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Pilares de sevillismo en la cuna de Ken Follett

Para mañana se espera en Cardiff a unos 3.000 sevillistas. Algunos hacen de avanzadilla y la bella ciudad galesa va tomando poco a poco colorido rojiblanco, aunque esta vez quizá (por las consignas ante la marcada identidad cromática del rival) la cosa vaya más por el rojo.

Es época de vacaciones y el sevillismo se funde con el turismo, los niños no tienen cole, la familia que puede le da un alegrón a la infantería pequeña y, de camino, se conoce mundo.

Cardiff es una maravilla. Recibe con mal tiempo, lluvia y viento con ratos de tímido sol, pero es el decorado que mejor sale en las fotos de sus castillos, seña de identidad de la geografía galesa. Cardiff es la ciudad del mundo con más concentración de castillos en sus alrededores, majestuosa herencia de la defensa a los asedios de los normandos. El sevillismo la toma ahora. José Manuel Álvarez se lleva a su familia. Su mujer, María Ferraro, su hija Ana, su hijo José Antonio y la novia de éste, Luz Hermosín. En el grupo, que se separa en Barcelona (escala obligada por Vueling) para confluir otra vez en Cardiff, están también José María Redondo y Juan Rodríguez. El primero es fundador de la Peña sevillista de Córdoba. Se van por Bristol y se reencuentran en unas horas. "Soy muy amigo del Maestro Araújo. En Oporto le dije que se viniera a comer con nosotros, no me hizo caso y aún relata del almuerzo que le dieron", dice el segundo.

Desde El Prat a la ciudad de Gareth Bale, el Expreso de Cardiff, sí vuela directo la familia de Álvarez Broquetas, cuna de sevillismo. Su hermano fue 15 años directivo del Sevilla. "Entró con José Ramón Cisneros y se quedó todo el tiempo con Eugenio Montes", dice. "El viaje nos lo organizó Rafael Carrión, con el que me une amistad", puntualiza mientras se desayuna una coca-cola y un sándwich plastificado en una de las american breakfast del aeropuerto barcelonés. No hay lugar para sibaritas entre vuelo y vuelo, ni siquiera para el fundador de Sevilla Gourmet. "Esto es lo que nos queda allí", se resigna mirando su presa sobre la bandeja.

Sin tiempo para el turismo y con la reunión con la UEFA en la cabeza desde las siete de la mañana viaja la avanzadilla del club. Para que todo funcione a la perfección va por delante el quinteto que forman, cada uno en su función, la maquinaria pesada de organización del club blanco, recogido con un aparato organizativo espectacular por el ente europeo del fútbol. José Bernet, una institución en el Sevilla, es el más veterano. Nadie viaja en el club a ningún sitio sin su supervisión previa. Antonio García, jefe de seguridad de la entidad de Nervión, se las tendrá que ver con autoridades y policía galesas, obligado a dar la cara por los gamberros de siempre, que también los habrá en Cardiff. Jesús Arroyo, del departamento de fútbol y coordinador de la asesoría jurídica, Manuel Salado, del departamento de taquillas, y Pablo Romero, de protocolo. Los cinco mantuvieron por la tarde la reunión preceptiva en el Cardiff City Stadium con la UEFA, el Real Madrid, autoridades locales, fuerzas de seguridad y otras hierbas en la que se ata cualquier cabo suelto y se pulen los detalles de un partido de esta envergadura.

Son los encargados de que no falte un detalle, de poner la alfombra roja a la llegada, ya en el día de hoy, de la expedición que todo el mundo espera. El equipo y una buena parte de los aficionados, para que ya en el día del partido aparezcan por en el casco antiguo de Cardiff el grueso del sevillismo. Eso será cuando los corazones empiecen a palpitar de verdad ante la inminencia de una nueva cita histórica. "Hemos estado en todas las finales, en Eindhoven, Glasgow, Turín... La única que no fuimos fue la de Mónaco cuando murió Puerta", explica Álvarez hijo. Por delante, fútbol y mucha piedra que ver. Como la del célebre Castillo de Caerdydd (el nombre de la ciudad en galés), atracción principal de la capital británica y alrededor de la que creció con la llegada de colonos ingleses, o la Catedral de Llandaff, que inspiró al niño Ken Follett a escribir la densísima historia de varias generaciones de una misma familia en Los Pilares de la Tierra, obra que, siguiendo el símil, guarda relación con el sevillismo: tiene unos pilares fuertes y es una pasión que pasa de padres a hijos.

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