Gran confianza mutua
El compromiso verbal entre José Castro y Unai Emery prima sobre el tanteo que le ha hecho a éste el Milan "En fútbol puede pasar de todo, pero la sintonía es total", dice su representante
El éxito en un club modesto como el Sevilla tiene su precio. Si la comidilla tras la competición estaba siendo la situación de dos pilares como Rakitic y Fazio, ahora es el turno del entrenador. Unai Emery ha sido tentado por el Milan para relevar a Clarence Seedorf después de una campaña nefasta en la que ni siquiera se ha metido en Europa. No es un cualquiera el que ha llamado a sus puertas y es la oportunidad de oro de ir a un grande de Europa en horas bajas, lo que facilita la tarea para cualquier recién llegado. Pero el compromiso verbal al que llegaron José Castro y Unai Emery hace más de dos meses prima más, por ahora. El Milan está apretando al técnico y le ha dado de plazo para responder hasta el día 31. De momento, pese a que aún no ha firmado su renovación, ha remitido a Adriano Galliani a su acuerdo con el Sevilla. En el peor de los casos, la rúbrica de lo pactado abriría otro marco de negociación que podría beneficiar al club de Nervión. Esta entrada en escena del Milan ha provocado que José Castro, que llegó ayer desde la República Dominicana, partiese de inmediato hacia Kuala Lumpur, donde está el equipo, para tratar el asunto con el técnico de Fuenterrabía.
La confianza entre el club y el técnico es enorme. Han vivido juntos momentos muy malos, cuando era inimaginable que el Sevilla pudiera levantar un título europeo. Y esa complicidad ha provocado una fuerte unión, fruto de la cual es ese recio compromiso verbal entre presidente y técnico, quienes presumen de honrar la palabra dada.
"En el fútbol puede pasar de todo, no se puede asegurar nada, pero la sintonía entre Emery y el Sevilla es total", remarcó ayer el representante del técnico en eldesmarque.com. Las palabras de Iñaki Ibáñez están fundamentadas en ese acuerdo rotundo al que sólo le falta ponerle rúbrica.
El pasado 9 de marzo, de vuelta del partido en Almería, Castro y Emery mantuvieron una charla en la que acordaron la renovación de su contrato, que expira el próximo 30 de junio. El acuerdo fue total, un pacto de caballeros, y la importancia del mismo estriba en que en aquel momento el Sevilla acababa de salir de la segunda mala racha del curso, la que atravesó entre enero y febrero, con empates ante el Elche, Atlético y Valencia y derrotas con Levante, Málaga y Barcelona. Castro, ante las críticas de parte de la afición y la prensa, quiso reforzar a su técnico ante el inminente euroderbi.
Precisamente en la víspera del encuentro que rompió esta segunda mala racha del curso, en Vallecas, Emery se tuvo que tragar el sapo de una reunión secreta que Castro iba a mantener con su paisano Joaquín Caparrós en Utrera. Tras el Valladolid-Levante, que se jugó el viernes 22 de febrero, el técnico ex sevillista tomó el AVE rumbo a Sevilla. "Sólo he venido a ver a la familia en Utrera", desmintió Caparrós. Pero Emery se montó con el equipo en el AVE hacia Madrid con ese runrún.
En aquellos momentos de fortísimos rumores y de malos resultados, Castro y Monchi le dieron todo su apoyo a Emery. El presidente llegó a decir que era "el mejor entrenador del mundo". Y éste tuvo que echar balones fuera. "Hablar de eso es perder el tiempo", dijo al ser preguntado por la reunión con Caparrós, que finalmente no se produjo. Lo que sí tuvo lugar, días después, el 8 de marzo, fue la reunión en Almería, a la que llegaba el Sevilla intentando resucitar. Eso lo agradece todavía Emery profundamente y a eso se aferra también el club.
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