Salvados, pese a todo
Agridulce El Caja pierde ante el Barça pero sella esta jornada la permanencia por el triunfo en Zaragoza del Iurbentia con un triple de Salgado en el último segundo Meta Los sevillanos, tranquilos a falta de dos fechas
Gracias, Javi. Eso pensarían en el vestuario cajista cuando se enteraron de que un triple a tres décimas del final de Javi Salgado en Zaragoza daba la victoria al Iurbentia (69-70) y, por ende, la salvación al Cajasol. Gracias a esa canasta, y a la anterior racha de seis victorias consecutivas y una gran segunda vuelta, al césar lo que es del césar, el cuadro sevillano selló de una vez la ansiada permanencia esta jornada. Fue gracias al trabajo de otros, y no al propio, porque el equipo no dio la talla en el Palau ante un Barça que rotó mucho pensando en la Final Four.
Nada de eso importa ya, porque perdieron el Murcia, con el Pamesa, y el CAI, con el Iurbentia, y, a dos partidos del final, quién lo diría hace dos meses, y con un duelo entre ambos la última jornada, ninguno puede coger al Caja. Pero alguien tendría que haberles dicho a los jugadores que la salvación no estaba sellada antes del choque. Es muy posible perder en el Palau aun cuando te juegas la vida, pero de ahí a dejarse avasallar va un mundo. El conjunto de Martínez no fue nunca rival para los de Pascual, recordando al que perdía por inercia en la primera vuelta con ningún espíritu de sacrificio ni amor propio.
Otra vez sin la tensión necesaria de inicio, el Cajasol se dejó sorprender al principio fruto de los fallos en tiros y penetraciones más o menos cómodos y los errores en las ayudas, que permitían a los pívots catalanes lanzar sin oposición desde el exterior. Al 11-3 de partida, con siete puntos de Andersen y cuatro de Fran Vázquez, intentó responder Martínez con una zona, dinamitada al momento con un triple de Basile, quien no dejaba ni a sol ni a sombra a Tucker. Pascual había estudiado al dedillo el juego ofensivo sevillano y no dejaba ni medio metro a sus exteriores.
El camino, por tanto, era incidir sobre los hombres altos, sobre todo con Rey, muy motivado con su regreso a casa, pero los balones, cuando llegaban, lo hacían muy forzados. El Barça, en cambio, jugaba fluido, con transiciones muy rápidas que impedían a los sevillanos defender en estático, más a gusto que cuando tenían que correr. El carrusel de cambios poco varió el panorama de un Caja que no sabía por dónde hincarle el diente a su rival. Por dentro no encontraba huecos para el pase, y por fuera los tiradores no tenían un metro para lanzar con comodidad, por lo que el cuadro catalán casi doblaba al andaluz al final del primer acto (26-15).
Mal, muy mal, pintan las cosas para los sevillanos, y en el segundo cuarto la cosa no fue a mejor. El guión fue el mismo. Presión asfixiante sobre los jugadores del perímetro y los interiores sin recibir balones claros por dentro. Rivero, que entró por Miso, no fue la solución y Martínez, desquiciado con los suyos, incluso sacó a la pista a De Miguel, que no jugaba desde la jornada 16. Una vuelta justo después volvía el madrileño a la cancha, pero el problema era mucho mayor y requería de otras soluciones. Rercordaba al encuentro de la semana pasada con el Fuenlabrada, cuando a los hispalenses les costó más de 20 minutos enterarse de que estaban jugando un partido de la ACB. La rémora al descanso fue parecida a la del choque con los madrileños (16, por 15 del sábado pasado), pero el rival sí que era muy distinto. Y todo gracias a un parcial de 0-6 al final, con un Barcelona que rotaba el banquillo como ningún otro día, dando minutos a Trias -que apenas ha disputado 140 en toda la temporada- y a Barrett, pensando, claro, en la Final Four de Berlín.
Otra final tenía el Cajasol en el Palau, pero no se había enterado. Con 48-32 en el ecuador del choque y, sobre todo, las pobres sensaciones del Caja, mucho tendrían que cambiar las cosas. De momento, algo vital es que los anotadores comenzasen a aparecer, ya que Ellis y Tucker sumaron sólo seis puntos (los primeros de este último en el minuto 18) y que alguien tirase de tres, ya que tras 20 minutos la serie desde la línea de 6,25 metros indicaba un inusual 0/2 (2/7 al final). Si lo mejor del Cajasol no funcionaba, había que encomendarse al conjunto bilbaíno.
El Barça, que se jugaba la segunda plaza de la fase regular y el derecho de contar con el factor cancha en el play off por el título, excepto en la final si es con el Tau, no dio opciones a los sevillanos si quiera para acercarse. La máquina azulgrana aprovechó la segunda jornada consecutiva de brazos caídos de los sevillanos para realizar un entrenamiento con público y, en el tercer cuarto, por si no lo estaba ya, finiquitó el choque.
Mientras, en Zaragoza, el Iurbentia, que pelea por alcanzar la octava posición, se mantenía a una distancia de cinco puntos, siempre metido en el partido, manteniendo las esperanzas sevillanas de salir de Barcelona con la permanencia en el bolsillo. Con todo decidido en el Palau, un triple de Javi Salgado desde más de 7 metros a tres décimas del final heló el Príncipe Felipe y selló la salvación cajista.
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