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Contador, obligado a correr al contragolpe

  • El madrileño reconoce que nunca se ha visto con una desventaja inicial tan grande

Ningún Tour es tranquilo para Alberto Contador. Todos han tenido su dosis de adrenalina y el de 2011 tendrá que afrontarlo al contragolpe, de atrás adelante, con la obligación de recuperar el tiempo perdido en las dos primeras etapas.

En el equipo Saxo Bank y en el entorno del ciclista la estrategia pasa por aguantar hasta que llegue la montaña, no perder más tiempo y jugarse la carrera con la carretera empinada. "Nunca me he visto en esta situación", confiesa el de Pinto que, tras la lección del primer día, rodó ayer en los primeros puestos del pelotón, rodeado de varios compañeros, para alejar los fantasmas que le han situado lejos de los primeros puestos.

Contador se quita toda la presión que puede. La de la carrera, designando como favoritos a Andy Schleck y a Cadel Evans. Y la de fuera, sin entrar al trapo de los silbidos que le dedica el público, que se están convirtiendo en noticia las primeras jornadas. En su calendario está ya marcada la etapa de Luz Ardiden, la duodécima, la primera de los Pirineos, donde debe comenzar su remontada. Nadie entierra al madrileño. Al Tour le quedan tantos kilómetros, tantas pedaladas y escarceos, que sería osado apartar de la lista de favoritos a un ciclista que desde 2007 no pierde ninguna grande en la que ha participado.

Los hermanos Schleck también se obstinan en mantener la calma y, aunque no ocultan su satisfacción por el tiempo mermado a Contador, insisten en que su carrera no es contra el madrileño, si no para ganar el Tour. Y es que junto a la satisfacción por la ventaja que tienen sobre el madrileño surgen dudas por ver cómo otros ciclistas se cuelan entre el grupo de favoritos. Entre ellos, con un lugar destacado, el australiano Cadel Evans, tercero de la general. El ciclista del BMC llega a la carrera con menos kilómetros que nunca en sus piernas y con una preparación muy específica para lograr la victoria en la prueba a sus 34 años de edad. Aunque se supone que en la montaña es menos fuerte, el australiano está en la mejor posición posible para correr como le gusta, esperando a sus rivales. Todo lo contrario que un Contador obligado a correr al contragolpe.

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