Nuevos, que no neófitos

Uno fue Juani en las alineaciones de Xabier Azkargorta, con el que jugó cinco partidos como lateral derecho en la temporada 87-88. Otro optó por su apellido como nombre de guerra y sólo jugó un encuentro con el primer equipo, el 9 de septiembre de 1984 en el Sánchez-Pizjuán, junto a Serna, Rafa Paz, Ramón o el propio Jiménez, canteranos que fueron alineados por Manolo Cardo frente al Athletic de Bilbao (3-0) debido a la huelga de futbolistas profesionales que hubo aquella jornada. "Recibimos mucha presión de los jugadores, casi nos llaman esquiroles", recuerda Juani, que se perdió el partido por lesión. Los dos compartieron vestuario con Jiménez y son hombres de la casa, respiran por el Sevilla Fútbol Club. Ahora cumplen su sueño en el primer equipo.

Nacho Oria y Juan Lozano son los dos nuevos en el cuerpo técnico del Sevilla, los últimos en llegar. El primero ha sido preparador físico del filial junto a Jiménez desde Tercera División hasta Segunda A y ahora trabaja codo con codo con Ramón Orellana. El segundo, que se fue del Sevilla al Ceuta tras la llegada de Diego Rodríguez -ahora técnico del Sevilla C- volvió a su hogar después de ser un trotamundos del fútbol, tanto de futbolista como de entrenador. Hasta que recibió la llamada de Jiménez, se hizo cargo del juvenil de División de Honor primero y ya el año pasado ejerció de ayudante en el filial. Ya es segundo del míster junto a Jesús Calderón, alter ego de Jiménez desde el filial. Ambos tienen su gran reválida profesional.

Nacho Oria (Sevilla, 15-3-65) empezó jugando en los infantiles hasta llegar a debutar con el primer equipo, ocho años en total. Luego se apasionó por la preparación física. Los jugadores temen sus carreras. "Soy un hombre de la casa, estoy ligado al club desde que tenía 13 años y mi ilusión estaba en el primer equipo y he llegado. Pero no deja de ser complicado llegar a un equipo que tiene el listón tan alto después de ganar tantos títulos. No es fácil, pero es un reto bonito, apasionante, y la ilusión es máxima", relata Nacho Oria.

Juan Lozano nació en Osuna el 23 de abril de 1964 y se crió en Sevilla. "Estoy muy contento, es una etapa nueva, no tiene nada que ver con lo anterior. Es como cuando era futbolista y tenía el objetivo de llegar al primer equipo. Pues esto es igual, pero como técnico. Es tu sueño, con tu equipo de toda la vida y con compañeros que hemos jugado juntos, que es lo más bonito", dice Juani, y Oria apostilla: "Quién nos iba a decir esto en aquellos tiempos esto. Es una cosa muy bonita".

Los dos justifican que un equipo de elite como el Sevilla tenga alrededor un cuerpo técnico tan extenso: "Un equipo de este nivel se tiene que rodear de toda esta gente, hace falta, cuanta más gente, mejor para el futbolista -dice Juani-. Si hay más médicos, se recuperarán antes. Y si hay seis ojos de técnicos viendo los entrenamientos, mejor, porque siempre hay cosas que se escapan. Yo sólo soy ayudante, por si hay cosas que se escapan a Manolo".

Nacho Oria trabaja de igual a igual con el veterano de la casa, Ramón Orellana: "Todo lo que hacemos lo consensuamos, tanto su trabajo como el mío. Él se dedica más al trabajo de resistencia y yo un poco más a la fuerza y la potencia. Lo hablamos todo dos o tres días antes de cada sesión".

Los dos andan empeñados en forjar un equipo grande, en darle continuidad al Sevilla de los éxitos. Y no les tiembla el pulso: "No hay temor ni presión, somos gente de fútbol de toda la vida, de mucha tensión, con objetivos marcados. Y a todo el mundo le gusta marcarse retos. No hay nada más bonito que jugar a ganar", dice Juan Lozano. Nacho Oria se centra más en el plano físico: "Ahora hay que afinar más la velocidad, porque el fútbol es velocidad. Tenemos ya la cita del 1 de agosto (ante el Milan en Moscú) y no podemos ir a ningún sitio a hacer el ridículo". Son las palabras de los dos nuevos, dos hombres de fútbol que no tienen nada de neófitos.