Liga adelante

Empequeñece a todos (4-0)

  • El Betis no necesita siquiera pisar el acelerador a fondo para golear al Rayo, otro de los candidatos al ascenso · El orden le basta al equipo de Mel antes de asestar los golpes definitivos

El Betis tiene motivos para sentirse el rey de la categoría. El conjunto entrenado por Pepe Mel empequeñece una semana sí y otra también a todos los adversarios que se va encontrando por el camino. Ayer le tocó el turno a un Rayo que, junto a los propios béticos y el Celta, tal vez sea uno de los más serios aspirantes a las dos plazas de ascenso directo. Pero el conjunto madrileño, a pesar de todo su empeño, pareció un pelele en las manos de los anfitriones, que hicieron con él lo que quisieron en todo momento.

Vaya por delante que no fue el partido más brillante en lo futbolístico de los verdiblancos. En un campo así, impropio de las categorías del fútbol profesional, es imposible desarrollar un juego preciso y rápido, y, por muy bueno que sea, el equipo de Mel tampoco lo puede hacer. Pero este Betis camaleónico es capaz de adaptarse a las circunstancias, de cambiar de color de piel tal y como le vaya exigiendo una situación determinada. Por ello, la mañana de ayer, también ventosa en exceso, no era la más indicada para que el fútbol se asemejara al desarrollado siete días antes en Salamanca. La solución pasaba por saber manejar otros factores, por convertir la portería propia en un fortín y por tener la máxima efectividad posible en el ataque. Tanto en una faceta como en la otra, el Betis mereció un diez.

Porque los elegidos ayer por Mel, los mismos que estuvieron en El Helmántico sin importarle al técnico el rival que estuviera enfrente, algo que no hizo el entrenador del Rayo, tenían muy claro los caminos a seguir para anotarse un nuevo triunfo. El choque copero frente al Zaragoza había dejado las enseñanzas precisas y esa adaptación al medio exigía que las complicaciones fueran las mínimas, cuanto menos mejor. Ya llegaría el momento para golpear al rival y para encauzar el triunfo.

Dicho y hecho. El Rayo salió con más intensidad en apariencia, controló el balón en el arranque, pero el Betis se hizo fuerte detrás y no permitió que los vallecanos se pudieran acercar hasta Goitia. La defensa es cada vez más fuerte a pesar de tener dos laterales teóricamente ofensivos y la producción del contrincante en ese inicio se iba a limitar a un disparo lejano de Borja García. Los cimientos para hacer sólido el edificio estaban puestos.

Como además la espera para el 1-0 fue mínima, pues mucho mejor. Ni un cuarto de hora se había contabilizado cuando se producía una de las primeras faltas en las cercanías del área del Rayo. Y ahí comparece otra de las cualidades que hacen de este Betis un equipo moderno en todos los sentidos y digno de acaparar elogios. Su fútbol de estrategia, el que ahora se denomina de balón parado, es letal. Mel cuenta con dos lanzadores excelentes, pues tanto Salva Sevilla como Beñat son capaces de resquebrajar a la defensa más organizada tanto en las faltas como en los saques de esquina. El turno fue para Salva Sevilla esta vez. El almeriense aprovechó un lanzamiento muy frontal para colocar un balón tenso, una pelota que igual puede ser rozada por un compañero que por un adversario para despistar a su guardameta. Quien lo hizo fue el centrocampista Javi Fuego, aunque igual le podía haber sucedido a otro de los suyos que estaba justo al lado. Imposible para Cobeño a tan corta distancia y 1-0 para el Betis con sólo un cuarto de hora consumido en el electrónico.

Se le ponían bien las cosas al equipo de Mel, sobre todo porque es el equipo de Mel, ya que el Betis ya ha demostrado más de una vez en el presente curso que un partido se puede remontar, claro que sí. El problema es que a quien había que levantarle el marcador era al propio equipo de Mel y permítase tantas apelaciones consecutivas a ese ejército tan bien puesto sobre el campo. Porque el Betis a partir de ese instante fue aún más sólido si cabe. ¡Sólo permitió alguna tímida opción de gol al aspirante Rayo cuando ya ganaba por un rotundo 3-0!

No era un fútbol brillante el que se veía, no podía serlo con semejante pastizal. Pero el Betis tampoco lo necesitaba, pues prefirió hacerse fuerte atrás. Mel le ordenó a Emana que retrasara algunos metros su posición para ayudar a la pareja Iriney-Beñat, Salva Sevilla también colaboraba en esa tarea y el Rayo se quedaba siempre en el deseo, amagaba pero jamás daba. Porque el Betis, este Betis tan bien construido por su arquitecto, no se lo permitía.

Así se llegaría al intermedio. El Betis ganaba con lo justo, pero no se sentía agobiado por el otro aspirante y era cuestión de tener paciencia para finiquitar aquello. Lo hizo bien prontito, además. Le bastó con un robo de Beñat para que el vasco casi apareciese por primera vez y liquidara al Rayo con un certero disparo desde el borde del área. Encima Rubén Castro aprovecharía el desconcierto rayista para golpear de nuevo con rapidez. El Betis no sólo goleó, sino que convirtió al Rayo, uno de su liga, en un verdadero pelele.

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