El partido ante el Villarreal, además de por ser un rival directo, tenía el morbo de ver a Denis Suárez en las filas amarillas enfrentarse a su anterior equipo. Y más aún cuando Banega estaba lesionado. Denis empezó muy fuerte al pasado año en el Sevilla pero finalmente el argentino se quedó con la titularidad y cada vez jugaba menos minutos.

Sin el director de orquesta del Sevilla, había interés por saber si el jugador amarillo hubiese sido capaz de ser ese jugador que supliese a Banega, porque se ha visto que Krohn-Dehli no llega al nivel del argentino y mucho menos N’Zonzi.

Denis empezó el partido escorado en la banda izquierda, banda por la que llegaban la mayoría de los ataques del equipo de Marcelino. Apareció en los primeros minutos aunque luego se fue diluyendo poco a poco. En la segunda parte centró su posición y se vio al verdadero jugador. Daba sentido al juego de su equipo, puso el balón en bandeja para que Bakambu metiese el segundo y cuando más lo necesitaba su equipo, empezó a darle sentido al juego para dormir lo que quedaba de partido.

Lo bien que le hubiese venido al Sevilla que Denis Suárez hubiese jugado hoy con la camiseta negra y no con la amarilla. Conociendo las dotes negociadoras de Monchi, quizás podría llegar a un acuerdo con Fernando Roig, presidente del Villarreal, para que se trajera a Denis y dejarle a N’Zonzi. E incluso a Emery. Por pedir que no quede.