José María del Nido, serio como es habitual, aparcó por un día el discurso triunfalista que la trayectoria del club permite para glosar de manera paternal y sentida la figura de Daniel Alves, un chico que apareció por Sevilla al inicio de su etapa como presidente y que, según el presidente, simboliza como nadie el crecimiento del Sevilla.

"Cuesta trabajo decir adiós a los más grandes", comenzó Del Nido. Daniel es gigante, ciclópeo, inabarcable. Simboliza el crecimiento, si quieren desmesurado, que ha tenido el Sevilla desde que tomara las riendas este presidente en 2002. Daniel es el futbolista total, y además es la persona. Sin lugar a dudas, para mí es el futbolista más importante de la historia contemporánea del club, y quién sabe si es el más importante de la historia centenaria de la entidad", enunció el presidente.

Con tintes evidentemente paternales, Del Nido despidió a Daniel con todos los honores. "Daniel se marcha como se merece, por la puerta grande, con el presidente a su lado, habiendo cumplido uno de los ciclos más importantes de la historia del Sevilla. Quién lo iba a decir cuando Daniel, que vino a precio de salvo, vino a Sevilla que iba a cumplir la etapa más importante en lo deportivo de la sociedad. No merecía otra despedida que abriéndole las puertas del Sánchez-Pizjuán. Va a ser difícil encontrar otro como él".

"Es difícil que encontremos una flor que brille como Daniel Alves", añadió Del Nido, quien no dejó escapar la ocasión de dar su sitio al jugador para el futuro. "Le brindo la casa sevillista para que si algún día tiene que volver, que sepa que tendrá el puesto que se merece en nuestra entidad".

Sea o no el mejor de la historia del Sevilla, lo cierto es que será un jugador recordado mientras exista el club, por lo cual Del Nido no comparó a Daniel con Arza, considerado por muchos la figura más representativa de la historia del club. "No nos vamos a pelear por ver quién es el mejor de la historia del Sevilla. Mi padre hablaba maravillas de Juanito Arza. Daniel y él son grandes amigos y de lo que no hay duda es que Daniel puede ser el mejor de la historia contemporánea del Sevilla. Afortunadamente, se va como los sevillistas queríamos que se fuera, llorando y con las puertas abiertas del Sánchez-Pizjuán".