Sevilla-elche · la crónica

Sándwich en el menú (3-0)

  • El Sevilla tira de oficio para resolver una cita emparedada entre los dos partidos europeos con el Villarreal. Los blancos liquidan al Elche en el primer periodo y después saben sufrir.

Nueva lección de cómo manejar las diferentes situaciones que depara el fútbol por parte del Sevilla. El conjunto de Emery supo controlar un partido complicado por la sencilla razón de que estaba emparedado por las dos citas europeas con el Villarreal. Es decir, el Elche era un rival inferior, pero los blancos estaban obligados a sortear el cansancio del pasado jueves y también a dosificar con vistas a la próxima batalla, que la habrá, seguro que la habrá a pesar del 1-3 de la ida. Y cuando se presenta este problema en un menú lo mejor es tirar por la vía más fácil, resolver con un sándwich y ya llegarán momentos mejores. Figuradamente, eso fue lo que hicieron ayer los nervionenses y, pese a la sensación de agobio en el arranque del segundo periodo con el peligro que generaban los saques de esquina de Fajr, el control fue absoluto desde que Reyes se fabricara ese penalti que allanó el camino.

Diseccionar en negro sobre blanco esa manera de llevar un litigio balompédico es mucho más fácil, sin duda, que hacerlo sobre el césped. No hay más que comprobar las dificultades del propio Villarreal en la matinal de Almería para corroborarlo, pero este Sevilla de Emery tiene en el oficio a una de sus principales virtudes. Y eso lo conduce a saber aplicar las recetas adecuadas para cada patología con el fin de que todo vaya discurriendo tal y como él considera oportuno. Ayer no fue una excepción, partió con la intención de manejarse con paciencia, de aguardar al momento oportuno para atacar a un Elche que se había plantado muy atrás.

Cuando el más adelantado de los ilicitanos, casi siempre Jonathas, se situaba una decena de metros por detrás de la línea del centro del campo, era evidente que la dificultad sería máxima para el Sevilla a la hora de atacar el sistema defensivo que proponía Escribá. Pero Emery no se alteró, había metido a seis hombres de refresco con respecto al equipo inicial que partiera en Villarreal, y la consigna que impartió fue que el balón se moviera con celeridad y sin correr más riesgos de los necesarios para no provocar una contra que pudiera incrementar las complicaciones.

Como siempre, Krychowiak bajaba para meterse entre los centrales y comenzar a construir el fútbol desde ahí. Mientras, los laterales se abrían hasta convertirse en delanteros, los teóricos extremos se metían al medio para ofrecer más líneas de pases y tanto Banega como Iborra permutaban sus posiciones dependiendo de las exigencias del guión. Sin embargo, existe un matiz importante en ese planteamiento que se producirá en torno al minuto 15 aproximadamente. No se sabe si por el juego de Jonathas o por la manera en la que el Elche trataba de tapar esa salida, a partir de ese instante será Kolodziejczak el que se encargará de sacar el balón desde el centro de la zaga, mientras que Krychowiak ocupaba su posición como vía para salir en el perfil izquierdo. Lo cierto es que el Sevilla tuvo más opciones por el manejo de la pelota del francés, mucho más osado a la hora de sobrepasar la presión de los rivales con sus pases interiores.

Bajo esos parámetros futbolísticos, el Sevilla tenía dificultades para hallar un fútbol profundo, claro que las padecía ante un rival que se aculaba muy cerca de Tyton. Pero en todo momento iba a tratar de superarlas con paciencia, con el toque del balón, con la búsqueda de las vías más adecuadas para hacerle daño al adversario. Y la primera de ellas estuvo en las salidas por su banda de Tremoulinas en busca de socios con los que provocar superioridad sobre la zaga del Elche. En una de esas incorporaciones halló a Reyes por ese costado y el utrerano se encargó del resto con su calidad. A falta de velocidad, tiró de habilidad para incrustarse entre dos rivales, Coromina lo siguió y picó en el engaño cuando lo derribó delante de las mismas narices de Estrada Fernández. Penalti excelentemente fabricado por Reyes, ejecución por parte de Bacca y el Sevilla se había puesto pronto con uno a cero a su favor precisamente en el día en el que más necesitaba esa ventaja tempranera.

Banega entendió entonces que era el momento propicio para meter una marcha más y hacerle sangre a un Elche que aparentó estar tocado con ese primer tanto. El argentino comenzó a mover la pelota con más celeridad e incluso robó algunas pelotas peligrosas muy arriba. Fueron unos minutos en los que Denis Suárez tuvo dos claras ocasiones para hacer el dos a cero, Bacca también dispuso de una en un disparo mordido... Hasta que llegó la fenomenal apertura de Banega para la incorporación de Coke y el posterior cabezazo de Bacca a puerta vacía.

El trabajo estaba casi finiquitado y sólo se había consumido media hora de juego, el Sevilla podía dedicarse a ahorrar algo de esfuerzo. No le fue mal al cuadro de Emery hasta que el Elche dio un paso al frente después del intermedio, aunque la verdad es que el principal padecimiento de los blancos llegaría en los numerosos córners que ponía en juego, muy bien por cierto, el marroquí Fajr. Ahí sí sufrieron los anfitriones y mucho tuvo que ver con eso que tres de los hombres de refresco de la alineación eran precisamente Reyes, Banega y Denis Suárez, a los que el físico les permite lo que les permite. Si a eso se le suma que Iborra comenzaba a estar fundido...

Hasta que Emery buscó los recambios en el banquillo y ya lo tuvo más difícil el Elche para seguir cerca de Sergio Rico. Tanto que llegaría el tercero de la cuenta para los sevillistas a cargo de uno de los recién salidos, Gameiro. El Sevilla había optado por un sándwich en una cena de compromiso entre dos grandes almuerzos, 52 puntos y a esperar la cita con el Villarreal. Ahí será necesario dar más del ciento por ciento.

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