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Hoy toca el traje de faena

  • El Sevilla, bajo la consigna de Emery de dejar la portería a cero tras su exhibición ante el Getafe, busca asaltar los puestos altos en casa del necesitado Elche.

Parece que Unai Emery empieza a cogerle el tranquillo a esto. Después de haber dado con la tecla de la filosofía de juego, el técnico vasco olisquea que puede haber una peligrosa euforia en torno al equipo tras la loada exhibición de fútbol ante el Getafe. Por ello insistió ayer mucho en una consigna que quiere que su Sevilla, ahora ya aparentemente redondeado, lleve a cabo: dejar la portería a cero, la portería propia, claro. Y para ello es fundamental ponerse de nuevo el traje de faena por mucho que enfrente esté un recién ascendido que no pasa por su mejor momento. En días como hoy se suelen dar los batacazos los equipos en racha y el añadido de que el Elche traiga una dinámica negativa hace que el partido cobre aún más peligro sordo.

Contra ese peligro sordo de la euforia propia y la depresión ajena debe luchar un equipo que seguramente volverá a mostrar su faceta pragmática y fea. Con Iborra de nuevo en el equipo tras cumplir un partido de sanción, todo hace indicar que Emery prácticamente repetirá el once que desplegó ese alabado fútbol intenso y ofensivo el domingo pasado, salvo la inclusión del valenciano por uno de los dos delanteros, prioritariamente Gameiro. Pero ese mínimo cambio hace girar la idea de juego sobre un 4-2-3-1 más sólido, a priori, y mejor resguardado. Emery tiene varias razones para buscar lo estético en los partidos de casa y afear las citas foráneas. La primera es que el Sevilla se ha hecho fuerte así, a domicilio y con la prioridad de no encajar goles para aprovechar su juego de estrategia o su temible pegada al contragolpe. Le ha ido bien así y el entrenador de Fuenterrabía es el primero que no quiere tocar lo que está funcionando. Además, enfrente habrá un enrabietado contrincante.

El Elche de Fran Escribá sabe jugar al fútbol pese a que lleve cuatro derrotas consecutivas en la Liga, a la que habría que sumar la encajada ante el Villarreal en el Martínez Valero que lo echó de la Copa del Rey. Y tiene hombres dinámicos y profundos que pueden zamarrear el árbol sevillista a ver qué cae, por si la hueste rojiblanca estuviera adormecida al sol de su excelente racha positiva. Quiere esto decir que el equipo franjiverde está en disposición de decir basta, de dar un golpe en la mesa ante sus aficionados y para ello ha elegido al Sevilla como confiado rival propicio.

Contra esta legítima intención debe luchar un Sevilla que busca su asalto definitivo a los puestos europeos justo en el partido que da por concluida la primera vuelta. Se llega al ecuador liguero y el equipo de Emery lo hace en una línea claramente ascendente, habiendo sumado 16 de los últimos 18 puntos, algo que no ha estado al alcance ni siquiera del Barcelona, sólo de los dos grandes de Madrid, y la voluntad de todos los que tomaron ayer el vuelo rumbo a la ciudad de las palmeras era rubricar esa racha con otro triunfo que le ponga una bonita guinda a esta primera fase del campeonato.

Vuelve el Sevilla al Martínez Valero 25 años después de su última aparición por este clásico escenario en Primera División. Los nervionenses ya rindieron visita al Elche más recientemente, concretamente en septiembre de 2000, pero en Segunda División. En ambos precedentes inmediatos el Sevilla se quedó con todos los puntos en juego, gracias a su victoria por idéntico resultado: 1-2. Que no haya dos sin tres es lo que querrá concretar hoy el equipo de Emery.

Y que vaya a hacerlo con el traje de faena no es ninguna tontería. El Martínez Valero no se le ha dado históricamente excesivamente bien al Sevilla. De 19 visitas entre Primera y Segunda, se han dado 11 triunfos locales, por cinco visitantes y tres empates. Y hoy, presuntamente con ese mismo traje de faena con el que ganó en Villarreal, en Granada y en Cornellá, el conjunto de Emery quiere enjugar esa estadística histórica y, de paso, señalar una nueva muesca en esa escalada que está realizando desde aquella mañana barcelonesa en que el equipo, sin alharacas y bien remangado, consiguió desbrozar un nuevo camino. Lo ha dicho Emery: lo crucial es dejar la portería a cero, luego vendrá lo que tenga que venir.

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