Desde mi córner
  • Mientras Laporta se defiende descalificando la pregunta es si habrá algún daño colateral

El Barça-Negreira, una bola de nieve

CRECE como multiplicándose a diario el caso Enríquez Negreira a guisa de bola de nieve que promete unas dimensiones gigantescas. La bola rueda y rueda por la empinada pendiente de la vida y a estas alturas del partido a ver quién es capaz de adivinar su desenlace. Qué tamaño adquirirá la dichosa bola y hasta dónde van a llegar sus daños colaterales es la pregunta que llena de zozobra a todo el fútbol, español por supuesto.

Con Rubiales y Tebas inmersos en sus batallitas particulares, el caso ya apesta sin que las autoridades futbolísticas hayan tomado medida alguna. Mientras tanto, el inefable Joan Laporta se acula y de su rincón apenas sale, dedicándose exclusivamente a defenderse mediante descalificaciones a tirios y también a troyanos. Insultando y amenazando es como el inefable catalanista pretende salvaguardar la imagen de su club, pero está consiguiendo justamente lo contrario.

El caso está abochornando al culé bienintencionado y bien querría éste que la pasta que recibió Enríquez Negreira se la hubieran repartido en su entorno. Preferible imaginar que el dinero se perdió entre los componentes de la banda que en untar a los árbitros corruptos. De esa forma, la imagen del equipo en el campo queda incólume y, por ejemplo, ningún madridista podría ir a la ventanilla de reclamaciones a solicitar para su causa algún que otro título azulgrana.

Y si el aficionado culé piensa y desea eso, el españolito corriente reza porque ese caso no sea la cereza que se traiga engarzada a las demás del cesto. Han sido muchos años de sospechas y el problemón de que no todas sean infundadas revolotea haciendo círculos sobre todo el fútbol español. Ya habló Florentino, que era el que faltaba, pero ni la Federación ni LaLiga osan mover ficha y aclarar lo que haya que aclarar, conque vamos a ver cómo acaba de gorda la bolita.

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