Con la única música del órgano del Salvador

Pasión

El Jueves Santo de 2010 podría ser el último en que el palio salga sin música

Los primeros nazarenos de Pasión, en la rampa del Salvador.
Los primeros nazarenos de Pasión, en la rampa del Salvador.
Fernando Pérez Ávila

02 de abril 2010 - 01:00

"Oiga, usted no pensará quedarse ahí, ¿no?". "Mira, que no se quita". "Oiga, usted, sí, usted...". "¿Me?". "Sí, ¿qué pasa? ¿que no se piensa quitar de ahí delante?". "Oh, sorry, I don't understand. I don't speak spanish". "No spanish, no, pero haga el favor de ponerse en otro sitio".

La escena tiene lugar en la Plaza del Salvador, a cinco metros de la rampla y apenas diez minutos antes de que salga la cruz de guía de Pasión. Un turista se ha colocado justo delante de un grupo de personas que aguardan en la primera fila y entre las que hay una persona impedida en silla de ruedas. El guiri no entiende qué es lo que ha hecho mal y tiene que explicárselo un joven en perfecto inglés. "Oh, no problem", dice, colocándose unos metros a la izquierda cuando se da cuenta de que tapa la visión del hombre de la silla de ruedas.

Diez minutos después se abren las puertas de la iglesia del Salvador. Los nazarenos de los primeros tramos ganan la calle Cuna en cuestión de segundos. La cofradía avanza rápido y en el interior de la iglesia se oye un golpe de martillo. De fondo suena el órgano, único acompañamiento musical de la cofradía de Pasión en la noche de ayer. Cuando todo estaba previsto para que la Virgen de la Merced fuera acompañada por la banda de la Oliva de Salteras, un recurso a última hora de un grupo de hermanos ha frenado esta decisión adoptada por abrumadora mayoría de los miembros de esta corporación.

Sale el Nazareno y se hace el silencio en toda la plaza. Del balcón de los soportales llega una saeta cantada por una mujer de mantilla a la que apenas queda voz. El paso tarda un minuto largo en bajar la rampla y enfilar hacia Cuna. Vuelve el murmullo. Sale un hombre con una escalera. Es Rafael Montoro, conocido aguaor que el día que sale su hermandad cambia el botijo por la escalera. "Mira que salir sin música al final", lamenta. Parón hasta que sale la Virgen. De nuevo suena el órgano. Hasta el año próximo, al menos, será la única música que se oiga al paso del palio de Pasión.

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