Bienal de Flamenco

Hasta que el pueblo canta las coplas

  • El festival acoge la presentación de varios volúmenes ensayísticos.

Hasta que el pueblo las canta, /las coplas, coplas no son,/y cuando las canta el pueblo/ya nadie sabe el autor. Son estos los versos que recogieron la esencia de Cante hondo, posiblemente la obra más popular de Manuel Machado (Sevilla, 1874-Madrid, 1947), porque ésa -y no otra- fue la intención del poeta sevillano. Más allá de la calidad estilística del libro, del que "el primer día de su publicación en Madrid, en la Imprenta Hélenica, se vendieron sus mil ejemplares", recuerda el escritor y ensayista Enrique Baltanás, el valor de Cante hondo fue -y es, aún hoy- recoger con tal viveza los cantes de la época y crear letras nuevas con tal fidelidad a esa imagen de La Andalucía trágica que escribiera Azorín, que pronto esas coplas pasaron al acervo popular, repartidos entre cafés cantantes de noches infinitas y corralas de los arrabales, sin que nadie sospechara nunca que tras aquellos versos de amor, aquellas penas cantadas, se escondiera la pluma de un poeta. Cante hondo era, dejó dicho Manuel Machado, una colección de "cantares, canciones y coplas" escritas "al estilo popular de Andalucía" que hoy, cien años después de su publicación, continúa siendo la base de las letras flamencas interpretadas por la mayoría de cantaores que ha tenido y tiene la historia del flamenco.

Sobre la vigencia de la obra, sobre el modo en que este título ensombreció su anterior El mal poema (1909), obra de un vuelo poético bellísimo; sobre esa forma taimada con la que Antonio Mairena reescribía los versos de Machado para adjudicárselos a un tal Antonio García Cruz (su verdadero nombre) y, al fin, sobre la liviandad, unas veces, y profundidad muchas otras de las letras flamencas que se derraman entre quejíos hablaron ayer un grupo de poetas y ensayistas, de hombres de flamenco y letras convocados por la Casa de los Poetas, que dirige José Daniel Moreno Serrallé. El citado Baltanás, José Luis Ortiz Nuevo -fundador de la cita jonda que ya encara el final de esta XVII edición-, Pablo Salvago y José Luis Rodríguez Ojeda (estos dos últimos ganadores del Premio de letras flamencas concedido en la primera Bienal) recorrieron versos que siempre han estado ahí: cantados por el pueblo.

Este acto sirvió además para prepresentar -no existe el verbo, pero sí la intención- dos títulos que verán las luz en las próximas semanas: Coraje. Del maestro Otero y su paso por el baile, de Ortiz Nuevo y la edición de lujo que, dirigida por Antonio Zoido, se ha hecho del célebre Tratado del baile del maestro Otero. Nuevas razones para ahondar en el inagotable arcano jondo.

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