Sevilla- Rayo Vallecano · la crónica

Jesús Navas homenajea a todos (5-2)

  • El Sevilla se despide de los suyos con una goleada al Rayo Vallecano y con un sentido tributo a Kanoute, un gran icono. El partidazo del extremo sevillista redimió en parte a Reyes y dejó alguna esperanza sobre Babá.

En el día del adiós a quien será una verdadera leyenda para el sevillismo por los siglos de los siglos, el grandioso Frederic Kanoute, el Sevilla halló un perfecto redentor en la persona de Jesús Navas. El extremo palaciego se encargó de conducir un poco más hacia los avernos al Rayo Vallecano con una exhibición portentosa, con una capacidad increíble para dejar atrás a los rivales y darle goles en bandeja a quienes más los necesitaban por circunstancias harto diferentes. Babá, Reyes y Kanoute fueron los beneficiados por semejante exhibición de un Jesús Navas que tocó con fuerza en la puerta de Del Bosque con vistas a la Eurocopa.

Kanoute se despedía y no podía hacerlo con un mal rollo, otro más en un año decepcionante para quien siente la fe balompédica radicada en Nervión. Y de eso se iba a encargar quien ha sido uno de sus socios principalísimos durante todos estos años, ese puñal por la banda derecha que le ha servido más de un gol, de dos y no se sabe cuántos más de esos casi 130 que ha totalizado el francés durante su estancia en el club. Jesús Navas no sólo allanó el camino para que los minutos de Kanoute fueran posibles con un 4-1 casi definitivo ya en el marcador, además fue capaz de protagonizar la jugada más simbólica cuando Reyes le puso la pelota por delante, llegó antes que Cobeño y tuvo la bonhomía de darle el gol en bandeja al mito, a Kanoute. Éste, lógicamente, no lo desaprovechó y pudo subirse la camiseta para que todos los asistentes al Ramón Sánchez-Pizjuán leyeran un ¡GRACIAS! Todo en mayúsculas y bien grande para que pudiera ser descifrado incluso desde la grada. Era la mejor forma de decirle adiós a un futbolista de ese tamaño y no sólo por su estatura.

Pero Jesús Navas no iba a ejercer de conductor únicamente de ese merecidísimo homenaje, también iba a encargarse de procurarle un poquito de redención, ya que el resto deberá ganársela el propio protagonista la próxima temporada, a Reyes. Más o menos el camino había sido el mismo, aunque un cuarto de hora antes. Internada del palaciego para plantarse ante Cobeño y pase en bandeja a Reyes con un defensa sin ninguna opción debajo de los palos. El utrerano se encargó del resto con un toque rarísimo con su pierna izquierda y pudo gritar, por fin, un gol propio en Nervión después de su retorno al club que lo vio nacer como futbolista de primer nivel.

Si en ese segundo caso se puede hablar, por tanto, de redención, en el tercer protagonista sería una confirmación de que puede ser válido en el futuro. Está claro que esta vez el párrafo se le adjudica a Babá, quien supo interpretar a la perfección las ideas de Jesús Navas para anotar dos nuevos goles a su casillero y ganarse algo de crédito en su segunda comparecencia como delantero titular del Sevilla. En el primer tanto supo tirar el desmarque desde muy lejos para facilitarle incluso las cosas a Jesús Navas, es decir, le trazó el camino, algo que el palaciego agradece sobremanera, sobre todo cuando le dejan sólo una posibilidad; en el segundo, Jesús Navas lo dejó en solitario para un espectacular remate de cabeza.

Cuando se han visto tantos y tantos centros de Jesús Navas con todo a favor sin que tuvieran finalmente un rematador, debe dársele un mérito a la figura de quien se coloca con todo a favor para que la jugada concluya en gol. Y Babá lo supo hacer.

Pero no sólo fueron los autores de los goles quienes agradecieron que Jesús Navas los hiciera brillar en la despedida. También Rakitic, incluso Coke, pueden hacerlo. El suizo supo hallar una vía por la que meter una infinidad de pases profundos con final feliz. El lateral se asoció en muchas ocasiones con el extremo.

Fueron las consecuencias de un partido que ya nació encauzado para el Sevilla desde el mismo momento en el que Míchel decidió apostar por un 4-3-3 con Trochowski y Rakitic por delante de Deivid, que hacía de central por delante sin perder casi nunca la posición. Los sevillistas pudieron ponerse por delante en el minuto 2 a través de Trochowski y hasta fallaron un penalti en el 19'. Pero nada le importaba a Jesús Navas, él seguía a lo suyo hasta que Babá sí acertó con la red. Después lo harían Cala, Babá de nuevo, Reyes y Kanoute en un partido de lo más placentero para el sevillismo a pesar de algún susto en un córner posterior al 4-2. Pero el Sevilla era mucho más sólido con tres en el medio y con Jesús Navas desatado. Justo lo que merecía una leyenda, don Frederic Oumar Kanoute.

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