Cofradias

Cuando la felicidad está en un beso

  • El besamanos extraordinario de la Macarena en la parroquia del Sagrario se cierra con colas de más de tres horas. El arzobispo inauguró el Congreso Mariológico.

"Es la muestra de fe y religiosidad popular más grande que se recuerda en Sevilla". Esta frase, escuchada ayer a un macareno de los que cuentan su filiación por decenios, resume a la perfección lo que se ha vivido durante los últimos tres días en el besamanos extraordinario de la Virgen de la Esperanza en la Parroquia del Sagrario. No sabemos si la afirmación de este veterano del atrio es cierta o no, pero la Macarena lo ha desbordado todo. Desde los miembros de la junta de gobierno a los responsables de este templo asido a la Catedral, nadie había imaginado que la afluencia de fieles y devotos fuera tan grande que en algunos momentos la cola para llegar hasta las plantas de la Señora fueran de hasta tres horas.

Ha sido una auténtica muestra de fe, de piedad popular y también de felicidad. Los ojos de las personas que salían del templo metropolitano por la Puerta del Perdón tras visitar a la Virgen de la Esperanza desprendían alegría y mucha felicidad. La sonrisa del alma, que dijo un gran macareno. Ya el domingo, primer día del culto extraordinario, se tuvo que retrasar más de dos horas el cierre de las puertas, anunciado para las nueve de la noche. La hermandad, con la aprobación de los rectores del templo, no ha querido que nadie se quede sin visitar a la Virgen. Por eso, el lunes la última persona que había en la cola entró en el Sagrario a la una de la madrugada. Las grandes colas de la jornada de ayer, último del besamanos, indicaban que se sobrepasaría esta hora.

Imágenes: Jesús Ollero

Una hora antes de que se abrieran las puertas de la Parroquia, a las nueve de la mañana, ya había personas haciendo cola. El besamanos se inició tras la misa, a las 9:30. A media mañana, la fila de personas que aguardaban para besar a la Esperanza era doble y se extendía hasta más allá de la Puerta de San Miguel. A lo largo de la jornada, la cola llegó a rodear todo el perímetro de la Catedral. Varias horas de espera para besarle la mano a la Macarena. "Toda espera es poca si al final del camino se encuentra la Esperanza", decía una vecina de la calle Feria tras salir del besamanos.

Las imágenes de la Macarena en besamanos ante el grandioso retablo que Dionisio de Ribas y Pedro Roldán realizaron para la capilla de los Vizcaínos del desaparecido convento Casa Grande de San Francisco quedarán para los anales de la hermandad y para los de la ciudad. Pero los actos extraordinarios del 50 aniversario de la coronación canónica de la Macarena traen también otras instantáneas irrepetibles. Esta madrugada la Virgen ha sido entronizada en el Altar del Jubileo de la Catedral para el triduo que comenzará esta misma noche. La Esperanza luce en el paso de gloria de la Virgen del Rosario, colocado de costero, con el manto camaronero que le bordó Juan Manuel en 1900. El obispo auxiliar, Santiago Gómez Sierra, presidirá esta tarde le eucaristía. Mañana lo hará José Mazuelos, obispo de Asidonia-Jerez. El viernes, último día del triduo, será monseñor Juan del Río, arzobispo Castrense, quien ocupe la sagrada cátedra.

Por otra parte, el arzobispo de Sevilla, monseñor Asenjo, inauguró en la tarde de ayer, con una oración en la Capilla Real, el Congreso Mariológico Mariano Internacional, Llamados a una esperanza viva, que desde esta mañana celebrará sus sesiones en el Seminario Metropolitano. El prelado estuvo acompañado por el hermano mayor, Manuel García; por el presidente de la Sociedad Mariológica Española, Antonio Aranda Lomeña, y por el presidente de la Pontificia Academia Mariana Internacional, Vincenzo Battaglia, entre otras personas. Monseñor Asenjo, ante un centenar de congresistas de varios países, destacó muy positivamente la influencia de la devoción mariana y la presencia de las hermandades en Sevilla y Andalucía, "sobre todo en comparación con la Meseta de la que yo procedo". Igualmente, alabó la implicación de las hermandades y las comunidades de religiosos en la actual coyuntura social, hasta afirmar que "si no fuera por ellos, hoy habría mucha gente pasando hambre entre nosotros", y refrendó su compromiso con las hermandades, de las que dijo que aunque hay aspectos que tienen que corregir, contribuyen a hacer una Iglesia más viva.

Paralelamente al congreso, en la Fundación Cajasol (sala Chicarreros) se celebrarán unas conferencias con entrada libre. La primera será hoy, a las 18:30. El catedrático emérito de la Universidad de Sevilla, Emilio Gómez Piñol, disertará sobre La belleza perenne: imágenes sevillanas de la Esperanza.

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