Semifinales · Alemania-España

'San Puyol' nació en Durban

  • El central azulgrana completa un partido mítico con el gol que metió a España en la final de un Mundial por primera vez en la historia.

La negra y humeda noche de  Durban lo convirtió en gigante y en santo. Gigante, porque Carles  Puyol pareció saltar impulsado por las frustraciones históricas de  España hasta hacer parecer pequeño al larguísimo Gerard Piqué. Santo,  porque gracias a su gol de hoy ante Alemania, España luchará el  domingo por su primer título en el Mundial de fútbol. 

En la noche en que todas las esperanzas estaban puestas en el  joven y descarado Pedro Rodríguez y en el letal David Villa, el  defensa central de 32 años encontró el gol que se le resistió al  campeón de Europa durante 73 minutos. España hacía el gasto, Pedro  jugaba con endiablado entusiasmo, Villa dilataba sus fosas nasales  ante las redes inmóviles, pero el cero era invariable. 

Hasta que llegó Puyol para arreglar las cosas, precisamente él,  que ya adelantó que el de Sudáfrica 2010 será su último Mundial.  Precisamente él, que en sus comienzos a mediados de los '90 en las  divisiones inferiores del Barcelona, jugaba de extremo derecho,  después de mediocampista, pero terminó dedicado a impedir goles, no a  hacerlos. 

Si alguien sabe lo que es ganar, ése es Puyol. Capitán del  Barcelona de los seis títulos en la temporada 2008/2009, para el  seleccionador Vicente del Bosque es un puntal del equipo, por lo que  es probable que intente convencerlo de seguir, al menos, hasta la  Eurocopa de Polonia/Ucrania 2012. Ya estuvo en Austria/Suiza 2008, en  aquel 1-0 sobre Alemania en la final que sirvió de base al exitoso  equipo del Mundial. ¿Por qué no seguir persiguiendo el éxito? 

"Después del Mundial ya hablaremos", dijo recientemente el  central. "Creo que lo que hay en juego es muy importante y ya lo  valoraremos. Es una decisión que no tomaré solo, lo haré con el  míster y (el director general) Fernando Hierro". 

Ya tendrá tiempo para decidirse. Hoy, por lo pronto, cambió la  historia deportiva de todo un país, porque España jamás había llegado  a la final de un Mundial, porque España, como Del Bosque dijo a dpa,  veía hasta hace pocos años a los alemanes como "de otra raza". 

Faltaban tres minutos para las diez de la noche, el arco del  futurista estadio Moses Mabhida se recortaba blanco en la negrura del  cielo, y Puyol elevó sus 178 centímetros para cabecear el centro de  Xavi. Pareció un gigante entre tantos gigantes alemanes, saltó para  el cabezazo más importante de su vida y le puso al partido lo único  que faltaba y que España tanto había merecido: el gol. 

Sus compañeros se le fueron encima apenas el húngaro Viktor Kassai  marcó el final del partido, un final en el que no habló para las  cámaras de televisión, una pequeña superstición que mantiene. 

Sí le habló a sus compañeros. Fernando Torres -marginado hoy- lo  abrazó sonriente, Pedro, feliz como un niño, volvió a describirle el  gol, como si no lo hubiera hecho él, y Victor Valdés, su compañero en  el Barcelona, suplente de Iker Casillas en la selección, fue a  buscarlo para decirle lo que cualquier español sentía en medio del  bochornoso calor y el festejo a 10.000 kilómetros de distancia: desde  hoy, Carles es San Puyol.

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