CONSUMO

Uno de cada dos españoles come menos carne para mejorar su salud

Una pieza grande de carne a la parrilla

Una pieza grande de carne a la parrilla

Hace unos años el ex-ministro de Consumo, Alberto Garzón, abría el debate sobre el consumo de carne a partir de varios datos sobre su impacto en la salud y en el medio ambiente. Advertía de que en España comemos el doble de carne de lo recomendado y se lamentaba de que nuestro país era el que más carne tiene disponible dentro de la UE. Pues bien, más allá de la cantidad de carne roja que se recomienda comer a la semana, según Harvard o aspectos sanitarios como si hay que lavar la carne antes de cocinarla o no, los datos reflejan que hoy día uno de cada dos españoles come menos carne para mejorar su salud.

España es el cuarto país europeo de alimentos de origen vegetal con unas ventas cercanas a los 500 millones de euros

Lo explica así los datos recogidos en una decena de países de Europa, entre los que se encuentra España, para analizar la aceptación de la alimentación basada en plantas de la mano de ProVeg y el proyecto Smart Protein de la UE. Según el mismo, España es el cuarto país europeo de alimentos de origen vegetal con unas ventas cercanas a los 500 millones de euros, con un 48% de los consumidores de carne informando haber reducido su ingesta en el último año.

Posibles sustitutos de la carne

¿Por qué este cambio de tendencia? ¿Está surtiendo efecto el mensaje transmitido a través de las instituciones? La principal motivación para consumir menos carne, de cerdo, de pollo o de ternera, y productos lácteos de origen animal es la salud. Así lo asegura casi la mitad de las personas que han reducido notablemente su consumo en los últimos tiempos. En segundo orden de prioridades, aunque también bastante importantes, se sitúan la preocupación por el bienestar de los animales (30%), y por factores medioambientales (23%).

Y aún así estos datos parecen insuficientes dentro del balance general que hay en Europa, donde países como Alemania o Países Bajos mantienen una política activa mayor para reducir el consumo de carne. Más de la mitad de los españoles se muestran dispuestos a sustituir alimentos de origen animal por legumbres o en su defecto por productos lácteos vegetales y dos de cada cinco personas consideran que los precios de las alternativas saludables a la carne deben ajustar sus precios a la realidad del mercado para que una amplia mayoría de los consumidores puedan tener acceso a ellos. 

Así la confianza de los españoles en torno a los productos vegetales ha crecido ostensiblemente en comparación con el momento en el que Garzón aumentó el tono del debate respecto a la carne. La seguridad, etiquetado y fiabilidad que les ofrecen estos nuevos productos son las tres grandes aristas que han evolucionado.

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