Mireia Belmonte (Badalona, 10-11-1990) es una de las deportistas españolas más importantes de la historia. En su currículum se acumulan los éxitos, pero esta sirena mantiene intacta la ilusión. A las puertas de los que serán sus cuartos Juegos Olímpicos, si confirma los pronósticos el próximo mes de abril en Sabadell, la nadadora tratará de convertirse en la deportista española con más medallas olímpicas. Un sueño que sería todavía mayor si, finalmente, logra ser la abanderada del equipo español en la inauguración de los Juegos el próximo mes de julio. "Ojalá sea la tercera mujer que porta la bandera", señala con una leve sonrisa esperanzadora que se le dibuja en los labios.

–2019 fue un año complicado, ¿qué tal se encuentra?

–La verdad es que con energías renovadas. Por delante, con Tokio 2020, tenemos un bonito reto.

–¿En qué momento se encuentra de su preparación para los Juegos?

–Está siendo bastante exigente, con muchos entrenamientos muy duros. Estamos haciendo los cimientos de lo que va a ser esta temporada. Así que vamos con mucha paciencia. Sabemos que el trabajo dará sus frutos y que los resultados llegarán tarde o temprano.

–Serán los de Tokio sus cuartos Juegos Olímpicos, ¿cómo afronta este reto?

–Con mucha ilusión. Nunca me había imaginado llegar a cuatro Juegos Olímpicos cuando empecé en esto de la natación. Estoy disfrutando del camino.

–Ese camino la llevó a participar en la Media Maratón de Sevilla, ¿cómo se encaja eso en su preparación?

–La carrera a pie es uno de mis factores para preparar la natación. Suelo correr dos o tres veces a la semana. Me lo tomé como un reto más. Era una tirada muy superlarga, porque nunca había hecho más de diez o 12 kilómetros. Bueno, fue un reto bonito. No sabía si iba a acabarla o no, pero lo hice. Y cuando estaba corriendo me iba encontrando mejor así que al pude hacer progresiva.

–Y tengo entendido que acabó con buen tiempo...

–No tengo ni idea de tiempos. Me sacan de mis pruebas del agua y no sé si los tiempos son buenos o no (ríe). Para mí fue un tiempo superbueno. La verdad es que la media que me salió fue rápida, así que contenta.

Mireia Belmonte, durante la entrevista.

–En cuanto a la preparación, ¿hay mucha diferencia entre Río y Tokio?

–No, es bastante similar. Mis pruebas en el calendario serán muy similares, aunque añadiendo una prueba más, los 1.500 metros femeninos, que se incluyen en el programa olímpico. Más o menos llevamos la misma preparación, con las mismas pruebas y el mismo enfoque.

–¿Hay algo de superstición en esa decisión?

–En Londres también fue bien, en Río, también. Mi entrenador (Fred Vergnoux) sabe poner a punto a sus nadadores para las citas importantes. Este año vamos a por todas y hay que poner toda la carne en el asador.

–Si hubiera alguna palabra para definir la sensación de recibir una medalla olímpica, ¿cuál sería?

–Indescriptible (ríe). No hay nada parecido con lo que se pueda comparar. No te puedo decir "es parecido a tal cosa". No. Es una sensación que nunca antes había vivido, que la noté muy corta, que casi no me dio tiempo a asimilarlo. Creo que lo bonito viene después, cuando sientas un poco la cabeza y vas viendo lo que has conseguido. Cuando estás en el podio no sabes lo que sientes para nada.

"¿Si serán estos mis últimos Juegos? No lo sé, Dios dirá, pero de momento, estoy disfrutando cada día”

–Hablemos sobre la opción de ser abanderada, ¿cuántas veces se ha imaginado entrar en Tokio con la bandera de España?

–Bueno, la verdad es que no sé si me lo he imaginado alguna vez. Realmente sí me gustaría tener esa sensación de llevar la bandera de mí país. Y al fin y al cabo ser la que va delante con la bandera con la de gente que hay detrás en este país, con la de deportistas que tenemos, con la gente que consigue resultados y que lleva el nombre de nuestro país a lo más alto.

–¿Supone un mayor estímulo esa recompensa?

–No sé si definirlo así. Sí que sería un orgullo extra. Cuando consigues una medalla olímpica es como un sueño. Ser la elegida para llevar la bandera sería como cumplir otro sueño más. No es algo que pase siempre ni a todo el mundo. Sólo hemos tenido dos mujeres que hayan podido ser abanderadas en Los Juegos Olímpicos de verano, así que este año puede ser la tercera.

–En Tokio podría superar a David Cal. ¿Tiene en mente algún reto ya?

–Lo primero siempre es ir paso a paso. De momento, tengo que lograr el billete para las seis pruebas, es lo más importante. De momento, en natación, nadie se ha clasificado para los Juegos. Hemos hecho una preclasificación en Amsterdam, en diciembre, pero no hay nadie oficial. Lo primero será lograr la clasificación, y cuando la tenga será como “uf, ya puedo trabajar tranquilamente”. Las pruebas son a principios de abril en Sabadell.

–Debuta en el programa olímpico la prueba de 1.500, ¿cómo la afronta?

–Es una prueba más en el calendario. Se añaden días de competición, no son ocho, sino nueve. Así que creo que un día más para mí es bastante importante, al menos para mí, para recuperar y más de una prueba exigente que tienen unos 15 minutos de duración. Hay que mirar muy bien el calendario para saber el planning de toda la semana olímpica y hacerlo lo mejor posible.

–¿Serán sus últimos Juegos Olímpicos?

–La verdad es que no lo sé. Yo estoy disfrutando mucho cada día. Mi cuarta preparación olímpica está siendo superespecial y puede que haya una quinta, una sexta. No lo sé, Dios dirá. Pero de momento, estoy disfrutando mucho de este año.