Cómics

Mundo de dioses

  • Solo tres titanes del Noveno Arte podían haber creado un cómic cuyo genial argumento y espectacular dibujo te sumergen en la investigación de un oscuro misterio

Ilustración de portada.

Ilustración de portada.

Construcciones ciclópeas que nunca, ningún arquitecto, llegó a imaginar. Extraños signos que las recorrían, cuyo origen siempre fue desconocido. Imposibles escorzos, desencajados rostros que nos advertían del peligro, paisajes que nos llevaron más allá de las estrellas, poderosas civilizaciones alienígenas…

Esto es tan solo una pizca del arte, el legado del que creo que es uno de los autores de cómic más influyentes del medio, al que se le coronó, merecidamente, como Rey.Hablo, claro está, de Jack Kirby.

Su herencia está y seguirá ahí para generaciones presentes y futuras, siempre sorprendiendo. Moderno, renovador, inspirador…

¿Y qué mejor homenaje que dedicar un cómic a su figura e impregnarlo por toda y cada una de sus viñetas con esos signos, estructuras y diseños tan reconocibles?Para ello han hecho falta tres grandes nombres del Noveno Arte, el medio en el que han forjado a base de talento, pasión y mucho trabajo sus exitosas carreras.

Dos guionistas, Jeff Lemire, al que a estas alturas todo buen lector de cómic debe conocer, ya que su ingente y genial producción nos ha llevado a otros mundos, futuros (Descender, Ascender), o sumergido en la más terrorífica de las tramas (Gideon Falls), plasmando en otro de sus cómics un nuevo y exitoso universo superheroico (la saga Black Hammer).

Matt Kindt, un autor al que hay que seguir, y del que no se han publicado demasiadas obras en nuestro país, tan solo un puñado, sobre todo, enmarcadas en el Universo DC (comentar la deuda que tenemos, ya que ninguna editorial se ha atrevido aún a publicar la más famosa de sus obras, MIND MMGMT, junto a otras muchas, y muy, muy interesantes), aunque los que le seguimos de cerca disfrutamos de los lindo de su Ether, junto al tercer miembro de este trío de creadores, David Rubín, que aquí nos vuelve a demostrar la clara herencia que Kirby dejó en su trazo, y que con el tiempo se ha hecho más y más obvia, triunfando tanto en nuestro país como en los Estados Unidos, donde desde hace tiempo su obra es seguida y admirada por los lectores.

Decir que cuando este trío decidió plantear una campaña de crowdfunding para financiar la obra estaba más que claro que lo iban a conseguir. Y así fue, y con mucho más presupuesto del que habían imaginado…

Pero llegados a este punto, estoy seguro que impacientes, os preguntaréis, ¿Qué es Cosmic Detective?

Pues ya comenzando por su título, se trata de un thriller, un relato enmarcado en el género noir, pero que nos conduce a otro mundo, una distopía extraña, en la que entrando en el maletero de un coche de reminiscencias cronenbergianas, este nos conduce a una extraña morgue, por citar uno de los momentos de la trama.

Un lugar en el que la ley es un grupo de tipos que lucen máscaras sadomaso, y cuyos agentes están ahí, pateando las calles, tratando de lidiar con el paso de unos innombrables seres que viven entre la humanidad desde hace más tiempo del que nadie recuerda.

Y justo ahí, con el asesinato de uno de ellos, comienza la trama que va a llevar al protagonista de este cómic, un detective sin nombre, un padre de familia (nada que ver con Sam Spade o Mike Hammer…) a encontrarse con un misterio más grande que él, del que no voy a daros más pistas, ya que si no os estropearía este increíble viaje.

Periplo en el que el agente se va a encontrar con piezas de ese puzzle en que se convierte su caso, y que tienen nombres propios: Dr. Ibbit, Holden Humphries, Sally, Angelica Javana, Dra. Nadal, Jabbad…

Justo hasta aquí puedo leer, tan solo deciros que como si de una producción en cinemascope se tratara, el enorme formato de este volumen se abrirá ante vuestros ojos, regalando páginas que rebosan originalidad, con unas soluciones narrativas extraordinarias, unas onomatopeyas que se convierten en un protagonista más del relato, colores que se salen de las viñetas.

Todo ello empaquetado en una absorbente trama escrita a cuatro manos, que no hace más que reflejar el talento e imaginación de sus artífices, y que un dibujante de primera fila ha plasmado en viñetas, aportando también ideas gráficas y argumentales, como podréis comprobar en la sección de extras.

Me resulta imposible, como ya comentaba al principio de este texto, imaginar un mejor homenaje al gran Jack Kirby que, desde donde quiera que esté, fumando un puro, inclinará su regia cabeza como signo de admiración.

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