La Campana

El riesgo de jugar a hombre del tiempo

  • Hace unos años, las cofradías que ayer se mojaron no hubieran salido. Como suele pasar cuando hay problemas, las previsiones de lluvia se ampliaron y se rompió el final del día.

EN Semana Santa todos somos meteorólogos. Especialmente en los últimos años, cuando el calentamiento global nos está regalando unas Semanas Santas lluviosas en las que brillan por su ausencia las sequías. El Domingo de Ramos se nos volvió a partir en el peor momento, por un exceso de confianza quizá. Hace cinco años, incluso menos, ninguna de las cofradías que ayer se mojaron hubieran salido a la calle. Hubieran suspendido directamente su salida (o en el caso de la Borriquita la hubiera aplazado para unirla con el Cristo del Amor y la Virgen del Socorro, como en 2012). El pronóstico oficial de la Aemet daba un riesgo del 85% de lluvia débil entre las 13:00 y las 19:00. Pero daba un 0% (esto es, garantías absolutas para salir sin ningún problema) a partir de las 19:00.

En esas condiciones, y teniendo en cuenta los antecedentes del año pasado, cuando se salvó la segunda mitad del Domingo de Ramos, a las primeras cofradías de este día seguramente se les hacía muy duro suspender su salida por segundo año consecutivo. Teniendo en cuenta, además, que el riesgo de lluvia débil alertado para las 13:00 se había limitado a unas gotitas y que el día parecía discurrir con una tendencia a despejarse. Así las cosas, decidieron arriesgar. Y, desgraciadamente, les salió mal.

A posteriori se puede pensar que hubo errores en algunas decisiones. El pronóstico de la Aemet ya se hace público por internet, con un desarrollo de hora en hora. Es un trabajo excelente y pormenorizado, pero se va reajustando sobre la marcha, siempre con la reserva de un margen de error. La llovizna fina que cayó poco antes de las 21:00 no estaba en el pronóstico que se hizo público por la mañana.

Por el contrario, la lluvia que empezó a caer a las 16:45 estaba dentro de lo previsible, aunque duró más de lo esperado. El pronóstico de la Aemet daba 0,4 litros a las 16:00 y 0,1 litros a las 17:00. Cuando empezó a llover, pareció poquita cosa. Nadie esperaba un chaparrón como el que cayó, que duró 25 minutos ininterrumpidos, hasta que se quedó en la lluvia fina e intermitente que se esperaba. A partir de ahí, la tarde ya estaba rota. Se habían visto escenas muy tristes, de las que nunca queremos ver. Pasos corriendo bajo la lluvia y nazarenos chorreando.

Fue una pena porque el Domingo de Ramos discurría con los mejores auspicios. La Paz salió con puntualidad y pasó por el Parque de María Luisa con más rapidez que de costumbre. Se notaba que la cofradía del Porvenir quería llegar pronto al entorno de la Catedral, por si acaso. No se esperaba que esa opción se convirtiera en la frustración de guarecer el paso del Señor de la Victoria en el Arquillo del Ayuntamiento y a la Virgen de la Paz bajo el Arco del Postigo, antes de buscar cobijo en la Catedral

Para el recuerdo se nos quedará la salida que ayer protagonizó la Borriquita. El paso de misterio tardó cinco minutos en descender con majestuosidad la rampa, mientras sonaba la marcha Cristo del Amor. La palmera se mecía airosa en una plaza del Salvador repleta de niños y de mayores. La misma escena de tantos Domingos de Ramos, todavía con sol, que no hacía presagiar lo que después ocurriría. Pero, apenas una hora después, cambió todo. El chaparrón obligó a hacer un maratoniano esfuerzo a los costaleros por la calle Sierpes, para que el paso volviera cuanto antes al templo del Salvador, mientras los chiquillos aguantaban estoicamente la lluvia.

Esa misma lluvia que obligó a volver al Cristo de la Buena Muerte a San Julián, cuando aún la Virgen de la Hiniesta no había salido. El paso de palio se ahorró la mojada, gracias a que la cofradía había retrasado su salida, tomando precauciones que fueron insuficientes, porque el Crucificado no tuvo la misma fortuna.

A la Cena le ocurrió algo parecido. El chaparrón comenzó con la Virgen del Subterráneo a punto de salir, el Cristo de la Humildad y Paciencia entrando en la calle Doña María Coronel y el paso de la Cena delante de San Pedro. Se nos frustró la estampa soñada de tantos Domingos de Ramos en la calle Doña María Coronel, donde esta vez no vimos a la Virgen del Subterráneo. Por el contrario, se vio al Cristo de la Humildad y Paciencia entre plásticos, corriendo por la calle Gerona, al igual que el misterio de la Cena, para regresar cuanto antes al templo de Los Terceros.

La cofradía de Jesús Despojado había salido con normalidad de su capilla de Molviedro. Mucho público la veía por la Magdalena y, más adelante, en la revirá del paso de misterio desde Rioja a Velázquez, donde algunas nubes negras se insinuaban al fondo con malos presagios. Le cayó el chaparrón con el paso de misterio para entrar en la Campana. Decidieron irse a la Anunciación, que era el templo más cercano.

Como suele ocurrir cuando las cosas se ponen feas, las previsiones de riesgo de lluvia se ampliaron sobre la marcha, en este caso hasta las 22:00. El Domingo de Ramos se había roto de la peor manera posible, que es con pasos mojados y charcos en las calles. San Roque, la Amargura y el Amor decidieron no salir, mientras que la Estrella retrasó la salida y se apuntó a la valentía, esta vez confiada en los pronósticos.

A partir de las 19:00, como decía el primer pronóstico, sólo cayeron unas gotitas. A las 21:30, cuando el Amor había suspendido su salida, brillaba la luna. Volvían la Paz y Jesús Despojado apresuradas. Sólo hacía estación la Estrella. Son días malos para los hermanos meteorólogos.

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