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Los Servitas

Setenta motivos para endulzarse

  • Un nazareno tuvo que ser evacuado en la calle Francos al sufrir un síncope

Sábado Santo. La calle Siete Dolores de Nuestra Señora se baña de sol y sombra a esa hora en la que en algunas casas huele a guiso de última vigilia. En la variedad está el gusto y el entorno de San Marcos es una acuarela donde místicos y menos místicos apuran las últimas horas de la Semana Santa. Entre tanta multitud destaca un ramillete de costaleros que bordaron su piel con tatuajes de ampulosos dibujos, que un sensible de la materia definiría como "decimonónico". Exhiben músculos como si hubieran sido tallados por un imaginero al uso.

Y entre tanta halterofilia una trinidad familiar sin nube, pero sí con sillita china. Padre, madre e hijo engullen sin miedo a la gula, palabra de desconocido significado para estos tres seres a tenor de las proporciones de sus bocadillos de mortadela, cuyas migajas alfombran la acera. Sus vestimentas son un claro preludio de la Resurrección: traje crema (blanco roto para los entendidos en la materia) con calcetines blancos deportivo en el padre, vestido albo con melena rubio platino en la madre y polo rosa muy pálido con pantalón crema en el niño. Pura víspera de la Pascua.

A eso de las tres y media, cuando ya se han dejado de mostrar músculos y se han agotado las viandas, una capilla musical pone el punto y seguido en la tarde de la despedida. Es el mejor postre de esta sobremesa en la que sobre una canastilla de caoba, con repostero bordado sólo apto para espectadores de balcón, una Madre acuna a su Hijo como si el tiempo volviera a hundirse en las postrimerías de diciembre. Sale la Virgen de los Dolores y el Cristo de la Providencia. Su blancura tras la restauración en el IAPH suscita todo tipo de comentarios. Para gustos, los colores. Y los sabores, como el de los 70 monaguillos que reparten los más diversos caramelos entre el público.

A pocos minutos, cuando la sombra ha ganado la calle al sol, suena Soleá dame la mano. Oro sobre negro. Rosas sobre plata. La primera Soledad del día.

En la calle Francos un nazareno tuvo que ser evacuado al desplomarse tras sufrir un síncope. Todo quedó en un susto. Pequeño amargor para una cofradía que endulza la tarde.

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