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Iborra se sube al carro como un líder (0-2)

  • El Sevilla suma un nuevo triunfo al doblegar al Almería en la segunda mitad y se coloca con 36 puntos. Ante el fútbol monótono y sin rupturas de la primera mitad, las llegadas de los medios centro deciden después.

El Sevilla escala la cuesta de enero con solidez y eso tuvo mucho que ver, ayer, con la presencia de un gigante en el eje de todo. Iborra no sólo ha aprovechado la marcha de Mbia para subirse al carro, sino que lo ha hecho, además, como un verdadero líder. Un timonel silencioso, pero que manda en el campo y que es capaz de abrir el marcador con una incorporación al borde del área del rival y, además, cerrar el litigio ante el Almería con la salvación de un gol de Hemed en la misma raya de la portería de Beto. Ése es todo el campo que cubre Iborra y que sus compañeros agradecen sobremanera, tanto que en privado comentan que es una garantía jugar con él en esa posición tan comprometida.

Porque Iborra ya lo advirtió el pasado jueves con su participación estelar en el partido copero en Granada y lo volvió a corroborar ayer en su segundo encuentro como titular después de mucho tiempo. Y es que los números no engañan cuando indican que el Sevilla aún no ha perdido ningún partido en el presente curso con el valenciano entre los once elegidos por Unai Emery, igual que en el anterior también escasearon las derrotas en semejantes circunstancias. Y que nadie busque cuestiones esotéricas, Iborra no es un talismán, sencillamente pone mucho de su parte dentro del campo para que los equipos a los que defiende pierdan menos de lo que ganan. Le ocurrió al Levante en sus buenos tiempos y le está pasando al Sevilla cada vez que Emery lo estima conveniente.

Iborra, en definitiva, no habla francés, pero no tiene nada que envidiarles a los otros medios centro que están por delante de él en las preferencias de su entrenador. Tal vez Mbia cuando está a tope y juega de verdad, con concentración durante los noventa minutos, pueda aportarle al Sevilla algo más en ataque. Respecto a Krychowiak, es cuestión de gustos, simplemente eso, habrá quien considere que el valenciano es mejor que el polaco y viceversa, pero se trata de dos futbolistas diferentes e incluso complementarios para poder jugar juntos en un mismo equipo.

Sirvan estos primeros párrafos para centrar el mérito principal en la figura de este gigante de tierras levantinas que cubre una cantidad de campo tremenda y que siempre cierra las puertas que pueden tener abiertas sus compañeros más ofensivos. Pero el Sevilla, está claro, no fue sólo Iborra ni en lo bueno ni tampoco en lo malo, que hubo mucho a pesar de este nuevo triunfo nervionense. Porque el primer periodo no pudo ser más soso e intrascendente. Emery había apostado por un equipo bastante parecido al que se enfrentara en su día al Eibar, sobre todo en la línea de mediapuntas. Y, como aquel día, se volvió a echar en falta algo de velocidad en los futbolistas que llegaban por detrás de Bacca. Cierto que el balón se aseguraba algo más con Reyes y Banega, pero no hubo ni una sola acción de ruptura en los desmarques durante ese primer periodo y el Almería, lógicamente, lo agradeció. Tanto que incluso se atrevió a dar un paso adelante para hostigar a los visitantes y fue capaz de proporcionarles incluso algún susto. 

La imagen que quedaba del Sevilla en el intermedio era bastante inocua y no parecía que fuera a cambiar mucho con el cambio obligado de Coke por Pareja. Sin embargo, sí variaron algunas cosas, Carriço se fue al eje de la defensa, Coke se posicionó junto a Iborra en el medio y eso le dio algo más de dinamismo al centro del campo a pesar del arreón inicial de un Almería que olisqueó la posibilidad de hacer sangre ante los problemas defensivos que en esa fase padeció el cuadro de Emery ante un rival vigoroso.

Pero el equipo que ayer vestía de azul claro supo salir indemne de ese mal momento y fue creciendo muy poco a poco. La pelota ya llegaba antes a Banega y Reyes y, lo más importante, éstos encontraban un aliado en Bacca en lugar de un enemigo. El colombiano se comenzó a mover rápido hacia los costados de los centrales y ahí ganaba los balones para aguantarlos o para intentar remates que fueron asustando cada vez más a Julián.

En una de esas acciones de Bacca se creó una superioridad por la banda derecha del ataque forastero, donde se movieron tanto el colombiano como Aleix Vidal y Reyes. Bacca estaría astuto en su pelea y le dejó el balón de cara a Iborra, quien ejecutó un disparo perfecto con la izquierda. El Sevilla, sin necesidad de hacer muchas cosas, había tirado, una vez más, de eficacia y estaba por delante, cuestión que no tardaría en corroborar cuando un balón profundo de Banega era peleado por Bacca de nuevo. Julián rechaza la pelota en su salida desesperada y otro medio centro, en este caso Coke, llega desde atrás siguiendo la jugada para poner el cero a dos.

El concepto futbolístico de ambos tantos había sido muy similar y quienes sorprendían al rival no eran ni siquiera los tres mediapuntas, todo tenía el origen en Bacca y tanto Iborra como Coke se encargaban de la ejecución. Son cuestiones que, lógicamente, no tienen que ver con el azar y sí con el trabajo previo de un partido, pero habrá quien se quede con la pretendida suerte que le achacan siempre a Unai Emery.

Sea como fuere, el Sevilla sólo había necesitado un par de chispazos para resolver un partido más y colocar los 36 puntos, nada más y nada menos que 36, cuando a la primera vuelta le resta sólo una cita más, además de la aplazada ante el Real Madrid. El balance puede ser mejor, claro, y los pavos reales también deberían cantar para que todo fuera perfecto, pero el Sevilla tiene ese botín en su casillero por la sencilla razón de que casi siempre es un bloque sólido en el que prácticamente da igual que se empleen Mbia y Krychowiak o que lo haga Iborra con Coke. Todos tienen su ratito de gloria.

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