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Tan a medias como La Cartuja

  • Ni los ánimos de más de 10.000 españoles levantaron a una selección que se quedó sin gritar gol

  • Morata deja abierto el debate del nueve

  • La marea roja busca nuevos ídolos

Aficionados españoles animan durante el partido de España.

Aficionados españoles animan durante el partido de España. / Kiko Huesca / Efe

No se le dan bien a la selección española los comienzos de los torneos y esta Eurocopa no fue una excepción. Ni el aliento de los más de 10.000 aficionados que acudieron a La Cartuja sirvió para que los de Luis Enrique gritaran gol. España se quedó a medias como el graderío y tan seca como ese césped castigado por el clima sevillano.

El entusiasmo por recibir a la selección, casi imperceptible días atrás, sí empezó a notarse durante la jornada. Las calles, que ya recibieron a hinchas suecos durante el fin de semana, comenzaron a coger el color rojigualda de esos aficionados que llegaron de toda España para animar a la selección. Existía ilusión por recibir un torneo de máximo nivel en territorio español, aunque sólo sea parcialmente, y también por el regreso del fútbol a competiciones de primer orden.

Sevilla, la casa de España durante muchos años, quería seguir demostrando ese carácter de talismán que le valió el título honorífico de jugador número 12. Y esta España de Luis Enrique, a falta de los ídolos que alcanzaron la gloria en tiempos recientes, quiso recuperar esa Furia con la que fue conocida hasta la irrupción del tiki-taka. No se le pudo negar el esfuerzo a los futbolistas elegidos por el técnico asturiano. El esfuerzo en el trabajo sin balón sólo tuvo su recompensa en el dato de posesión, pero en el fútbol se necesita marcar un gol más que el rival.

Las mejores ocasiones de España las tuvo Álvaro Morata. Si ya fue recibido con dudas en el amistoso en el Wanda Metropolitano, en La Cartuja volvieron a aparecer esos fantasmas. Si un delantero necesita el gol para reivindicarse, el '9' de la Juventus lo requiere más que nadie para quitarse esa losa que lo viene lastrando desde hace algún tiempo.

No lo consiguió. Pero tampoco su sustituto, el deseado Gerard Moreno. En cualquier encuesta entre aficionados, el nombre del delantero del Villarreal sería el elegido para el once, como también Iago Aspas estaría entre los convocados. Pero en esta selección manda Luis Enrique, ese líder que toma decisiones controvertidas que seguro que darán que hablar hasta el sábado, cuando de nuevo España reaparezca en La Cartuja para medirse a Polonia en un partido casi a vida o muerte.

Si el Rey Felipe VI sufría en el palco, también los aficionados españoles lo hacían en la grada. "¡A por ellos, oé!", se arrancó el público sevillano a falta de 15 minutos, intentando añadir esa gasolina extra que ya le empezó a faltar a la selección. Y a punto estuvo de lograrlo con el cabezazo de Gerard Moreno, desviado in extremis por Olsen, o ese remate casi sin querer de Sarabia, que de nuevo halló en su camino al portero sueco.

"Sí, se puede", terminó por entonar el público de La Cartuja, en lo que ya para muchos significó la imposibilidad de lograr esa victoria tan deseada. Pero España tiene en su sino lo de complicarse los torneos desde el arranque. Ojalá el resultado final sea como el de aquel Mundial de 2010 o la Eurocopa de 2012, y así seguro que la sonrisa aparece pese al primer duelo a medias.

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