Stop; se le va su fútbol
Mel debe aprovechar la enseñanza real que arroja la derrota de Cartagena: que el juego del Betis fue a menos desde Salamanca · Menos intensidad, bajas, asimetrías y jugadores en mal momento, causas
El Betis debe descorrer las cortinas y dejar que la luz entre en su vestuario para hallar las verdaderas razones de la derrota del sábado en el Municipal Cartagonova. Pepe Mel, como principal responsable de la plantilla, está obligado a repasar la trayectoria última de su equipo para acabar comprendiendo que el tropezón frente al equipo blanquinegro va un poco más allá. No se trata de un hecho aislado. Ni cabe buscar la culpa en la falta cometida por Arzu (¿o no es reprobable cómo conforma las barreras Goitia?). Tampoco es cuestión de querer ver más allá en la expulsión de Beñat, ni por parte de éste ni por la de un árbitro que quizá anduviese excesivamente riguroso.
Porque hacer eso sería quedarse en la coyuntura de una derrota. Y si bien una pizca de cada una de esas razones la explicarían, difícilmente alguien llegase por ese camino a su causa última, la única capaz de explicar el problema real y ayudar a ponerle freno.
Y es que el quid de la cuestión es tratar de entender por qué el juego colectivo del Betis ha ido a menos en las últimas jornadas. Más allá de resultados positivos, tras la brillante exhibición del Betis en Salamanca, el equipo da la sensación de haber perdido su fútbol. El Rayo, aun inocuo, le quitó el balón durante muchos minutos; el Celta lo dominó y pudo sentenciar el partido antes del descanso; el Xerez también lo puso contra las cuerdas con un juego valiente; y el Cartagena, de no ser por su impotencia atacante, debió ganarle antes el que a la fecha ha sido quizá su peor partido.
Ésa es la verdad. Y sólo la pegada del Betis ha servido para mitigarla. Lo que nunca debería es esconderla. Y si esta semana se incide en las lógicas y cálidas excusas del post partido, el equipo lo acusará. Todo lo que no lleve a un autoanálisis para aclarar por qué se han ido perdiendo las señas de identidad, será un error. Y éste podría ser más o menos así:
Pérdida de intensidad
Mel debía sospechar algo. Lleva semanas diciendo que si el equipo no corre lo mismo que el rival "es del montón" y algo de eso le está pasando. Aunque él niegue nada parecido a una encendida melina en los descansos, el Betis entra frío a los partidos y los rivales lo suelen dominar en las primeras partes. Le ha ocurrido en estos últimos encuentros y, más allá de otras razones más técnicas o futbolísticas, es un hecho que los jugadores no afrontan los partidos con el mismo vigor competitivo que exhibían en el inicio del campeonato. Esta pérdida de intensidad ha conllevado otra de identidad que amenaza con enquistarse si no se trata.
Las ausencias
Mel lleva unas semanas sin poder repetir el mismo once. Había dado con un equipo que casi se recitaba de memoria, pero se le han ido cayendo, por distintos motivos, puntales como Emana, Miguel Lopes, Israel o Dorado. Éstas no han llevado al técnico a dudar, pero sí a tratar de buscar soluciones que no acaban de dar resultados apetecibles.
Las bajas de forma
Causal o casualmente, en el rendimiento futbolístico del equipo ha influido, lógicamente, el decrecimiento en las prestaciones individuales de algunos futbolistas. Beñat no es el que sorprendiese con su brillante puesta en escena ante el Salamanca en la Copa. Salva Sevilla, excepción hecha de los dos balones de gol que le sirve a Jorge Molina frente al Xerez, también está dejando mucho que desear y no sólo en la faceta creadora, sino en la defensiva, ya que una cosa es no ser un especialista en la presión como Iriney y otra, mirarse la pierna antes de exponerla para robar un balón.
Momo es punto y aparte. Su fútbol ha ido tan a menos que ha pasado en dos semanas de ser titular a no ir ni convocado, mediando una suplencia frente al Xerez. Miguel Lopes, aunque sólo sea por las lesiones, tampoco brilló como otrora cuando jugó. Emana en Vigo naufragó...
Las asimetrías
El caso es que entre las ausencias y las bajas de forma, Mel lleva semanas dándole vueltas a cómo paliar ese bajón de juego que él, seguramente, haya advertido. Ha devuelto a Salva Sevilla al centro en detrimento de Beñat sin éxito, después de que el virgitano jugase algún partido con un ojo puesto en la banda derecha cuando ésta andaba huérfana, ha otorgado la titularidad a Ezequiel en la izquierda, ha apostado por alguien tan distinto como Juande en la derecha... Muchos movimientos, entre obligados e inducidos, algunos causados por el mal juego y las bajas y otros, empero, causa de ese mal juego.
El punto de inflexión
Si obligado es que el cuerpo técnico y los futbolistas reflexionen sobre el origen de la nueva situación creada (no se trata de una derrota aislada como la de Albacete), sin duda que los regresos de Emana y Miguel Lopes pueden dibujar un nuevo panorama. El tridente en ataque, bien trabajado, puede mover al equipo a dar un paso adelante. El portugués, tras el buen momento de Isidoro, podría jugar por delante de éste y coser la banda derecha hasta el regreso de Israel.
También te puede interesar
Lo último