El Ayuntamiento descarta crear un 'autobús fluvial' por su elevado coste
La baja velocidad comercial que tendría la embarcación de Reina Mercedes a San Jerónimo, más lenta que un autobús urbano, es uno de los escollos · Los estudios alertan del elevado gasto de combustible
2007
El autobús fluvial que iba a conectar los barrios de Sevilla de Norte a Sur no será una alternativa de transporte colectivo para aliviar el colapso de tráfico en la capital, al menos a corto y medio plazo, pese a las promesas electorales que efectuaron en la primavera de 2007 los tres partidos con representación municipal: PSOE, IU y PP. El primero incluyó en su programa un "barco-bus", IU -el que luego sería el socio de gobierno- citaba un "autobús fluvial" y los populares hablaban en su programa de una "línea fluvial".
El Ayuntamiento de Monteseirín encargó hace meses una serie de estudios sobre la posibilidad de implantar un transporte regular de viajeros por la dársena del río Guadalquivir entre los barrios de Reina Mercedes y San Jerónimo, pero la conclusión final de esos informes ha llevado al gobierno local a descartar por el momento poner en marcha un transporte fluvial de estas características, sobre todo por su alto coste y por su baja rentabilidad en términos prácticos.
Según ha podido saber este periódico, los estudios se realizaron recientemente por parte de la empresa de transportes urbanos Tussam -la misma que gestiona los autobuses y el tranvía- e incluían la serie de paradas donde podrían instalarse los pantalanes de entrada y salida de viajeros. Basándose en la propuesta que consta del nuevo plan general de Sevilla (PGOU) para conectar por el río los campus universitarios de Reina Mercedes, Prado y Macarena, el informe incorporó sobre el papel apeaderos intermedios como el Acuario y la Torre del Oro.
Uno de los problemas que ha desvelado el informe es que el autobús fluvial no sería competitivo, frente a otros transportes existentes, por la "muy baja" velocidad comercial a la que trasladaría a los viajeros, ya que la autoridad portuaria marca un límite de siete kilómetros por hora, por debajo de la velocidad de 12 kilómetros que alcanzan los autobuses de Tussam.
Los técnicos, además, aseguran que a este factor negativo de la lentitud se añade que este mismo recorrido Sur-Norte se puede hacer mucho más rápido en autobús, en bicicleta o en coche en un trayecto paralelo al río en línea recta por nueva Torneo, el Paseo de Colón, la avenida de las Delicias y la Palmera.
El análisis encargado por el Ayuntamiento sevillano también hace hincapié en el elevado coste económico de un transporte regular colectivo por el río, debido a los miles de litros de combustible (gasoil) que consumiría a diario. Este gasto sólo se equilibraría si lo cogieran miles de viajeros y si la empresa que lo gestionara -Tussam directamente o en concesión- cobraran un alto precio del billete. Esta última opción es inviable para un transporte público.
Otro de los escollos del transporte fluvial regular es que tendría que convivir con las embarcaciones turísticas y deportivas que ya circulan habitualmente por recorridos reservados de la dársena, sin contar con los abundantes campeonatos que acoge la lámina de agua.
El informe sobre la viabilidad del autobús fluvial llega a la conclusión de que un transporte de esta naturaleza podría tener sentido en circunstancias especiales, tales como acontecimientos en los que la ciudad acoja gran cantidad de visitantes, pero no para trayectos diarios. En la actualidad, los únicos que tienen permiso para usar la lámina de agua son los cruceros turísticos de Sevilla; las barcazas de Coria del Río que trasladan vehículos al otro lado de la ría, y el barco de Sanlúcar a Doñana. Los tres movieron en total unos 85.000 pasajeros el año pasado, según datos de la Autoridad Portuaria, que hasta ayer no había recibido petición alguna del Ayuntamiento de Sevilla para implantar un autobús fluvial.
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