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Diego Medina Poveda. Poeta

"Escribo sonetos para ejercitarme, como el que va al gimnasio"

  • ‘En vecindad, no en compañía’ es el último libro de un poeta pegado a la tradición

Diego Medina Poveda y su último poemario, en la librería Casa Tomada de Sevilla.

Diego Medina Poveda y su último poemario, en la librería Casa Tomada de Sevilla. / José Ángel García

"La infancia es un espejo de memorias", escribe el poeta Diego Medina Poveda en su último poemario, titulado con un verso de Claudio Rodríguez: En vecindad, no en compañía. La poesía de Medina Poveda bebe de los sonidos clásicos del endecasílabo, de la poesía que invita a la reflexión, al sosiego. Doctor en Estudios Hispánicos por la Universidad Autónoma de Madrid y la Universidad de Rennes 2 (Francia), el autor conoce y se interesa por esos maestros que le han ido marcando el camino, en ese lenguaje de siglos que es la poesía. Diego Medina Poveda sigue caminando por esa senda, con una trayectoria cada vez más consolidada, la cual cuenta ya con varias publicaciones –siete libros– y premios a su obra. En 2018 obtuvo el Premio Manuel Alcántara por el poema Contrapicado, y en 2019 fue accésit del premio Adonáis con el libro Todo cuanto es verdad (Rialp, 2020), poemario que fue galardonado con el Premio Andalucía de la Crítica.

–Una definición de poesía según Diego Medina.

–Género y forma. La poesía es un género literario, y una manera de crear. Una manera de encauzar la imaginación, la interpretación del mundo. Es interesante la definición, creo que de Paul Valéry, que dice que la poesía es una balanza entre el sonido y el sentido. En mi libro En vecindad, no en compañía he querido reivindicar esa idea.

–¿Averiguar el sonido previo es la clave del sentido posterior?

–Eso es muy complicado de predefinir. A veces el sentido precede al ritmo; a veces el ritmo precede al sentido. Yo creo que hay tres formas de escribir un poema –por intentar sistematizar este asunto–: el poema que nace de un verso y luego vas tirando; el poema que te viene la idea, la maduras, y sabes lo que quieres decir; y por último están los poemas que vienen de ese dejarse llevar. En este poemario último no te puedo decir exactamente de qué tipo de creación vino cada poema. Hay de todo.

–En sus poemas está siempre el ritmo pausado, cadencioso, el uso del endecasílabo. Un tono que intuyo fundamental en la construcción de su poesía.

–El endecasílabo es mi verso principal. Eso está claro. Luego alterno también con el versolibrismo. El verso libre, por cierto, para mí es la forma poética más difícil. Porque el poeta ha debido interiorizar todos los ritmos posibles para luego poder expresarse libremente, pero en verso; es decir, ser conscientes de que estás empleando un metro y un ritmo, ser conscientes de que si, por ejemplo, empleas un eneasílabo, este tiene un ritmo. Hoy día nos encontramos con poemas que decimos que están escritos en verso libre, pero muchas veces es por desconocimiento de la forma.

–Es el título de este poemario un homenaje a Claudio Rodríguez. Y sospecho que mucho de él hay en este En vecindad, no en compañía.

–Sí. Tengo desperdigado por anteriores libros romances escritos en endecasílabos, desde siempre inspirados por la lectura de Don de la ebriedad, que me deslumbró completamente cuando lo leí. Me pareció una maravilla. De hecho, fue cerrar ese libro y ponerme a escribir. Claudio Rodríguez, desde mis primeras lecturas, está ahí. Me ha influido muchísimo. Aunque sin olvidar que mi propósito es buscar mi voz propia.

"Hay poemas que decimos que están escritos en verso libre, pero muchas veces es por desconocimiento de la forma”

–Los lectores podrían calificar su poesía de cercana a la tradición.

–Escribo de todo. Cualquiera que lea los poemas que publico en revistas, en mis libros… lo puede comprobar. Por otra parte, también escribo mucho, y mucho que va a la papelera. La papelera de reciclaje de mi ordenador está bastante activa. Escribo sonetos, muchos, porque eso me sirve para ejercitarme, como el que va a un gimnasio. El soneto, por ejemplo, me parece una manera de gimnasia poética que te entrena en la técnica, el oído. Que creo que es algo esencial en la poesía: tener oído. Pero eso: escribo de todo. Hay veces que incluso tiro por la poesía social. Aunque siempre teniendo presente esa idea del ritmo, que para mí es indisociable de la buena poesía. ¿Y qué les diría a los lectores que reseñan ese apego mío por lo clásico? Pues creo que no me leen del todo bien. Puedo escribir un soneto, pero adaptando mi voz a la voz de hoy. A mi realidad de hoy.

–¿Qué es, por cierto, la tradición?

–La tradición es la base. La tradición es la historia de la literatura. La tradición es todo ese poso literario de sabiduría, de grandes maestros, que hay que conocer y que hay que leer. Y también desechar cuando tú veas que no tienen ninguna relación con tu época. Pero antes de eso tienes que haber leído, tienes que haber interiorizado esos nombres que forman parte de lo que se entiende por tradición. El poeta debe conocer su pasado, aun siendo un poeta del siglo XXI. Para mí la tradición es el cimiento de la literatura.

–Los últimos versos de En vecindad, no en compañía dicen: "Estoy pariendo un mundo en estas páginas / para que tú las leas y te salves". ¿Salva la poesía?

–La poesía, al igual que la sabiduría, los libros… son el bálsamo y la solución que planteo para enfrentar a una realidad dominada por el dinero, por la prisa, por la poca reflexión, por el no sentarte a conocerte a ti mismo. En En vecindad, no en compañía hay una crítica muy fuerte, pero sutil, al consumismo. Yo creo que la poesía te lleva a conocer tu mundo interior, que es importante conocerlo. Para mí la poesía es un método de conocimiento de uno mismo.

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