Cofradias

La Virgen de los Reyes en el corazón

  • La Virgen de los Reyes estuvo durante dos horas en el corazón (y ante los ojos) de la Sevilla que más la quiere. Ése podría ser el resumen del rosario de la aurora del Año de la Fe.

NO era una procesión como la del 15 de agosto, y eso se notó en muchos detalles. Tampoco se pretendía que lo fuera, porque ya se sabe que un rosario de la aurora, aunque sea con imagen y con paso, no es lo mismo que una procesión. Era la oportunidad para que se diera un testimonio público de la Fe en la ciudad mariana de Sevilla. Y eso fue lo que vimos.

Esta mañana de un sábado de mayo tuvo diferencias claras con cualquier 15 de agosto. En el paso de la Virgen de los Reyes ya se notaba. No llevaba sus nardos de siempre, sino un exorno alternativo con gladiolos y azucenas en las esquinas y una hilera de claveles blancos. Otra curiosidad es que los costaleros hicieron un esfuerzo adicional para acompasarse a los misterios del rosario, por lo que llegaron a la Puerta de los Palos a las 9:45, un cuarto de hora después de lo habitual.

Asistieron muchos fieles y devotos de la Patrona, pero vimos menos público que en su salida anual. En la salida, a las ocho en la Puerta de los Palos, como manda la tradición, había bastante gente y a la entrada muchos más. Al no salir autoridades ni banda de música, muchas personas pudieron sumarse al cortejo detrás del paso de la Virgen de los Reyes y acompañarla desde un lugar de privilegio más cercano. Esa era la finalidad del rosario, acompañarla durante el recorrido y rezar, no limitarse a verla pasar y después nos vamos a casa.

Pero, a cambio del acompañamiento, sorprendió que la esperaba poco público en las gradas de la Catedral por la calle Alemanes, y también menos que de costumbre por la Avenida. Sin embargo, lo más raro fue que la tribuna de las gradas del Archivo de Indias, abarrotadas cualquier 15 de agosto, se veían semivacías. En general, hubo menos público que el día de la Virgen. ¿Por qué? Faltaron a esta gran cita mariana muchos cofrades de Sevilla (ellos sabrán por qué) y también parte de las mujeres que llegan cada año de los polínganos y barrios períféricos de Sevilla, y sobre todo del Aljarafe. No vinieron tantas como en agosto. Creo que perjudicó la insuficiente publicidad que se ha dado a este rosario público. Todas esas personas saben que el 15 de agosto sale la Virgen de los Reyes, igual que conocen, sin necesidad de que nadie se lo recuerde, que la Macarena, la Esperanza de Triana o Los Gitanos salen en la madrugada del Viernes Santo. Pero una parte de ese público periférico no se ha enterado de que ayer había una salida extraordinaria.

Tampoco había autoridades ni música, ya se ha dicho. Las autoridades brillaron por su ausencia, aunque también son hijos de Dios y algunos inclusos fieles, que podían ir, no hace falta presidir. En el cortejo se ahorró el gasto de la cera, pues sólo participaban representaciones de las hermandades de gloria con estandarte y varas. También de las glorias fusionadas con penitencia y sacramentales, según el mismo orden del Corpus. El protocolo capillita pareció más propio de Corpus que de Virgen de los Reyes, cuya asociación de fieles pudo recibir más cariño y mejor sitio.

El rosario fue cantado. Sólo por una parte de los presentes, eso sí. Los misterios más cantados fueron el primero, y sobre todo el quinto, con la plaza de la Virgen de los Reyes entregada a su Patrona. Por medio, se cantó menos el rosario, y parte de las representaciones (incluidos algunos curas y canónigos) no lo cantaron nunca, o casi nunca. Incluso hubo representaciones, mientras se oía el cántico de fondo, que empezaron a cuchichear en plan tertulia de Corpus, aunque más discretamente.

A mi modo de ver, por la experiencia de otros rosarios de las auroras, es mucho mejor y más participativo rezarlo mediante recitado simple que cantarlo. En este acto extraordinario se cantó el rosario y se recitaron las letanías, cuando también se pudo hacer al revés. Ya se sabe que un rosario normal no daría para una hora y media de recorrido del paso, pues con media hora basta. Pero es muy difícil tener a la gente cantando durante hora y media. Más difícil aún en Sevilla, donde hay personas a las que no les gusta nada el canturreo y menos en público. Vamos a suponer, siendo piadosos, que lo seguían y lo rezaban en silencio.

Por el contrario, fue espléndido el resultado de la megafonía. Se oyó todo perfectamente en todo el recorrido. También se pudo oír bien al arzobispo, monseñor Asenjo, a los pies de la Giralda, en la misma Puerta de los Palos, en una intervención seguida respetuosamente por la multitud que entonces sí llenaba la plaza de la Virgen de los Reyes, a pleno sol en su mayoría.

Fueron palabras oportunas, con las que el arzobispo explicó y destacó la importancia del santo rosario para los fieles, defendiendo su vigencia y actualidad. Citó incluso el tuiteo del Papa Francisco. También fue oportuno que tuviera un recuerdo especial para los parados, las víctimas de la crisis y todos los que sufren, y pidió que se aborden los problemas desde posiciones más espirituales, con más fraternidad y solidaridad. Como dijo monseñor Asenjo, la Virgen de los Reyes patrona de Sevilla y su Archidiócesis, había estado en el corazón de todos los presentes.

Era el acto mariano del Año de la Fe. La Virgen de los Reyes había vuelto a participar en una procesión extraordinaria, como tantas veces a lo largo de la historia. Esta vez recorrió los alrededores de la Catedral como si estuviera dentro de la Catedral misma, con la calle convertida en templo para cantarle un rosario. Salió durante dos horas, pero no eran de agosto, sino de mayo. A su lado estaban los que quisieron estar, los que más la quieren. Con el corazón y los ojos abiertos.

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