Definirse en el punto fatídico

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El Sevilla, a encontrarse otra vez a sí mismo justo ante los rivales que marcaron su momento más crítico en la primera vuelta No descolgarse, objetivo ante el Barça

Definirse en el punto fatídico
Definirse en el punto fatídico
Jesús Alba

09 de febrero 2014 - 05:02

Le temían en el Sevilla como a una vara verde que el calendario se parase en este punto, precisamente en el que en la primera vuelta el equipo de Unai Emery llegó a ocupar el farolillo rojo. Aquello fue tras perder en Mestalla ante el Valencia inmediatamente después de visitar el Camp Nou. Y en esos dos partidos este Sevilla tan dado al sube y baja dejó dos imágenes totalmente distintas. Una, si bien fue en la recta final del partido, muy valiente y con decisión ante el todopoderoso cuadro azulgrana que hoy visita Nervión, al que igualó un 2-0 y puso contra las cuerdas en su estadio, aunque finalmente cayera en el descuento en una jugada en la que Alberto Moreno no defendió correctamente a Messi. Otra, tremendamente decepcionante para sus aficionados ante un Valencia mortecino con Djukic pisando las primeras tablas del patíbulo.

Aquel cambio fue de una semana a otra y significó que el Sevilla de Emery tocara fondo y empezara a tomar ese impulso que, con dos meses casi perfectos entre noviembre y diciembre, puso el proyecto rozando ya las puertas de Europa.

Pero otra vez esa escasa fiabilidad del equipo, sea por causa de los errores del entrenador o de los jugadores, tiró por tierra el esfuerzo de recuperar tantísimas posiciones como logró escalar desde el mismísimo fondo del pozo de la tabla.

Ahora, el Sevilla vuelve al mismo punto que fue tan crítico para sus intereses en la primera vuelta y la sensación generalizada es que podría haberlo hecho en bastante mejores condiciones a como se presenta en este doble compromiso en casa ante rivales históricamente complicados como Barcelona y Valencia.

Todavía está a tiempo y el momento del equipo no puede catalogarse de catastrófico generalizando en el conjunto de la temporada, ni mucho menos, pero el Sevilla lleva a remolque precisamente esas jornadas (que fueron demasiadas) en las que no salía de la zona baja de la clasificación ni despegaba decididamente para acercarse a donde ahora está, cerca de los puestos europeos.

Claro que el Sevilla puede derrotar esta noche al Barcelona. Este equipo ha demostrado -y precisamente en partidos así- que ante su público es capaz de grandes gestas y, por añadidura, el de Martino no es un rival invencible. No es invencible, pero es el Barcelona y eso hay que tenerlo presente cuando además uno no acaba de definirse. El paso atrás andado por el grupo que dirige Emery con las derrotas en partidos que tenía encarrilados ante Levante y Málaga ha devuelto a la afición a ese estado de desasosiego en el que empieza a dudar de todo. Duda e incluso oye a quienes ya dibujan una nueva planificación, como si ya no valiera lo que tiene entre manos en el presente, con el equipo aún cerca de la sexta plaza y vivo en Europa. Es cierto que la ocasión de soñar con la Champions estuvo ahí y fue tirada a la basura en el momento más inesperado, así que a estos profesionales (de los mejor pagados de España) les toca decir si son carne o pescado, si de verdad van a pelear por los objetivos o la temporada se empezará a llenar de excusas en la mediocridad de la Liga más mediocre que se recuerda.

Si Messi, Daniel, Busquets... tienen un mal día (con Pedro se antoja más difícil), el Sevilla tendrá alguna opción si lo hace todo perfecto, si al momento sublime de Rakitic le acompañan algunas piezas más en el equipo que alinee sobre el césped un Emery otra vez cuestionado. Precisamente en la posición que ocupe Rakitic radica una de las grandes dudas en el equipo sevillista. ¿Este es un partido en casa o fuera? Atendiendo al guión que suele utilizar el técnico de Fuenterrabía, el suizo-croata juega como medio centro organizador en el Sánchez-Pizjuán y como mediapunta en los desplazamientos. Así le ha ido bien en esa fase exitosa que arrancó en Cornellà, pero la duda está en qué Rakitic veremos hoy, el que corre por todo el campo y recibe el balón incluso en el área de Beto o el que entra menos en contacto con el juego pero está más cerca del área para el último pase o para ver puerta. Todo tiene sus matices. Una fórmula te da posesión, la otra, más equilibrio y menos desprotección en las -letales para el Sevilla- transiciones ataque-defensa. Que Emery elija.

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