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Gaza mon amour | Crítica

Un cuento romántico para la Franja

Salim Dau y Hiam Abbass en una imagen de 'Gaza mon amour'.

Salim Dau y Hiam Abbass en una imagen de 'Gaza mon amour'.

Gaza mon amour llega a la cartelera justo cuando las miradas del mundo vuelven a estar atentas a los bombardeos israelíes en la Franja de los territorios palestinos para poner una nota de esperanza, aunque sea cinematográfica, en un viejo conflicto político-territorial sin muchos visos de resolverse. Una nota de esperanza que dura la hora y media escasa de esta dramedia romántica que, coproducción europea mediante, aparca un rato el frente de las bombas y las metralletas, que en todo caso se escuchan de fondo, para contar un sencillo cuento romántico protagonizado por un pescador soltero enamorado y una costurera viuda y con hija separada que sobreviven a duras penas en el campo de refugiados donde les ha tocado vivir en las horas maduras de su vida. Una nota tocada por el humor sutil, el minimalismo narrativo y una explícita simbología a propósito del pene de una estatua de bronce encontrada por nuestro pescador en sus redes, motivo para sus idas y venidas a comisaría y obvio trasunto de la imposibilidad de resolver cualquier asunto a golpe de testosterona y testiculina.

Se abre así paso esta cinta de los hermanos Abou Nasser en su amable tono de fábula y en un contexto que no está precisamente para cuentos y mucho menos románticos, y tal vez por eso sea un filme doblemente meritorio: en la contención de sus elementos narrativos y el cariño innegable por sus personajes, todos ellos de la estirpe discreta, entrañable y perdedora, y en la capacidad para levantar una historia universal de mensaje antibelicista capaz de conquistar al espectador global lejos del drama y el maniqueísmo habituales de las ficciones sobre el conflicto.

Buena parte del éxito de la propuesta, qué duda cabe, se lo debe la cinta al trabajo de su protagonista, Salim Dau, y al de esa grandísima actriz franco-israelí que es Hiam Abbass, sin cuyo concurso tal vez nunca hubiera podido levantarse todo este cine de la región que consigue llegar a duras penas a los circuitos y festivales europeos.