Es ley del fútbol. Cuando hay una frustración grande, y en el sevillismo la hay por el enésimo traspié viajero, todo el mundo busca un culpable y el entrenador tiene más papeletas que nadie para hacerse acreedor de ese rol tan desagradable, siempre que no esté a mano un Romaric o un Fazio al que recurrir. Unai Emery, tantas veces pararrayos de las escasas decepciones que viene sufriendo la afición sevillista en las tres últimas temporadas, vuelve a estar en el ojo del huracán, en parte por esa realidad del fútbol y en parte porque el propio entrenador se encargó el sábado de rearmar a sus críticos más acérrimos y también de darles armas a los tibios y de cargar de dudas a los defensores.

En un análisis somero, propio de la visión externa del aficionado, es irrefutable la crítica a una realidad que viene produciéndose cada quince días o menos, según los vaivenes del calendario. El Sevilla, una vez tras otra, no consigue ganar fuera de casa y por ahí se le está yendo la gran oportunidad de luchar por el verdadero objetivo que, por presupuesto, esfuerzo y capacidad, debe buscar el equipo de Emery, la Liga de Campeones. El romanticismo de la Liga Europa está muy bien para las soflamas y los mensajes en las redes sociales, pero a la hora de cuadrar cuentas, que le pregunten a José María Cruz o Juan Luis Villanueva, la Champions es la que justifica fichajes como los de Llorente y Konoplyanka y la que posibilita intentar, al menos intentar, atar a jugadores como Banega.

En el caso del Sevilla, además, han coincidido dos de las tres últimas frustraciones a domicilio con los tropiezos del rival directo al que quiere alcanzar. En Vallecas, los nervionenses desperdiciaron una ventaja de 0-2, y multitud de ocasiones de gol, mientras el Villarreal empataba en el Vicente Calderón. Una semana después, llegó ese esperanzador partido en el Camp Nou, la única derrota en los últimos dos meses, que dejó un sabor radicalmente opuesto al de Getafe: la derrota, por cómo se produjo, dejó henchido de orgullo al sevillismo, pese a que el triunfo del equipo de Marcelino elevó a 11 puntos su ventaja en la Liga.

Pero lo que más duele a ese sevillismo que se rasga las vestiduras por el empate en el Coliseum Alfonso Pérez Muñoz es que precisamente el día que pierde el Villarreal y que puede dejar la desventaja en seis puntos, su equipo realiza el peor partido en mucho tiempo y, para más inri, desperdicia el regalo inesperado de haberse puesto 0-1 dejándose empatar, en un inesperado castigo a la pésima lectura del partido en la que tiene mucho que ver el entrenador, con la elección de un once en el que funcionaron como medio centro y extremo dos defensas y con unos cambios que desarmaron aún más a su equipo, pero también el rendimiento de sus jugadores, sin la confianza mínima para amarrar, en poco más de diez minutos, un resultado que era oro puro. Sin embargo, la realidad, nublada a veces entre las ofuscaciones de la frustración, es que en dos jornadas el Sevilla le ha recortado tres puntos a su rival directo. Podrían haber sido cinco...

El Sevilla afronta una semana determinante. El jueves juega en Basilea obligado a reaccionar tras lo de Getafe con el feo bagaje de haber perdido sus cuatro salidas europeas (Turín, Manchester, Mönchengladbach y Molde) y no haber ganado ni uno de sus 14 partidos ligueros a domicilio. Y debe hacerlo con la necesidad de repartir esfuerzos, dado que el domingo apurará la última bala en busca de la cuarta plaza. Si vence al Villarreal, se colocará a cinco puntos, y no sería tan descabellado que le recortara esos cinco puntos en los nueve partidos restantes -cinco fuera, eso sí- después de los tres que le ha recortado en dos jornadas. Quedarían 27 puntos en juego, aunque debe jugar en el Bernabéu, Mestalla, El Molinón, Cornellá y San Mamés...

Ser el único equipo de Primera y, junto con el Hellas Verona italiano, el único de las cinco grandes ligas europeas que no ha ganado a domicilio menoscaba mucho la buena labor de Emery en otros frentes. Y mina su imagen ante la afición. Su figura centraba ayer las acérrimas críticas en todas las conversaciones entre sevillistas, los que acudieron a ver al filial, los que se animaron al histriónico pimpampún de las redes sociales o los que se cruzaron de paseo por el agradable domingo cuaresmal. Es ley del fútbol, como es habitual que Emery revierta esas críticas cuanto más acérrimas son...

programa. La plantilla del Sevilla disfrutó ayer del primero de sus dos días de descanso que le concedió Unai Emery. El equipo regresará al trabajo en la ciudad deportiva mañana, en vísperas del viaje a Suiza previsto para el miércoles por la mañana. El entrenador sevillista espera contar ya con Krychowiak como uno más en el grupo, casi a pleno rendimiento, aunque es improbable que viaje a Basilea.

liga europa. El Sevilla pondrá a la venta hoy y mañana en sus taquillas las entradas para el partido del jueves en Basilea, a 33 ó 88 euros. La entradas son nominativas, por lo que es necesario presentar el DNI. Los sevillistas que residan por la zona pueden adquirir sus entradas en el correo ontour@sevillafc.es.

cantera. Un total de 14 jugadores de los escalafones inferiores del Sevilla se proclamaron campeones de Andalucía con las selecciones sevillanas infantil y cadete, que ganaron las finales de la cita provincial en San Fernando. Los infantiles Álvaro, Zamora, Anillo, Salguero, Vela y Matías participaron en el triunfo 2-0 ante Jaén, mientras los cadetes ganaron por idéntico marcador a Almería. Jugaron Alfonso, Ramón, Pavón, Quique Ríos, Juanma Bernal, Bryan, Reinoso y Valentino, los tres últimos del Altair.

acto social. El presidente del Sevilla y dos jugadores de la plantilla protagonizarán hoy en el estadio Ramón Sánchez-Pizjuán un nuevo acto del programa escolar Sácale partido al cole. Los más pequeños disfrutarán una vez más de la visita al estadio y de un rato de convivencia con los futbolistas.