El calendario empieza a ponerse serio para el Sevilla. La ida de los octavos de final de la Liga Europa, a domicilio, y la visita del rival al que ansía desbancar de la cuarta plaza, en Nervión, obligan al equipo de Unai Emery a olvidar el amargo trago de Getafe, un partido que dejó tocado al vestuario, aunque este equipo se levanta de tales batacazos. Mañana viaja el Sevilla a Basilea con el feo bagaje de no haber ganado ni un partido en Liga fuera y con el añadido de que sus cuatro visitas europeas se saldaron con derrotas. Y el domingo se definirá de una vez si el equipo nervionense va a luchar por la Champions o se quedará con el premio de consolación.

En cuatro días, el equipo de Emery afronta dos partidos que pueden ser determinantes. Que no haya un inusual vacío de emociones fuertes en lo que queda de marzo, abril y mayo hasta la final de la Copa del Rey dependerá de que el Sevilla continúe vivo en la Liga Europa y de que en la Liga siga con la aspiración de mirar al cuarto puesto. El segundo torneo continental lo tiene virtualmente amarrado después de superar al Eibar en el goal average y dejarlo ya a 9 puntos, que serían diez debido a la ventaja en los duelos particulares. Por tanto, el Sevilla está obligado a sacar un buen resultado en Suiza y a vencer al Villarreal para no sufrir un peligroso anticlímax, de consecuencias impredecibles por lo infrecuente que sería en este grupo y para esta afición una primavera sin electricidad hasta el último partido del curso. Una distensión de tal calibre podría incluso afectar a la óptima preparación del partido que cerrará la temporada en el Vicente Calderón ante el Barcelona.

El entrenador sevillista debe hilar fino para repartir los esfuerzos entre ambas citas de calado, y no le será fácil, puesto que la medular, ya se vio en el Coliseum Alfonso Pérez, es la línea que está sufriendo más el cúmulo de minutos y también la que peor lleva la rotación, por esa solución estéril de introducir a Carriço como refresco. N'Zonzi y Cristóforo están soportando el peso del equipo en esa línea mientras se reincorpora a la competición Krychowiak, que está en la última fase de readaptación. De hecho, hoy está previsto que el polaco se una al grupo a pleno rendimiento, aunque parece precipitado que entre en el equipo el jueves en el St. Jakob Park de Basilea; sí que podría hacerlo el domingo ante el Villarreal.

Además, Emery debe dosificar a Banega, el jugador clave en la creación de juego, tras cuyo gol y su inmediata salida del campo se hundió el equipo en Getafe, y a su goleador, Gameiro. Lo lógico es que ambos no sean titulares el jueves para recibir con el depósito de energía en óptimas condiciones al Villarreal, en lo que se antoja un partido de alto voltaje, una auténtica final para definir el cuarto puesto. De ganar, el Sevilla se colocaría a cinco puntos con 27 por disputarse y ya dependerá del resultado cómo quedará el goal average. De no ganar, el equipo de Emery se puede ir despidiendo de la cuarta plaza...

Llega además un Villarreal que puede presumir de seguir siendo el que más puntos ha logrado a estas alturas de la Liga en su historia, a pesar de llevar dos partidos sin ganar. Sólo cuando terminó subcampeón de Liga en 2008 el Villarreal lucía en la jornada 28 los 53 puntos con los que arribará a Nervión. Este dato ilustra sobre la gran temporada que está realizando el equipo de Marcelino, un bloque pétreo en defensa y muy dinámico en ataque que llega además justo un año después de la afrenta europea que le infligió el Sevilla, con aquel triunfo por 1-3 que dejó tocado al submarino amarillo, para hundirlo en los dos partidos posteriores, el 2-1 de la vuelta de deiceisavos de final y el inmediato de Liga otra vez en El Madrigal (0-2). En la primera vuelta, Marcelino inició su particular revancha, ganando por 2-1. Y ahora llega dispuesto a rematar la faena, aunque primero tiene el jueves otra cita de altura, recibe al Bayer Leverkusen.