Llegó el día de pegarle el pase de la firma al cúmulo de sensaciones que la selección empezó a emitir la tarde de Costa Rica. Llegó el día clave para que el futuro sea de ésta u otra manera, que sería acabar líder o ir de segundo, ya que la sombra de la eliminación es tan débil que ni siquiera hay que pensar en ella. Pero estamos ante un partido de esos que se denominan trampa dada la entidad del rival y por mucho que le ganase a Alemania.

Japón al otro lado de la cancha, un equipo sin historia pero con bastante presente gracias a su organización y buena condición física. Junto a eso, algún que otro futbolista no tiene mucho que envidiar a la elite y de hecho son varios los que juegan en las grandes ligas, con Kubo como ejemplo más cercano y determinante. Claro que aún se recuerda a los nipones que jugaron el Mundial de Rusia y en el que encandilaba aquel Inui que tan poco se justificó en el Betis.

Con el empate acabamos liderando el grupo y eso da un plus de confianza, pero mucho cuidado porque un exceso de confianza la carga el Diablo. Y vayamos a la utopía de que España se quede fuera. Todo pasaría por perder con Japón y que Costa Rica venza a Alemania. Otra posibilidad pasaría por un triunfo alemán sobre los ticos por una diferencia de goles mayor que la que consiguió España en el partido que inauguraba ese Grupo E que Lucho califica de la muerte.

Demasiadas condiciones para un maracanazo, por lo que pongamos todos los huevos en la cesta de España. A partir de las ocho de la noche y en el Estadio Internacional Khalifa se juega el primer enfrentamiento oficial con Japón. Existe un precedente en semifinal olímpica y España ganó con un gol logrado por Marco Asensio, que se vislumbra como titular en la cita de esta noche. Y una pregunta: ¿No sería mejor eludir a Brasil por la vieja conseja de ser segundo? Quién sabe.