Cómics

La semana más larga

  • ¿Cuál es el papel del Hechicero Supremo en un mundo en el que la magia ha sido eliminada de raíz?

Ilustración de portada.

Ilustración de portada.

Se le podría calificar de muchas formas, pero el día a día de Stephen Extraño es todo menos 'tranquilo'. Y ahora menos que nunca, ya que debido a lo sucedido con el Empirikul, se haya más desvalido que nunca ante cualquier ataque místico, contra los que tan solo cuenta con un puñado de objetos mágicos que le pueden salvar el cuello momentáneamente…

En este nuevo volumen que recoge la genial etapa ante la colección de Jason Aaaron y Chris Bachalo vamos a viajar también al pasado, en el que veremos a Extraño totalmente desesperado tras su accidente automovilístico, que le dejó lisiado, incapaz de usar esas manos de cirujano que tantas vidas habían salvado.

Acompañado en estos flashbacks por otro grande de las viñetas como es Kevin Nowlan, seremos también testigos del odio existente por parte del Barón Mordo, uno de los mayores, más letales, enemigos del protagonista, competencia ésta que nació de uno de los sentimientos más básicos del ser humano, la envidia.

Pero regresemos al presente, en el que la azarosa vida del mago se va a volver aún más peligrosa, ya que como si de un oscuro casting de villanos se tratara, va a tener que enfrentarse, nada más y nada menos que a Mr. Agonía, ese ser que él mismo creó y que tuvo encerrado en su casa hasta que la destrucción de ésta hizo que pudiera liberarse.

Las cosas se pondrán aún más peliagudas con la caída del protagonista en el reino de Pesadilla, del que le va a costar bastante esfuerzo salir. Y menos mal que cuenta con la inestimable ayuda de su discípulo, el fiel Wong, que le seguiría al mismísimo infierno, y Zelda, la resolutiva joven que ha demostrado ser una buena mano a la que agarrarse en los peores momentos.

¿Tiempo para descansar? Nah. Ya que Stephen recibe la inesperada visita de Satana, que tiene unos planes que le incluyen a él y un trozo de bacon bastante especial…

Y como si de una montaña rusa de emociones y peligros se tratara, Extraño aterriza (por decirlo de alguna manera) en un taxi. Pero aquí no se va a encontrar con un remedo de Travis Binkle, sino con otro de esos villanos de segunda regional que hemos conocido a través de los cómics del Universo Marvel, y que hasta ahora tan solo era un tipo con una pecera sobre la cabeza, el Orbe.

Pero el tipo ha cambiado, y su misión en la vida ha variado radicalmente.

Y como platos principales de este movidito menú, dos nombres que hacen que hasta el propio Extraño se ponga nervioso, dos archienemigos que cada tiempo aparecen para hacerle la vida imposible. Y en estos momentos en el que la magia ya no existe en nuestro mundo, el que ha sido hasta ahora el Hechicero Supremo se siente más desvalido que nunca, y su vida va a pender de un fino, finísimo hilo…

Peripecias sin freno, enemigos por doquier, todo aderezado con una pizca de ironía y muy buen humor, y servido para que los paladares de los lectores lo disfruten, con el trazo de uno de los dibujantes más personales que podemos encontrar en la industria del cómic norteamericana.

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