende la educación de la comunidad cazadora, el entrenamiento de la fuerza policial y enseña a los niños con prudentes recomendaciones. En nuestra patria, además de las fuerzas armadas y cuerpos de seguridad, pública o privada, sólo pueden poseer y portar armas los cazadores, pero para ello necesitan de la licencia de caza y sus armas están sometidas al control frecuente de la Guardia Civil y al propio cazador, se le exige un examen psicotécnico. Los que usamos armas las tratamos con un respeto imponente, como decía el poeta. Sabemos que, toda precaución con ellas no es exagerada y que, como en el viejo lema de las espadas, no hay que desenfundarlas sin motivo, ni guardarlas sin haberlas usado para un fin apropiado.

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