Bilbao Básket-CB Sevilla

Morir con uno es morir todos (89-61)

  • El equipo de Roth y Galilea, que sigue confiando en el técnico, protagoniza otro ridículo en Miribilla con una derrota vergonzante Es necesario tomar medidas ya

Dijo esta semana José Luis Galilea, la cabeza visible de la americanizada entidad hispalense, que Scott Roth sería el entrenador hasta el final de temporada porque confiaba ciegamente en él. Vamos, que morirá con el técnico.  Y quizá con él puede que también muera el baloncesto en Sevilla, vista la enésima demostración de que en el equipo ni hay dirección desde el banquillo ni desde los despachos, dadas las últimas decisiones o falta de ellas, si se atiende al incidente ocurrido con Pullen a través de las redes sociales. ¿Castigo? Sí, jugar de titular en Miribilla, aunque puede que ésa fuese su pena.

 

No hay manera de que transcurridas cinco jornadas arranque el proyecto. Es que ni siquiera lo intenta. Cinco derrotas, la última ante el Bilbao por 89-61, y la vergüenza va in crescendo a medida que pasa el tiempo. ¿Acaso se puede jugar sin alma? ¿Acaso un técnico puede exigir actitud a los suyos cuando no es capaz de dar una orden desde el banquillo? ¿Acaso se puede jugar con una entidad de 27 años de historia como quien juega a ser directivo en un videojuego? Esto duele, y mucho. Duele a sus 1.767 socios y muchos más simpatizantes que tiene el club; a sus trabajadores e incluso a algún jugador que ha crecido aquí, pero ya está, porque no se puede enarbolar la bandera del cajismo si se acaba de aterrizar y mandan los intereses económicos más que el corazón.

 

No es el proceder, ni hacer ni deshacer cambiando los cromos buenos por malos por el mero hecho de mover las piezas, que fluyan las transacciones aunque para ello se destruya todo lo que había unos meses atrás. Un equipo, con mayúsculas, con química y con chispa que había vuelto a generar la ilusión por el baloncesto y de la noche a la mañana está destruido.

 

En cualquier deporte hace falta una cosa para competir: alma. Ese espíritu que Joan Plaza grabó a fuego en su etapa en Sevilla, haciendo que hasta Triguero se tirara al suelo a por los balones y que Aíto García Reneses metió en vena para que los suyos no bajaran nunca los brazos. Todo lo que Roth es incapaz de transmitir según se desprende de este inicio liguero, ya sea por su situación profesional o por limitaciones propias, y que genera que los jugadores no crean en quien les manda desde el banco ni en ellos mismos ya. Ver arrastrase al equipo en Miribilla debe servir ya de acicate para unos directivos que deben tomar decisiones pensando en el bien común, no en el propio ni en amiguismos. Fichar, cortar, mandar... Lo que sea menos creer que por ciencia infusa, divina o reiniciando la partida en la vídeoconsola esto va a cambiar. 

 

Que algo falla es evidente si hasta en el quinteto de salida alguien se equivoca: saltaron Oriola, Balvin y Porzingis de inicio, aunque enseguida el letón se fue al banco por Radicevic. En otras circunstancias esto no hubiera pasado de anécdota, pero es el reflejo de los tiempos por los que pasa la entidad, que camina como un pollo sin cabeza hacia un futuro cada vez más evidente.

 

Y todo esto es el resumen no sólo del partido, sino de la situación actual porque no hay más. Porque el Bilbao Básket de Sito Alonso con un puñado de conceptos claros acabó con el CB Sevilla: pick and roll, defensa y mover el balón hasta buscar la mejor opción de tiro. El abecé del baloncesto, en definitiva, que se puede aderezar con un poco de sangre e intensidad.  

 

Un 22-5 de inicio machacó al cuadro hispalense en apenas seis minutos, con una facilidad que asustaba. Que producía vergüenza a quienes sienten de verdad lo que es el Baloncesto Sevilla, Cajasol, Caja San Fernando en definitiva. Indiferencia para otros, que no paran de hacer retuits de todo o jugadores que entienden que están aquí de paso, porque sus agentes, prestidigitadores del deporte profesional, los colocarán en cualquier otro lugar. Frío o calor, da igual. Sólo importa el papel.

 

Los triples de Bertans y las canastas fáciles bajo el aro de Marko Todorovic marcaron el inicio. Un 3-10 al final del primer cuarto hizo que el marcador no luciese lo que de verdad se veía en la pista (25-15), pero en el segundo, sin americanos en la pista, todos al lado de su compatriota Roth, el orgullo de algunos salió a relucir. El primero, el de Oriola, que con nueve puntos tiró del carro hasta colocaral CB Sevilla a tiro de piedra: 32-29. A tiro de triple tras un 2+1 a pase de Pullen, que no hizo nada más en el choque. Pero el espejismo se quedó ahí. Mumbrú se puso el mono de ejecutor con siete puntos consecutivos y el equipo, con las rotaciones, perdió ese mínimo orgullo e intensidad defensiva demostrados minutos atrás.   

 

El Bilbao olió la sangre y fue a por su rival dirigido por un magistral Colom. Si al descanso ya dejó encarrilado el partido con otro tirón (46-34), a la vuelta de los vestuarios un parcial de 18-4 destrozó al CB Sevilla, un juguete en las manos de cualquier rival, y finiquitó un encuentro sin mucha más historia, en el que el objetivo ya era perder de la manera más digna posible: 89-61 al final, así que ni eso. El futuro, pese a quien le pese, pende de un hilo. ¿Será el adiós?

Ficha Técnica:

89 - Bilbao Basket (25+21+24+19): Quino Colom (8), Dairis Bertans (17), Mumbrú (10), Hervelle (9) y Marko Todorovic (10) -cinco inicial-; Raúl López (6), Borg (7), Andusic (7), Wragge (6), Latavious Williams (7), Dejan Todorovic (2) y Gabriel.

61 - Baloncesto Sevilla (15+19+9+18): Pullen (5), Byars (10), Porzingis (5), Oriola (11) y Balvin (4) -cinco inicial-; Radicevic (5), Thames (5), Alex Urtasun (10), Berni Rodríguez (4), Watts (2) y Willy Hernangómez.

Parciales: 25-15, 46-34 (descanso); 70-43 y 89-61 (final).

Árbitros: Jiménez, Araña y Munar. Eliminado por faltas Byars (min.40)

Incidencias: Partido correspondiente a la quinta jornada de la Liga Endesa. disputado en el Bilbao Arena de Miribilla ante 8.462 espectadores, según datos de la estadística oficial del partido.

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